Por Fernando Travieso|Corriente histórica (Opinión)

La corriente histórica bolivariana es la representante y creadora de la identidad venezolana, propulsora de la unión latinoamericana y caribeña y promotora de la igualdad social.

El mantenimiento de la Independencia es su principal objetivo, indispensable para el desarrollo de sus postulados, en los que el mantenimiento de las bases del Estado-Nación es esencial.

El Libertador Simón Bolívar en su Decreto de 1829 –en Quito, Ecuador– aseguró la propiedad del Estado sobre todos los recursos del subsuelo, siendo el fundamento de las leyes que hoy rigen la materia.

El sistema financiero internacional y sus transnacionales ven en el Estado-Nación un enemigo de sus intereses, en los que el control de sus recursos naturales es una meta a lograr.

La oposición venezolana representa a la oligarquía mundial, recibiendo instrucciones y apoyo financiero con la finalidad de minar la independencia nacional y entregar los reservorios de recursos estratégicos, como hoy sucede en México, Brasil y Argentina.

Los países que resisten sus tentativas son sometidos a campañas de desestabilización, como la guerra económica y la del precio del petróleo, buscando un cambio de Gobierno en función de la doctrina neoliberal.

Al ser el Bolivarianismo una corriente histórica, su mirada va mucho mas allá de las coyunturas electorales, de los reveces momentáneos, dado que en su esencia se encuentra la idiosincrasia de una nación.

El Chavismo se impondrá ante la arremetida internacional contra el país, que busca tomar control sobre la reserva de petróleo mas grande del mundo, la segunda de oro y la industria petrolera (Pdvsa) con el mayor reservorio del recurso a escala planetaria.

La oposición representada en la MUD es el instrumento para socavar la independencia en función de un plan transnacional en el que la eliminación del Estado-Nación es un requisito.

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