Hace 150 años nació el autor de ‘Nocturno’|José Asunción Silva fue uno de los fundadores del modernismo en las letras hispanoamericanas

El 27 de noviembre de 1865 nació en Bogotá, Colombia, José Asunción Silva, quien junto al nicaragüense Rubén Darío y el cubano José Martí integran la primera generación que introdujo la corriente modernista en la poesía hispanoamericana. Silva innovó en la métrica del verso, imponiendo la musicalidad y la estética de los símiles, contribuyendo así a la nueva escuela a que dio nacimiento Rubén Darío con su libro Azul, cuya primera edición data de 1888.

SUMARIO

La infancia y adolescencia de Silva tuvo como signo auspiciador las tertulias literarias que su padre -comerciante-, patrocinaba en su casa o en el almacén de su propiedad, y en las cuales intervenían “escritores costumbristas como José Manuel Marroquín, José María Vergara y Vergara, Ricardo Carrasquilla y José David Guarín, entre otros…Rufino José Cuervo, Jorge Isaacs…y Teodoro Valenzuela” [http://www.biografiasyvidas.com]. A sus 19 años es enviado por su padre a Francia, para ensanchar las relaciones comerciales de su establecimiento en Bogotá. Con una existencia de 31 años, que culmina de un pistoletazo por propia decisión en 1896, Silva “se aventura en el irracionalismo, en

el clima misterioso que ya los simbolistas europeos habían inaugurado.

La estética de lo raro, lo misterioso, lo invisible, lo neurótico, exótico…” (Eduardo Camacho Guisado)

Al imponer la musicalidad como ley del silabario, e igualmente una original combinación de alejandrinos y trisílabos (“una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de

música de alas”), como se aprecia en Nocturno, el autor anima a los nuevos bardos de entonces a la renovación del discurso literario, que propone la tesis del arte por el arte.

SILVA EN CARACAS

Designado Secretario de la Legación colombiana en Caracas, en tiempos en que acá gobernaba Joaquín Crespo, tal designación, de rango diplomático menor, permite a Silva tratar a integrantes de El Cojo Ilustrado y Cosmópolis y participar con gran reconocimiento en tertulias literarias. Sin embargo, una disputa con el jefe de la Legación, así como lo reducido de sus ingresos, le hacen renunciar y regresar a Bogotá en enero de 1895. El viaje de retorno lo hace en el vapor ‘Amérique’, el cual naufraga frente a la costa de Barranquilla. Y si bien el poeta salva la vida pierde, con su equipaje, textos que llevaba para su publicación.

LITERATOS DE UNA ÉPOCA

A fines del siglo XIX, el modernismo trastornó el modo de versificar en lengua castellana. “Escribir poesía es ante todo hacer música” habría dicho Paul Verlaine. Y este aserto del simbolismo caló en los vates que desde Centro y Suramérica viajaban a la capital del Sena -considerada entonces como el centro de la civilización-, ente 1880 y los albores del nuevo siglo. Dos de ellos, Rubén Darío y José Asunción Silva, al romper con la ‘marcialidad’ del romanticismo, inauguran en Nuestra América un estilo centrado en la musicalidad. Y en tipo de sensibilidad que si bien ya se manifestaba con los románticos, ahora se le hace aparecer cubierta de una estética y formalismo que en muchos casos se aisla, en el oficio de construir versos, asumido como gesta intelectual y artística, del drama histórico y social y realidad política o configuración imperial del mundo, en medio del cual el poeta se inspira. De la producción de Silva quedan libros como ‘Intimidades’, ‘Poesías Varias’ y su más conocida, el ‘Libro de Versos’. También escribió la novela “De sobremesa”.

También a la prosa se exptendió el modernismo, con autores como José María Vargas Vila, al igual que el mexicano Gutiérrez de Nájera.

DESARRAIGO

El desarraigo típico de la transición entre el romanticismo y el modernismo en las dos últimas décadas del siglo XIX, expresó el signo de alejamiento de quienes haciendo virtud de la anomia, se enclaustraban en torres de marfil para producir una obra de exquisitez expresiva, empero, totalmente alejada del entorno local, nacional o externo en su compleijidad. Ello se daba en una atmósfera de culto a la sensibilidad extrema, que en numerosos casos adquiría tono de autodestrucción, y que se expresó en hechos como la afición consuetudinaria a la bohemia y bebidas alcohólicas, como sucedió con Rubén Darío, o a sustancias de carácter alucinógeno, como el excepcional vate francés Charles Baudelaire. O en otros casos -y tal fue el de José Asunción Silva-, dejándose arrastrar por un profundo halo de tristeza y ensimismamiento que transcurría en pasillos de bibliotecas y tertulias literarias, sin que las circunstancias del mundo lograsen sustraerles del sino trágico en sus vidas personales.

“SE SENTÍA INCOMPRENDIDO”

“Silva ha llegado a ser…un caso de exquisita sensibilidad…genialidad enfermiza, de los desvíos del ser superior…en fin (…) su desdén aristocrático y decadente…su suicidio a tan temprana edad [31 años] y, desde luego su ‘Nocturno’ mayor, han configurado la leyenda (…) El ‘Nocturno’ podría ser incluso el poema más editado y leído de todas las letras hispánicas (…)

Su curiosidad intelectual se saciaba en el último libro que caía en sus manos (…) De muy joven leyó y tradujo a Maurice de Guérin y a Béranger….Edgar Alian Poe, Baudelaire o a Bécquer…Campoamor y Núñez de Arce (…) su obra es…un intento de imitación, asimilación y adaptación de las letras decimonónicas…españolas o francesas, o incluso, norteamericanas.

La actitud poética de Silva expresa…el mismo conflicto…de los poetas franceses del simbolismo y la modernidad: la hostilidad del capitalismo…que…nace o se afirma contra el arte y la cultura (…) Silva se sentía incomprendido…como Baudelaire (…) tenemos…la persecución desatada contra él, que…llega hasta la justicia…con 52 ejecuciones, al quebrar su negocio y fracasar como comerciante” [E. Camacho Guisado y G. Mejía, Prólogo al libro ‘Obra Completa’ de José Asunción Silva, Cs, Biblioteca Ayacucho]

T/ Néstor Rivero
F/Cortesía
Caracas