Con película de muy bajo presupuesto se estrenó como director el venezolano Wolfang Vallejo

Para el cineasta venezolano Wolfang Vallejo tener un presupuesto limitado no es una excusa para no hacer cine. Esta afirmación la demostró de hecho con su primer largometraje de ficción como director y productor, Susurros del árbol, una película recientemente finalizada luego de una configuración de producción bastante particular, con un guión escrito en tiempo récord (cerca de tres semanas), una etapa de rodaje de apenas cinco días, la participación de solamente dos actores y un reducido equipo técnico que aportó su talento de manera voluntaria.

Según datos del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), el aporte tope de esta institución para un largometraje de ficción en Venezuela es de aproximadamente 176 mil dólares (a tasa Simadi/Dicom calculada en Bs 721 por dólar). Mientras que Susurros del árbol se realizó con unos 3.500 dólares aproximadamente, una cifra ínfima, más aún si se compara, no digamos con grandes producciones de la industria hollywoodense, sino con cualquier obra independiente promedio de Estados Unidos, Europa e incuso en Latinoamérica.

EN EQUIPO

En venezolano Wolfang Vallejo, residenciado en Argentina desde hace unos cinco años, pertenece el grupo independiente Cluster Audiovisual de la Provincia de Buenos Aires, un colectivo artístico fundado por el reconocido realizador José Celestino Campusano, que se dedica a hacer películas de bajo presupuesto, principalmente dentro del ámbito del cine comunitario.

Desde hace un par de años, este grupo ha realizado cerca de 16 largometrajes, de los cuales aproximadamente dos han llegado a circuitos comerciales, todas de bajo presupuesto, con equipo mínimo de trabajo y en el menor tiempo posible.

APROVECHAR LA OPORTUNIDAD

“Como el equipo técnico hace un trabajo voluntario, tratamos de demandarles el menor tiempo posible para tratar de no interferir con su trabajo habitual”, explicó Wolfang Vallejo.

Luego de participar dentro del equipo técnico de un par de propuestas de Cluster Audiovisual, el año pasado Wolfang Vallejo aprovechó un momento especial: el director del colectivo ganó el galardón al Mejor Director en el festival de Cine Independiente de Buenos Aires y el premio fue el derecho a usar durante un mes una cámara de cine digital de alta gama con todos sus accesorios.

Como el ganador no tenía ningún proyecto en puerta, donó su premio para que cuatro realizadores de la agrupación independiente hicieran sus óperas primas.

Wolfang Vallejo tampoco tenía nada entre las manos, pero para aprovechar la importunidad se comunicó con Juan Solá, un amigo novelista del interior de Argentina, quien se entusiasmó lo suficiente como para presentarle una propuesta al día siguiente.

Después de tres versiones del guión y con el equipo configurado se embarcaron en un rodaje de cinco días, “los más estresantes de mi vida, pero al mismo tiempo los más placenteros. Fue una experiencia única, muy exigente, pero también muy gratificante”, describió el realizador venezolano.

VENEZOLANA Y ARGENTINA

Para la preproducción, Vallejo recurrió a la novedosa modalidad del microfinanciamiento. Por esta vía consiguió el aporte de unas 13 personas que se asociaron a la película con unos 22 mil pesos argentinos, equivalentes a 1.500 dólares, de los cuales sobraron 50 que se están empleando en los gastos correspondientes a postulaciones a festivales internacionales de cine.

A decir de Vallejo, aun cuando los principales aportes para hacer esta película se consiguieron en Argentina, Susurros del árbol comparte esa nacionalidad con la venezolana.

“La película es venezolana y argentina. Generalmente, en el medio audiovisual la nacionalidad depende tanto del país de producción como de la nacionalidad del creador artístico, en este caso el productor y director. Por eso es venezolana y argentina”, aseguró el director.

Además, Vallejo no es el único venezolano dentro del equipo de Susurros del árbol. También es de la tierra de Bolívar la asistente de dirección Gabriella Renzulli, el camarógrafo principal Edgar Espinoza y la música original es de la agrupación Nomeolvides, de San Cristóbal. Igualmente la música del tráiler es de la banda nacional de reggae Rawayana.

SIN COMPROMETER LA CALIDAD

Este tipo de producciones que de alguna manera van a contra corriente de la gran industria cinematográfica, usualmente atraviesa grandes dificultades, no solamente por los escasos recursos sino por los tiempos de producción que, cuando son cortos, resulta de una fuerte exigencia y cuando son largos, a veces se corre el riesgo de ver los esfuerzos diluirse.

En cualquier caso, sostiene Vallejo, estos factores no necesariamente condicionan el valor artístico ni la calidad técnica de la obra.

La idea de hacer un cine de bajo presupuesto no implica hacer películas precarias. Siempre se busca hacer algo que se vea bien, con una estética adecuada y con una buena dirección de fotografía. En el tráiler de Susurros del árbol (que ya está disponible en Vimeo) se puede apreciar la calidad de la imagen”, insistió el realizador.

DE QUÉ VA

Susurros del árbol cuenta la historia de Salvador, un periodista argentino que, luego de siete años de ausencia de su país y tras la muerte de su padre, decide regresar desde Venezuela, para intentar seguir con su vida y lidiar con el duelo agravado por el hecho de no estar con su progenitor en el momento de su muerte.

De vuelta a su casa Salvador se reencuentra con Carolina, la última esposa de su padre y principal motivo de su decisión de irse de Argentina. Durante la inevitable aproximación resurge el roce que había entre los dos.

Por causas que los superan a ambos, Carolina y Salvador se ven obligados a permanecer juntos en una casa de campo y es ahí cuando se desatan y enfrentan los demonios de cada quien, los conflictos no resueltos del pasado y las cosas no dichas entre los dos.

“Es una película muy intimista, sobre la autoaceptación y acerca de como proyectamos en los demás nuestros conflictos para no ver nuestra propia basura”, adelantó Vallejo.

Según el director, se intentará la distribución comercial de esta película en Venezuela a partir del año próximo, luego de que se postule a la mayor cantidad posible de festivales internacionales.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Cortesía MARM