Crímenes de odio: parte de la agenda de la derecha venezolana

Comisión de la GNB fue atacada con artefacto detonado a distancia

Desde que el pasado 21 de mayo incendiaran vivo al joven Orlando Figuera, en las inmediaciones de la urbanización Altamira de Caracas, la oposición venezolana no ha dejado de usar como ingrediente macabro de su agenda la ejecución de crímenes de odio. Seguramente ya lo habían ensayado antes, pero desde esa jornada los venezolanos no dejamos de asombrarnos y conmovernos por la difusión de imágenes y testimonios que muestran la repetición de acciones similares y con una frecuencia inaudita.

El pasado 10 de julio, el defensor del Pueblo, Tarek William Saab, denunció ante la opinión pública un nuevo crimen de odio cometido en las cercanías del Conjunto Residencial Los Verdes en El Paraíso. Se trataba de un ciudadano sometido por una turba de manifestantes de la oposición. El hombre había sido desnudado totalmente y amarrado a un poste, visiblemente golpeado ante una jauría que festejaba el hecho.

En su cuenta de Twitter, el Defensor del Pueblo señaló que “quienes cometieron este delito de odio, lo hicieron con la mayor impunidad y a plena luz del día”. Indicó que los agresores estaban allí con sus rostros al descubierto. Narró que “el señor golpeado, escarnecido y amarrado en un poste en El Paraíso, solicitamos intervención d la GNB quien acudió al lugar y lo salvó de un seguro asesinato por parte de estos nuevos neonazis venezolanos devenidos ahora por algunos en «héroes» para afrenta de nuestra identidad nacional. Quien coloca la soga al cuello así (acompañó sus tuits con gráficas) como sus cómplices: son homicidas en potencia”.

William Saab alertó que se trataba de una tipología de “neonazismo que avanza a pasos agigantados en Venezuela; su siembra crece bajo terreno fértil en nuestro país, sin que el sistema de justicia con múltiples pruebas detenga esta barbarie #YA mañana será muy tarde”. Según cifras divulgadas por el propio Defensor, desde mayo han ocurrido en el país 30 casos similares. Es decir, un crimen de odio cada 3 días desde que comenzó la nueva etapa de violencia ordenada por la dirigencia de la oposición. A la gravedad del asunto se suma la impunidad, los autores de esos hechos continúan libres.

“SE LO MERECEN POR CHAVISTAS”

Ciudadano agredido y linchado por grupos opositores el 10 de julio en El Paraíso

Una de las frases que simbolizan los delitos de odio cometidos por la oposición es aquella de “se lo merecen por chavistas”. Ahí está concentrada la carga de veneno que a diario vemos en las redes sociales y que son escuchadas como testimonios de las razones y motivos por los cuales se debe “justificar” la ejecución de tales crímenes.

Esa misma frase fue la que se escuchó cuando lincharon y asesinaron a un teniente retirado de la GNB en el estado Lara, el pasado 27 de mayo. Danny José Subero fue golpeado, torturado y asesinado por una turba de opositores que lo calificaron de chavista e infiltrado. La prueba definitiva para argumentar la “validez” de tal atrocidad fue localizar la credencial militar de Subero.

Fue así como las amenazas de exterminio contra el chavismo, que eran proferidas en las redes sociales, se fueron convirtiendo en una trágica realidad de linchamientos y gente incendiada viva. ¿Es esta una forma de lucha de la oposición?

El 20 de mayo, la periodista Madeleine García difundió en su cuenta de Twitter el video que muestra cómo prendieron vivo a Orlando Figuera. La respuesta de un usuario llamado Javier Uria @JaruDesigner fue: “Se lo merecen muerte a los chavistas, que ustedes ya matarón a 51 personas encabezada por el dictador de Maduro así que no me venga a llorar”. No hay pruebas de que el Gobierno ordenara el asesinato de 51 personas, tampoco había pruebas de que el joven Figuera fuese chavista. La única prueba de todo es el odio sembrado por la dirigencia opositora y sus medios, el peligro de abismo que corre el país con un sector enceguecido de tal forma.

MEDIOS QUE SON PARTE DEL FESTÍN DE ODIO

El pasado 10 de mayo el este de Caracas fue secuestrado como tantos otros días en los últimos tres meses. El escenario era similar, un llamado “trancazo” en el que grupos violentos hacían trincheras en las calles para atacar a los efectivos de la fuerza pública. Junto a ellos un cúmulo de medios de comunicación, reporteros, muchos de ellos con acento extranjero.

Pero todo estaba preparado para la ejecución de un ataque terrorista contra los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana. Todo preparado con detalle y desparpajo. Se trataba de la colocación de un artefacto explosivo que sería detonado a distancia. Todo filmado, todos estaban conscientes de que era inminente un crimen letal. Siete efectivos de la GNB heridos, el artefacto estalló al paso de su tránsito motorizado. Un reportero con acento extranjero dijo: “A esta hora acaban de lanzar un objeto explosivo a la Guardia Nacional… así ha quedado la motocicleta de la Guardia Nacional quemada luego de esta explosión”.

El artefacto no fue lanzado. En los videos se observa cómo colocaron el artefacto, esos reporteros estaban en el sitio. Es particular también la forma de “informar” sobre el hecho. Para los medios de la derecha se trató de una “explosión”, no de un ataque con intenciones letales. Por ejemplo, Caraota Digital dice: #10Jul Dos efectivos de la #GNB heridos durante explosión en #TrancazoPorLaLibertad en #Altamira. Poco les faltó para llamar héroes a los autores del atentado.

Otros dos efectivos de la GNB fueron heridos de bala durante la jornada de violencia del 10 de mayo, sí, de bala. En cada etapa de sus planes de asalto al poder, son los miembros de los cuerpos de seguridad las víctimas invisibles de los grandes medios. Pueden ser asesinados o heridos, siempre habrá la justificación del odio y la apología del crimen para ocultar la peligrosa barbarie hacia la que la MUD y sus jefes desde el exterior quieren llevar al país.

ASÍ PROVOCARON EL HOLOCAUSTO DE RWANDA

La serie de delitos de odio que han cometido grupos de oposición de seguro nos traen a la mente las historias que narran el horror vivido en Rwanda, nación que en el año 1994 fue sacudida por uno de los más terribles conflictos basados en el odio. Como en casi todos los países africanos sufrió las profundas heridas del colonialismo europeo. Bélgica, como otras metrópolis imperiales, practicaba al pie de la letra el divide y vencerás. Además las fronteras africanas fueron construidas a modo de botín para los bandidos imperiales, irrespetando los territorios anscestrales de los diversos grupos étnicos, tribus, intentando aplastar identidades, tratando de borrar el pasado y la cultura de los pueblos.

Al escenario descrito anteriormente se sumaron los medios de comunicación como multiplicadores del odio y el resentimiento entre los grupos étnicos: hutus, quienes eran la mayoría de la población y los tutsis. Según cifras de la ONU, más de un millón de personas fueron masacradas. El grupo militar creado por tutsis (quienes representaban hasta un máximo de 13% de la población según diversos cálculos), tomó control de todo el país. Los gobiernos de Europa evadieron cualquier responsabilidad y voltearon sus miradas.

La historia que estará a simple vista, al alcance de los medios de comunicación masivos, será el de dos “bandos” raciales que se enfrentaron, es la simplificación que les conviene. Pocos contarán la evangelización forzada ejecutada desde principios del siglo pasado por la Iglesia católica en Rwanda, o cómo la monarquía belga imponía a la minoría tutsi privilegios para dominar a las grandes mayorías que eran hutus. Cómo empezaron a sembrar un ambiente de matanzas y venganzas entre pueblos cuyo enemigo real era el imperialismo, pero a quienes convencieron que debían odiarse entre ellos, con un único fin: la dominación.

En 1994, los medios y el imperialismo propiciaron el genocidio por odio en Rwanda

¿QUÉ SON LOS CRÍMENES DE ODIO?

Luego de 100 días de violencia, la oposición venezolana ha demostrado que su cóctel más peligroso no son las molotov ni su marca de fábrica: los “puputov”. El más letal cóctel que han esparcido por nuestro suelo es el del odio. Quemar vivo a otros seres humanos, lincharlos, pasó a ser un circo romano para la derecha y quienes perdieron la sindéresis a partir de la justificación y la celebración de tales actos de barbarie.

El silencio de la dirigencia de la MUD ante tales actos demuestra que no son casuales ni aislados, más bien premeditados y parte de la misma estrategia de enaltecer el discurso de la violencia. La abogada salvadoreña Alba Cortés indica que los crímenes de odio tienen como características: agresiones dirigidas a lesionar derechos, víctimas seleccionadas de acuerdo con un perfil particular, están motivados por la intolerancia a un grupo social determinado.

La abogada Cortés también establece cuáles son las diferencias entre los delitos comunes y los delitos de odio, explica que “los crímenes de odio también tienden a ser excesivamente brutales y causan un mayor trauma físico a las víctimas”, además “tienen un impacto más amplio que los delitos comunes debido a su potencial para incitar el miedo, dividir sociedades y crear ciclos de violencia y represalias”. Dicho argumento coincide como pieza de un rompecabezas en torno a lo que persigue la oposición con la ejecución de tales delitos.

Pocos países en el mundo tienen tipificados en sus leyes los crímenes de odio. Podría la próxima Asamblea Nacional Constituyente servir de instrumento para que en Venezuela la justicia sea un poderoso muro de contención frente a estos actos contrarios a la propia naturaleza de la humanidad. Ello no justifica, obviamente, la inacción de la Fiscalía para enfrentar tal amenaza para la paz de las grandes mayorías del noble pueblo venezolano.

T/ Chevige González Marcó
F/ Archivo CO
Caracas