Por Carolina Escarrá G|Cuando preguntan… (Opinión)

Cuando me preguntan del extranjero qué es lo que realmente está pasando en Venezuela, les respondo que es la pugna entre dos modelos de país y de vida que constituyen bloques históricos irreconciliables, donde no se trata de conciencia o no de clase y la consecuente lucha; sino que mas bien se trata de imponer la lógica de dominación y poder a través de la riqueza y el estatus, en la que la élite mundial tiene muy claros sus intereses orientados a desdibujar fronteras, y a eliminar el significado de la Patria/Matria.

También les digo que no se puede entender lo que sucede en nuestro país sin analizar lo que sucede dentro de lo que es la Patria Grande latinoamericana; y que debemos pensar en lo que puede suceder al vernos en el espejo de otros países icónicos como Argentina y Brasil por ejemplo, ambos ubicados en el G-20 y entre los países emergentes que se atrevieron a proponer una arquitectura financiera mundial distinta a la imperante aunque tal vez, sin romper completamente con su lógica perversa.

En ambos lugares las élites lograron las «salidas» planteadas. En un caso, por medio electoral en el que se disputaban dos candidatos con tendencias similares; y en el otro, de una manera absolutamente ilegítima, dieron lo que se ha conocido como un golpe parlamentario, al estilo del utilizado en el caso de Fernando Lugo en Paraguay y donde la justicia se desvanece.

En ambos casos, los nuevos detentores de la banda presidencial han aplicado lo que Naomi Klein dio en llamar la doctrina del shock que justifica la asunción de medidas neoliberales que favorecen a las élites y oligarquías empresariales, una vez que las mismas han llevado al país a los niveles mas grandes de lo que Zbigniew Brzezinski dio en llamar el caos constructivo, desde los años 60, traducido en la situación venezolana actual por parte de la MUD como “crisis humanitaria”, para justificar no solo la aplicación de medidas desesperadas de sacrificio popular, sino una intervención externa en nuestros asuntos internos, que ya han asomado autoridades estadounidenses y que ha sido fortalecida con la continuidad del decreto Obama, donde declara a Venezuela como “amenaza” a su política exterior y seguridad nacional.

Se trata de representación versus participación; se trata de poder empresarial vs. Poder Popular. Se trata de diferenciar entre la vida y la muerte de la sociedad y lo que le queda de humanidad.

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