Por Aníbal Castillo|Cuando los hombres “buenos” se quedan de brazos cruzados (Opinión)

El día 7 de abril de 1994 comenzó en la nación africana de Ruanda un horrendo genocidio de dimensiones atroces, el cual le dejó al mundo una inolvidable lección, así como que puso en entredicho la función que cumplen las organizaciones internacionales, al igual que la honestidad de las naciones súperpoderosas, que por infinidad de razones políticas, económicas y hasta religiosas, se hacen llamar “buenas”.

Dentro de poco se cumplirán 20 años de aquel sórdido evento en el que cerca de un millón de ruandeses de la etnia Tutsi perdieron la vida en menos de un mes, a manos de radicales de otra etnia utilizada por poderes extranjeros, buscando llevar a cabo una política de limpieza étnica.

En aquel momento se escuchaban constantes avisos en la radio, carteles, anuncios de diversa índole, en los que claramente se decía que tendría lugar un genocidio de enormes proporciones, pero por no tratarse Ruanda de un objetivo atractivo para las superpotencias, el genocidio del pueblo Tutsi ocurrió prácticamente a sabiendas de todos, pero sin que nadie, sobretodo las organizaciones y naciones “buenas” moviesen un dedo para impedirlo.

Hoy en día, en Palestina, ocurre una situación muy similar, pues no solo tiene lugar un apartheid antipalestino que busca borrar todo rastro del pueblo árabe que habita este territorio, sino que ocurre una flagrante violación de las resoluciones de la ONU, las cuales establecieron a Jerusalén como territorio internacional, de manera tal que ninguna otra nación puede posesionarse de ella, así como el reconocimiento de un Estado palestino.

Sin embargo, el Gobierno sionista de Israel continua con su progresiva anexión de territorios en Cisjordania, la judaización de Jerusalén, y el asedio a Gaza, haciendo construcciones en zonas que no les pertenecen, con el objeto de irse adueñando progresivamente del poco territorio que aún queda en manos palestinas.

Mientras tanto, continúan los asesinatos, las persecuciones y la violación de derechos fundamentales contra los palestinos.

En el caso de Ruanda quedó para la historia una tragedia que ocurrió porque los hombres “buenos” no hicieron nada aun sabiendo lo que vendría.

En cuanto a Palestina, el “mundo bueno” contempla mudo cómo el pueblo palestino poco a poco es borrado en silencio de la faz de la tierra. Ha sido declarado por la ONU el 2014 como año de la solidaridad con el pueblo palestino.

Esta vez, ¿los hombres buenos del mundo volverán a quedarse callados, sabiendo lo que ocurre?

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