El artista austríaco prefiere el jazz porque le permite improvisar| Gerry Weil: “Pienso que mi misión en Venezuela es ayudar a hacer cultura”

La vivienda de Gerhard Weilheim (Gerry Weil) es uno de esos apartamentos grandes, típicos de la Caracas de antes. Al entrar se visualizan los cuadros en un vestíbulo que lleva a una sala grande, en la cual se ubican una mesa ancha, dos butacas en el medio -pegadas a la ventana- y un piano grande muy cerca de una pared.

Encima del instrumento musical, varios cuadros enmarcados recuerdan que Weil es Premio Nacional de Musica (2008); y que fue la imagen de la marca Casio.

Quien dé un breve vistazo de izquierda a derecha a la pared de los reconocimientos, se sentirá obligado a detenerse en un diploma con letras japonesas que garantiza que el “Maestro del Jazz” en Venezuela es un karateca tercer dan en cinturón negro.

Gerry Weil, a sus 72 años, no se cansa de dar clases de música, componer y practicar el arte marcial; también, atender a su esposa Olga, a sus hijos Alexander y Gerard, y a sus nietos Valerie y Sebastián.

“Siempre hay tiempo para todo. Lo que hay es que tener paciencia y constancia. Si yo comencé a hacer karate a los 52 años y logré la cinta negra a los 72, ¿quién me viene a decir a mi que no se puede lograr las cosas?”, reflexionó.

DISPUESTO

Weil sacó tiempo de su agenda para atender al Correo del Orinoco en el mismo sitio por donde pasaron músicos como María Rivas. Ilan Chester, Evio Di Marzo, Horacio Blanco, Agustín Espina (arreglista de Mermelada Bunch) y el saxofonista Rafael Greco, entre otras y otros.

Cuando el músico se enteró de que una de las razones para entrevistarlo era la certificación que le dará la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte) como Maestro Honorario, dijo: “Gracias por informarme; para mí será un honor recibirlo”.

Sin duda, el motivo fue más que suficiente para que se iniciara la charla sobre su pasión: la música.

Weil es un austríaco que lleva cinco décadas en el país; se siente más venezolano que “las caraotas negras” y manifiesta estar enamorado de las riquezas culturales de la patria de Bolívar.

“Por eso te debo decir que yo me hice músico en este país, a pesar de que cuando llegué ya traía mis conocimientos”, agregó.

Una obra compuesta por 10 discos de jazz; una carrera dedicada a la formación de varios músicos, muchos de ellos con carrera internacional, y un sinnúmero de conciertos efectuados por todo el país hacen que cada palabra pronunciada por Weil esté cargada de una afinada armonía.

A los 72 años, el pianista tiene la capacidad de componer una canción en menos de dos minutos; esto, sólo “por el arte de la improvisación” que utiliza en sus conciertos muchas veces sin que el público se dé cuenta; sin embargo, no es egoísta, y por su salón de clases siguen pasando alumnas y alumnos de Caracas y de otras ciudades del país, quienes cada semana viajan para escuchar la nueva lección del maestro.

-¿De dónde vienen sus alumnos?

-Tengo de Mérida, Puerto La Cruz, Maracaibo, Valencia, Maracay, Caracas, entre otros sitios. Doy clases de lunes a viernes entre 8:00 am y 6:00 pm, y en algunas ocasiones, los sábados.

-¿Por qué considera que lo buscan tanto?

-Puede ser porque las escuelas son escasas.

-¿Qué le gustó de Venezuela como para quedarse 54 años?

-El mar, el tambor, la simpatía y naturalidad de la gente, la cual es totalmente opuesta a la rigidez y la formalidad europea. Vengo de familia humilde, no soy aristócrata; rápidamente me conecté con la gente humilde de acá, y me adapté.

-Usted vivió los últimos años de la Segunda Guerra Mundial. ¿Llegó al país por esa razón?

– No, lo hice porque a los 17 años mi mamá me mandó a traer. Ella vivía con su segundo esposo, y mi abuela ya no me podía tener en Austria.

-¿Ya había aprendido música en Austria?

-Sí, pero mi carrera musical la hice en Venezuela, toda, completa. En este país hice mi familia, me casé, tuve a mis hijos, prácticamente tuve toda mi vida. Tengo dos hijos, dos nietos y una esposa; todos som venezolanos. Son 54 años en este país; por eso, pese a mi acento, me siento más criollo que una caraota negra.

LA MÚSICA ES UN GESTO DE AMOR

-¿Cuál fue su motivo principal para estudiar música?

-La música es un gesto de amor de parte de Dios hacia el ser humano. Y a la vez el ser humano la usa como gesto de agradecimiento. Yo la estudié, porque para mí es lo más hermoso que hay en el universo. Pese a las historias horribles que el humano ha protagonizado -como la destrucción de la naturaleza, odios, rencores, desigualdades sociales, homicidios, torturas, entre otras cosas- todos tenemos un punto a favor que es el arte, y dentro de ese arte la música es lo más sublime.

-¿Por qué considera que entre las artes, la música es la más sublime?

-Porque conquista, no hace infeliz a nadie; de hecho, cuando consigas a alguien que sea un infeliz por escuchar música avísame para saber dónde está. La música la oyen hasta los que están en enemistad. Dice un filósofo famoso que cuidado del hombre al que no le guste la música, porque su corazón es oscuro.

-¿Tomó el camino de la música sólo por sentimiento?

-No sólo por eso. Me siento un hombre privilegiado, porque trabajo en lo que me gusta; es decir, me encanta hacer música y a la vez, con ella, mantengo a mi familia. Aquel hombre que hace lo que le gusta y por ello cobra, es un hombre bendito.

EL ARTE DE CREAR

-¿En cuánto tiempo usted puede componer una canción?

-Depende de la inspiración del momento. La última que hice, cuyo nombre es “El primer día del año”, la hice en media hora. Esa la compuse el 1 de enero y será presentada en mi próximo concierto (19 de mayo, en el Teatro de Chacao). También compongo frente a mi público; eso me gusta hacerlo.

-¿Quiere decir que le gusta mucho improvisar?

-Es que la composición no es más que una improvisación que se anota. En la música, el arte de improvisar es el proceso creativo más importante que existe. Un compositor es un improvisador que anota lo que viene a su mente intuitivamente.

-Pero la composición es un arte que se estudia, ¿cierto?

-Pueden haber fórmulas preestablecidas, mecánicas, y algunos que imitan a otros; pero el verdadero creador deja que la musa entre y que lo haga hacer.

-¿La composición es un don, o se aprende por el estudio?

-La gente no nace con eso. Se logra con la preparación. Yo lo hago porque tengo más de 60 años haciendo música.

EN EL AULA

-¿Puede una persona sin aptitudes llegar a grandes niveles musicales?

-(Risas) Cuando era niño, en Viena, me llevaron a un conservatorio y los profesores le dijeron a mi abuela que no tenía oído para la música: rítmico, melódico, armónico, ni de ningún otro tipo. Gracias a eso, me llevaron a estudiar pastelería, por eso yo sé de pastelería; sin embargo, tanta era mi pasión por la música que yo mismo me dediqué a estudiar hasta que logré ser lo que soy. Hasta el punto de componer una canción en 1,10 minutos, por ejemplo.

-¿Qué es lo primero que usted le dice a un alumno cuando acude a sus clases?

-Que si en las clases no siente felicidad y prefiere jugar beisbol, por favor que juegue beisbol y no haga música. Esto es para disfrutarlo. La música es para producir felicidad. El camino no es fácil. Lo otro que deben saber es que este es un camino difícil, pero con constancia y dedicación podrán lograr lo que quieren.

-Y del talento musical que hay en el país, ¿qué opina?

-Hay demasiado, porque tenemos en todos los géneros, como Amigos Invisibles que son reconocidos en el exterior con el pop, pero a la vez está el flautista Pedro Eustache, quien toca con Gianni y grabó en el último disco Paul McCartney. Fue el mismo que tocó la flauta en la banda sonora de la película La Pasión de Cristo- ¿Sabías que uno de los mejores pianistas de jazz en la actualidad es venezolano? Se llama Luis Perdomo, fue mi alumno. Es reconocido en Nueva York.

-Si le pregunto qué le cambiaría al país, ¿qué me respondería?

-Acá hace falta cultura. Pienso que mi misión en Venezuela es ayudar a hacer cultura. Soy uno de esos extranjeros “reencauchados” al que nunca oirás decir “yo me voy de esta vaina”. Mi trabajo es para sembrar cultura. Con esto, siento que en este país me he ganado mi puesto.

Weil hizo una pausa en su conversación y enseñó el cuadro que un maestro japonés de karate le dio cuando aprobó el examen para “graduarse” como cinturón negro.

-¿Hay alguna edad límite para aprender música?

-Para nada. Hay personas que aprenden música a los 70 años. Los límites no existen. ¿Quién me dice a mí que una persona de 80 años no llegará a los 100 aprendiendo música? El amor no tiene límites y la música es amor; por lo tanto, no tiene límites.

-¿A qué edad aprendió karate?

-Comencé a los 33, pero a los 36 me lesioné una rodilla. Luego retomé las clases a los 52 años, y 20 años después soy tercer dan de cinturón negro. Te pregunto ¿hubo límites para mi en el karate? Para nada, los límites nos los colocamos nosotros mismos.

LA DIVERSIDAD

-¿Porqué es maestro de jazz y no de otro tipo de música, como la clásica?

-Bueno, yo he estudiado a Bach, Beethoven, etc, pero esas composiciones son escritas desde hace años y se tocan igual. A mí me gusta más inventar, por eso me gusta el jazz. Te explico: el jazz es el género que recuperó el arte de la improvisación; es decir, de la creación espontánea. Por ello, me gusta experimentar dentro del jazz.

-¿Eso explica su intención de fusionar la música criolla con el jazz?

-Claro, porque estando en un sitio como Venezuela, tan rico en folclore, cultura y música; euna vez se me ocurrió mezclar los elementos musicales que hay en la nación.

-¿Ha hecho investigaciones sobre los ritmos musicales venezolanos?

-Por su puesto, incluso, he estado con religiones para saber cómo tocan sus ritmos, tales como el chimbangle y el golpe de tambor de San Benito. Yo conviví navidades con la gente de Bobures (Sur del Lago de Maracaibo), y hasta estuve metido en la santería, solo por razones musicales.

-¿Porqué no siguió con los santeros?

-Los respeto, pero no estoy de acuerdo con el sacrificio de animales. Hay deidades que piden aché, sangre. Con respeto, no estoy de acuerdo con el sacrificio de animales, pero así como estuve con ellos, también tomé clases de tumbadora, entre otros. Yo he investigado y lo sigo haciendo.

LAS CRÍTICAS

-¿Cuál es su opinión sobre los espacios que los medios de comunicación dedican para presentar las distintas tendencias musicales?

-Los medios suelen ser muy dedicados a promover artistas que tienen intereses económicos. Fíjate, VTV (Venezolana de Televisión) antes tenía un programa dedicado al jazz y ahora no lo tiene, aunque debo destacar que TVES sí ha transmitido algunos de mis conciertos.

-¿Pero la radio dedica más espacios al jazz?

– Poca. Hay una radio que es puro jazz, y la del Ateneo también lo hace, pero el resto promueven sólo a los artistas que les interesan.

-¿Qué opina de la prensa escrita?

– También es muy pobre su cobertura. Tal vez anuncian algunos conciertos, pero casi nunca hay comentarios sobre un recital que ya pasó; es decir, no lo cubren. Por eso uno nunca se entera de lo que sucede en la música.

-¿Esa poca cobertura ha afectado su carrera?

-Sí; no solo a mí, sino a todos los que no hacemos música que oigan las grandes masas. Ahora los reguetoneros llenan los grandes espacios. A mí me cuesta llenar una sala de 500 personas. Lo hago, pero tengo que trabajar mucho. Ir a periódicos, radios, repartir volantes, hablar con mucha gente, pedir favores. Esa es la diferencia.

-¿Piensa que sucede sólo en Venezuela?

-No. Yo me quedé asombrado cuando me di cuenta de que en Estados Unidos la música country se escucha más que el rock y el jazz. La gente que la escucha ronda 80%. Increíblemente, Bob Marley vende más discos en Estados Unidos que el jazz.

-¿Cuántas veces al año toca usted en el país?

-Tengo un promedio de 4 conciertos, aunque en este último periodo lo hice 12 veces.

-¿A qué piensa usted que se debió eso?

-A que me están descubriendo (risas).

– ¿Con tanto tiempo tocando?

-Claro, pero te digo algo sin ningún interés. Creo que en el país el Gobierno Nacional está haciendo algo para que este tipo de música se escuche, con sus conciertos en espacios abiertos. En Mérida toqué cuatro veces, así como en Puerto la Cruz, Maracaibo y acá en Caracas, en Sabana Grande.

“YO RAPEO EN JAPONÉS”

-¿Cómo será su nueva producción?

-Será con rap. Yo rapeo en japonés y en el último concierto que di “rapié” en japonés.

-¿Hace cuanto ha estudiado el rap?

-Todavía lo estoy haciendo. Es una manera de sentirte joven. Para eso está el estudio; es entender que no sabes nada y debes seguir estudiando. Aprender me mantiene joven.

DISCOGRAFÍA

Quinteto Jazz (1969)

The Messagge (1971)

Jazz en Caracas (1984)

Magic Mountain (1989)

Volao (1993)

Profundo (1999)

Free Play y Love Songs (2005)

Empatía (2006)

Navijazz (2006)

Tepuy (2003)

Texto/ Alex Carmona
Foto/ Loel Henríquez
Caracas

La música es un recurso que hace que el alma conozca y entienda de si misma…quienes hacen música, no son solo instructores de ella, si no, que conocen bien de qué se trata el asunto y ayudan al resto de sus congéneres a conocerse y entenderse mejor mediante el uso de la música, para amarse y cuidarse mas… al maestro Gerry Weil, no lo conozco en persona, pero si conocer su música es opinar de la calidad humana, la labor de él debe ser reconocida, no solo en Venezuela, si no, en todo el planeta, porque solo el hacer música y enseñarla, deja huella …muchas bendiciones y gran éxito para usted Maestro Gerry

  • sinceramente admiro y respeto este gran maestro y filosofo de la música por el vale la pena esforzar y aprender cada gran admirable conocimiento de el . e estado buscando información de el pues quiero ver clases de música con el por favor si me pueden dar información donde puedo ver clases se lo agradecería con todo mi corazom ya que su gran carrera y vida artística me ha inspirado en en retomar la música otra vez por favor les pido y les agradecería ayudarme…

  • Yo soy uno de los músicos privilegiado que pasé por las aulas de este gran maestro y amigo, a diferencia de otras escuelas, se preocupa por alimentarte el ser y no el ego con su energía mágica de muchacho. Un saludo y un abrazo grande mi maestro