Siete personas murieron este lunes|Continúan combates en el sur de Yemen

Al menos siete personas murieron este lunes en la ciudad yemení de Jaar durante un bombardeo aéreo del Ejército contra bastiones islamistas, mientras fricciones entre partidarios y detractores del gobierno multiplicaron la tensión en Sanaa (capital).

Un avión de la fuerza aérea yemenita atacó una mezquita en un área residencial de Jaar como parte de la ofensiva contra islamistas radicales que el Ejecutivo del presidente Alí Abdulah Saleh vincula con Al-Qaeda, y que en abril pasado tomaron la referida urbe meridional.

Tras la toma de Jaar, los extremistas se hicieron en mayo con Zinjíbar, la capital de la también sureña provincia de Abyan, así como otras ciudades donde han repelido los frecuentes bombardeos de cazas nacionales y estadounidenses.

El Ministerio yemenita de Defensa informó el domingo que 17 hombres de Al-Qaeda perdieron la vida como consecuencia de una incursión aérea en el sur, acción que siguió a una reciente emboscada en la que los irregulares propinaron numerosas bajas a los uniformados.

Los alegados miembros de la red islamista radical han conseguido afianzarse en esa zona de Yemen aprovechando el clima de inestabilidad, crispación política y desorden social resultante de las protestas antigubernamentales que desde enero exigen la renuncia de Saleh.

De hecho, medios locales indicaron que cinco manifestantes opositores resultaron heridos por hombres armados leales al Gobierno, que desde el domingo puso en alerta a sus tropas y unidades blindadas tras una explosión en Sanaa.

Las víctimas fueron baleadas por los progubernamentales que agredieron a adversarios de Saleh en la bautizada como Plaza del Cambio de la capital, donde se concentraron en las últimas horas unos dos mil efectivos y 15 tanques adicionales de la Guardia Republicana.

Los blindados están emplazados en las principales calles y carreteras de esta ciudad mientras muchos vehículos civiles permanecen bloqueados en las afueras de Sanaa por decisión de las autoridades, que intentan restringir la afluencia de inconformes.

Jefes y demás miembros de las tribus afines al mandatario yemenita continúan concentrándose en las afueras de la capital a la espera de ser llamados para entrar y actuar contra los opositores, muchos de los cuales se afincaron dentro de esta urbe decididos a usar la fuerza.

Saleh, quien sigue hospitalizado en Arabia Saudita recuperándose de heridas sufridas en un atentado en junio, se niega a renunciar y a aceptar una iniciativa del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico que contempla su salida del poder en el plazo de un mes.

Fuente/Prensa Latina
Foto/Archivo