En la Galería Freites|Jacobo Borges reveló sus procesos creativos a partir de medios digitales

A Jacobo Borges le importan las cosas mínimas, esas de las que nadie se percata al pasar entre calles atiborradas de gente. No le gusta decir que trabaja a partir de los detalles, pues el principio creador que rige su obra lo conduce a trabajar, más bien, con imágenes pequeñas, unidades que amplía a escalas gigantescas para crear a partir de la destrucción, como lo ha afirmado ya tantas veces.

Y esta dinámica de trabajo es aún más palpable en la etapa digital de su obra plástica, en la que Borges cambia los pinceles por un mousse, para continuar su exploración técnica.

El público caraqueño tuvo la oportunidad la mañana de ayer, en la Galería Freites, -espacio que acoge su última exposición- de conversar e interrogar al maestro, en un encuentro en el que éste explicó brevemente sus incursiones en los medios digitales.

La sala estaba llena de gente de todas las edades, interesadas en la conversa espontánea y juguetona del maestro. Las preguntas nunca fueron respondidas con respuestas directas, porque para Borges las respuestas quizás tienen orígenes mucho más antiguos que requieren ser aclarados para explicar y explicarse a sí mismo como creador.

LAS MENUDENCIAS DE LA CREACIÓN BORGIANA

“Yo he sido toda mi vida muy observador, y cosas que están aquí (obras) son cosas que yo he visto en carretera. Esas flores que no tienen ningún significado, que son pequeñas”, señala y se cuestiona ¿qué importancia tiene una cosa tan pequeña, qué significado pueden tener para el universo, para uno mismo, esas cosas que aparentemente no tienen un sentido con el universo”, explicó Borges.

Esta preocupación se materializa en la obra digital del maestro, conformada en gran parte por flores: rosa de la montaña, girasoles, etc.

El maestro contó que tomó conciencia sobre este punto, cuando un día entró a un mercado de flores y se acercó todo lo que pudo a un ramo. Estando tan cerca, todo se descontextualiza, y aparece ante su vista un pequeño bosque, un universo nuevo.

Y a partir de allí comenzó a trabajar las flores digitalmente e inició una serie sobre las estaciones, conformada por imágenes de la primavera, el invierno, el verano y el otoño.

En cuanto al proceso, Borges explicó: “Yo empiezo dibujando sobre el papel, escaneo eso y empiezo a trabajarlo en digital pero después regreso al negativo, es decir, regreso a lo analógico”, convierte la imagen en fotografía.

LABOR ARQUEOLÓGICA

El principio de destrucción que moviliza la obra de Borges, encontró en los medios digitales una herramienta para facilitar un deseo suyo que, hasta entonces, había sido imposible de satisfacer: convertirse en un arqueólogo de su propia obra.

Todos los cuadros del maestro están constituidos por muchísimas capas, que van destruyendo las subyacentes y van dejando en el olvido la idea o la pulsión plástica que las originó.

Borges explicó que a través de los programas de diseño con los que trabaja actualmente, puede volver una y otra vez a las capas anteriores, sin perder nada y teniéndolas todas al alcance. De esta manera, juega a ser un arqueólogo que excava sus cuadros para encontrar los primeros vestigios del cuadro, gracias a la tecnología.

“Muchas de las líneas (de los cuadros) son producto de la destrucción que yo hago dentro de las capas. Muchas de ellas son imposibles que yo las pueda hacer. Las líneas originales van desapareciendo y se van construyendo todo tipo de líneas”, describió el maestro.

En cuanto a las tecnologías, Borges confesó que no le generan ningún tipo de miedo, al contrario se mostró interesado y abierto con respecto a todos los avances que puedan ofrecer los medios digitales a sus procesos como creador.

Asimismo, señaló que también pintar con óleo es una tecnología e incluso más compleja. De esta manera el paso de un medio a otro le es completamente natural pasar de un medio a otro.

T/ Diana Moncada
F/ Luis Franco