Con joropo y carne en vara se celebran las Bodas de sangre en el Celarg

En esta oportunidad el clásico lorquiano sirve de excusa para encontrar, en un musical, las tradiciones venezolanas con su herencia andaluza

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Una versión musical y muy venezolana de la conocida tragedia lorquiana Bodas de sangre se presenta en la Sala 1 de la Fundación Celarg (Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos) hasta el domingo 1 de diciembre, en una temporada realizada en su totalidad a beneficio de aproximadamente 400 niñas y niños con cáncer oftalmológico (retinoblastoma), que son atendidos en la Unidad Oftalmológica de Oncología Infantil del Hospital Dr. Luis Razetti.

En este montaje sin precedentes el director y productor Eduardo Viloria y Díaz consigue establecer un diálogo entre algunos elementos culturales y manifestaciones artísticas del llano venezolano con sus respectivas raíces andaluzas, que están presentes en el texto poético teatral escrito por Federico García Lorca a comienzos de la década de los años 30 del siglo pasado.

MARIDAJE PERFECTO

Este equilibrado maridaje entre la obra lorquiana y nuestra llanura tiene un soporte que va más allá del origen llanero que indefectiblemente influencia a Viloria y Díaz. Como lo recordó el director y productor luego de la presentación a la prensa de esta versión de Bodas de sangre, fueron los andaluces quienes se asentaron en los llanos venezolanos luego de la llegada de Colón a tierras americanas.

En el llano venezolano, señaló el director, se habla frecuentemente en octosílabos, ritmo poético popular que aplicó el dramaturgo y poeta andaluz para la composición de Bodas de sangre. Inclusive, el subgénero del joropo conocido como golpe llanero se compone usualmente en octosílabos y en ocasiones en pentasílabos.

RECUERDOS DE FAMILIA

Igualmente, el uso frecuente de la sinalefa es una característica común en el habla llanera y un fenómeno ampliamente estudiado en la poesía de autores andaluces. Por otra parte, si bien Viloria y Díaz admite tener cierta influencia estética de la legendaria agrupación Rajatabla, confesó que en este caso no hay referencias de ningún montaje previo ni de ninguna otra experiencia más allá de su propia lectura y estudio del texto, conjugado con sus propios recuerdos del llano.

En la estética de la obra, con recursos escenotécnicos tal vez escasos pero contundentes y valiéndose de una paleta de colores terrosos, el montaje representa la aridez y el calor durante la sequía, así como la tranquilidad y negrura de la noche que arropa el llano, solo interrumpida por la majestuosidad de la luna.

LORCA EN 3X4

Gracias al aporte del director musical, Alfredo Gutiérrez, la obra escrita en verso y en prosa se ajustó a la métrica musical de 3×4 propia del joropo llanero. Con esta rítmica, las líneas del texto llegan al público entre recitadas y cantadas por el equipo actoral que recibió un intenso taller de dos meses de duración, a cargo del cantante lírico, pianista y director coral Johann Montenegro, quien además interviene sobre el escenario.

Las actuaciones son acompañadas con música en vivo, creada por el propio maestro Gutiérrez, quien por primera vez compone para una obra de teatro.

“La visión que tenía Eduardo (Viloria y Díaz) era llevar la obra hacia el llano venezolano y mi campo de trabajo es la música venezolana. Pero nunca había hecho música para teatro. En este caso me basé en la métrica del joropo venezolano que es 3×4 o 6×8”, confirmó el músico.

En algunos casos los versos de Lorca coincidían perfectamente con esta métrica, pero en la mayoría de los casos Gutiérrez debió apelar a todo su ingenio, técnicas y conocimiento en el área melódica para poder ajustar la letra con los géneros musicales tradicionales venezolanos, como zumba que zumba, quitapesares y pajarillo.

FUERZA ESCÉNICA

La obra de Lorca que por sí sola genera un torbellino sobre las tablas, está enriquecida en esta oportunidad por una fuerza interpretativa arrolladora, articulada con energía que emana de cada uno de quienes componen el equipo actoral, pero muy especialmente de la dupla conformada por Martha Estrada como la Madre y Valentina Garrido en el rol de la Novia, quienes demuestran, con estas actuaciones, la calidad y el abolengo de dos generaciones de intérpretes de nuestro país.

Tanto Garrido como Estrada se apropian de sus respectivos personajes, los meten en sus carne para exponerlos, como en un exorcismo, sobre el escenario.

El elenco se completa con las intervenciones de Gonzalo Velutini, Marisol Matheus, Asdrúbal Blanco, Nelson Lehmann y Sheila Monterola, entre otras figuras de diversas generaciones que integran un equipo de más de 20 personas sobre el escenario.

SOBRE LA TRAGEDIA

Bodas de sangre es una de las obras más conocidas de Lorca, quien se inspiró en un hecho real conocido como el crimen de Níjar sucedido en 1928, en Almería. La fragilidad de la vida, la muerte, el amor y la pasión son los temas que mueven la acción en torno a la celebración de una boda, entre un joven, cuya madre sufrió la pérdida de su marido, y a uno de sus hijos por culpa de los Félix, cuyo hijo Leonardo sigue enamorado de la novia.

El casamiento se completa, pero la novia se escapa con Leonardo en una fuga que moviliza a todo el pueblo.

Como es característico en la obra lorquiana, la muerte de los hombres amarga la vida de las damas en quienes recae el enorme peso de la tragedia.

Las funciones son los viernes y sábados a las 7 de la noche y los domingos a las 6. Las entradas tienen un costo cercano a los 45 mil bolívares y el 100% de lo recaudado en taquilla será para contribuir con los tratamientos que deben cumplir cerca de 400 niñas y niños con retinoblastoma, que son atendidos en la Unidad Oftalmológica de Oncología Infantil del Hospital Dr. Luis Razetti.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ María Isabel Batista
Caracas