También estará en la nueva temporada de La crema y nata|Julio César Marcano: “Cear un personaje es como volver a jugar es ser niño nuevamente”

“El crear un personaje es como volver a jugar, es ser niño nuevamente, pero un juego muy en serio, donde estoy comprometido con todo lo que hago, con todo lo que soy. Desde ahí, desde ese juego ir buscando mi verdad como persona, dándole pasó al personaje”, acota el actor Julio César Marcano, quien “con las uñas”, y junto de otros soñadores del mundo de las tablas, montará Miniña una yegua de otras tierras, del dramaturgo Elio Palencia, a estrenarse este sábado en el Teatro Nacional de Caracas, a las once de la mañana y estará por cuatro fines de semana.

Luego realizarán funciones en el Teatro Bolívar. La producción está a cargo de la agrupación Fundación Primera Escena y la dirección de Ángel Pájaro; mientras también estará en una nueva temporada de la pieza La crema y nata, escrita y dirigida por Elvis Chaveinte, a finales de año. Marcano además está a la espera del estreno en el país de dos cintas nacionales: Luisa, basada en la vida de Luisa Cáceres de Arismendi, dirigida por Juan Carlos Wessolossky, y Los Ochoseis, dirigida por Javier Mujica: “Esta última ya está participando en dos festivale: en el de Nueva York; y el International Film Festival de San Luis, ambos en Estados Unidos”.

-¿Cómo confeccionas un personaje?

-Cuando empiezo un proyecto me gusta mucho conversar con el director o directora sobre sus ideas, su visión ante el montaje, hacerle preguntas referentes a la obra, cómo ve el personaje y que está pasando por su cabeza. Soy un actor de proceso, de ensayos y error, de repetir y repetir de traer propuestas erradas o acertadas, es empezar de cero como si nunca he actuado, es abrir todo mi ser y dejarme moldear por el director, no quiero decir con esto que soy un títere no, pero ese primer acercamiento me da el impulso para lanzarme al abismo de la intuición, con las asociaciones y acciones de las escenas, y algo que es “desconocido” por mí como actor. Qué pasa en cada ensayo que me sorprende y sorprende al director, “algo” que nace, tengo que estar atento para captarlo y registrarlo, desde ese preciso momento voy creando el personaje.

-¿La gente de las tablas apuesta más a la comedia que al teatro de autor?

-Bueno, en lo personal cada vez que acepto un proyecto como actor, sea comedia o de autor, me intereso porque la obra diga cosas contundentes donde nos reflejemos como seres humanos, que se muestre nuestras miserias, nuestro lado oscuro; pero también la nobleza de nuestros sentimientos, convicciones ante la vida y ante nuestra sociedad presente. No acepto proyectos solo por si me dará dinero o no, o fama, o si hay figuras reconocidas. Realmente no es mi objetivo, que va más allá de eso: el deseo de decir como artista lo que me mueve por dentro y que anhelo comunicar. Me gusta hacer teatro de autor porque es exigente, hay que estar comprometido hasta los huesos con lo que se dice y se hace. Hay que investigar, estudiar, prepararse y ensayar mucho, diría yo “demasiado”, para lograr un resultado satisfactorio y sin miedo a decir las cosas, que quizás otros callan, eso me emociona, poder entrar en el subconsciente del público y decir lo que ellos piensa o lo que quieren gritar que se esconde en lo más profundo de su ser interior.

-¿Y la comedia?

-Para mí en el género de la “comedia” también se encuentran sumergidos grandes autores y es igual de exigente, porque también he hecho comedia y es muy difícil hacer reír, como también es complejo hacer aflorar los sentimientos del público. Los dos géneros son igual de importantes, ninguno desmerita al otro, y son merecedores de ser interpretados por grandes actores y actrices. El problema está cuando se cree que la “comedia” es buscar la risa fácil, donde se destaca el sexo, la pornografía, lo banal, los desnudos sin justificación solo por atraer público, ahí nos volvemos gigolós de nuestra profesión.

-¿Cómo ves el panorama del teatro venezolano hoy en día?

-De verdad absolutamente difícil, todo está cuesta arriba, pero el teatro está ahí más vivo que nunca en medio de la crisis. Hay muchos grupos emergentes y profesionales que están haciendo muy buen teatro. Se sigue y se seguirá haciendo teatro porque tendrá siempre su propia voz y nadie lo callara. En estos momentos es que la creación está a flor de piel, es cuando nos arriesgamos a hacer, crear y decir sin miedos, desde al amor y haciendo todo con amor y pasión es la manera como nosotros vamos a aportar al país.

-Cuando hablas de…..

-Quiero apuntar algo: no hay nada que nos ampare como hacedores del arte. Es duro decirlo pero es así y somos culpables de eso. Hay que exigir nuestros derechos, hacerlos respetar. A veces me quedo pensado por que el Sistema de Orquestas lo logró en su tiempo. También los deportistas, entre otros. ¿Y por qué nosotros el “medio artístico” está tan golpeado cuando somos la cultura del país? Se hacen montajes excelentes, dignos de ser representados en festivales fuera del país y dejar nuestro nombre de Venezuela en alto, pero de verdad se queda ahí todo el esfuerzo que hacen los grupos para montar una obra y lo que eso conlleva. Debemos unirnos.

T/ Eduardo Chapellín
F/ Cortesía
Caracas