El índice de confianza del consumidor en Italia registró en mayo su nivel más bajo, producto de las tensiones por la recesión, los altos impuestos, el desempleo y los salarios sin movimiento.
La tercera economía europea vio caer ese indicador a 86,5 frente a 88,8 puntos de abril, de acuerdo con una publicación de la oficina de estadísticas, ISTAT
Los italianos tienen ante sí las consecuencias de los costos del endeudamiento de su país, los cuales retornaron a niveles preocupantes por el aumento de los temores de los inversionistas sobre el futuro de la zona euro, además de las fuertes medidas de austeridad.
La confianza del consumidor ha caído agudamente en los últimos dos meses en casi 10 puntos desde el ya bajo nivel de 96,1 en marzo.
Sobre la economía italiana pesa la debilidad general de la economía europea, lo cual ha significado que las importaciones desde fuera de la Unión Europea también bajaran un ocho por ciento en abril, en comparación con igual mes del 2011.
También es de gran impacto el desempleo juvenil cercano al 35 por ciento y un crecimiento salarial en su mínimo, por lo que el ingreso real disponible en la población es menor que hace 20 años, según las estadísticas.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) pronosticó esta semana que la economía italiana se contraería el 1,7 por ciento este año y el 0,4 por ciento en el 2013. Analistas consideran que la recesión que comenzó hace un año en este país no muestra signos de ceder, y las dificultades económicas son acompañadas por el malestar social y la violencia.
Para el economista jefe de la OCDE, Pier Carlo Padon, la crisis en la zona euro se ha vuelto más seria recientemente, y sigue siendo la más importante fuente de riesgo para la economía global.