Cristiano Ronaldo es un ídolo de masas y sabe perfectamente cómo contentar a sus seguidores. En su presentación con Al-Nassr todo el mundo esperaba que gritase su famoso ‘siiiiuuu’ desde el primer momento en que agarró el micrófono inalámbrico que le dieron los presentadores.
Sin embargo, pasaban los minutos y el grito se hacía de rogar. El portugués tenía palabras de agradecimiento para su nueva afición por la cálida bienvenida que ha sentido en su llegad a Arabia Saudí con su familia, hablaba de sus objetivos y hasta tenía un guiño hacia el emergente fútbol femenino del país. Pero ni rastro del ‘siiiuuuu’. Al menos de su boca, porque en la grada se escuchaba una y otra vez.
Cristiano lanzó balones a la grada, se hizo selfies con los presentadores, saludó a los canteranos del club y hasta presentó a Georgina y a sus hijos al césped. En ese momento, volvió a coger el micro, volvió a agradecer el cariño y anunció que se le había olvidado decir algo tras escuchar a Cristiano Jr. susurrarle algo al oído.
La presentadora le echó un cable y, con los pulmones llenos, el portugués gritó «¡Ana alamy!» que podría traducirse como «Soy mundial» (o global), en referencia al apodo de Al-Nassr a quien se conoce en el país árabe como el club global (mundial).
Al escuchar sus palabras en árabe el público se volvió loco. Más que con el ‘siiiiuuu’ que nunca llegó. Cristiano, su ídolo, les acababa de hablar en su idioma haciendo referencia al nombre popular del club de sus amores. Una gestión de ‘marketing’ perfecta, a la altura del icono global que es CR7.