Nos alegramos profundamente, ha sido un camino muy largo (…), este fallo debiera marcar el fin de la impunidad en materia de abuso sexual clerical, destacaron el periodista Cruz, el médico Hamilton y el filósofo Murillo.
Karadima, quien fue separado de su actividad a raíz de las denuncias, fue expulsado del sacerdocio en septiembre pasado por orden del papa Francisco, quien a raíz de su visita a Chile en enero terminó por dar un vuelco a este caso y abrió nuevas investigaciones.
Como consecuencia del repudio al entonces obispo de Osorno, Juan Barros, Su Santidad dio un giro de 180 grados y envió al país austral al obispo de Malta, monseñor Charles Scicluna, en dos misiones que arrojaron escandalosas revelaciones.
Todavía no se conoce el texto de la medida dictada por el tribunal y se espera que la jerarquía de la Iglesia en Chile presente una apelación ante la Corte Suprema.
Pero el desprestigio de sacerdotes y obispos llegó a puntos sin precedentes en la historia, y con el visto bueno del Vaticano la Fiscalía Nacional adelanta investigaciones de por lo menos 119 denuncias de trasgresiones sexuales y pederastia.
‘El estado chileno se está poniendo al día a través de la justicia para que, independiente del poder de una organización, todos deban respetar por sus actos, especialmente si tienen a su cargo el cuidado de niños, adolescentes y personas vulnerables’, escribieron Cruz, Hamilton y Murillo.
Los tres acusaron a los cardenales Francisco Javier Errázuriz (arzobispo emérito de Santiago) y Ricardo Ezzati (titular de la Archidiócesis de esta capital), como encubridores de los abusos de Karadima.
El diario La Tercera indicó que el cambio de postura de la justicia se debió a la carta difundida en la semana que termina del cardenal Errázuriz al nuncio Giuseppe Pinto en 2009.
En la misiva, encontrada en los allanamientos al Arzobispado de Santiago, el prelado comentó que tras recibir las denuncias contra Karadima había resuelto no interrogar al párroco para no causarle molestias.