La columna globoaterrada|Cuestión de escala (Opinión)

No se puede impulsar un avión con el motor de una licuadora. La demolición de un edificio no se puede hacer en tiempo razonable con martillo y cincel. Es un tema de escala.

Al nivel económico y social sucede lo mismo.

El proyecto “Acude” de alfabetización en los años 70 y 80, fue un esfuerzo muy pequeño en relación con las dimensiones del problema y su impacto fue mínimo. Fue como un “demo” de lo que se podía hacer. Consciente de la escala del problema, el comandante Hugo Chávez diseñó la Misión Robinson, un proyecto de concepción cívico-militar y de características masivas.

El comandante Chávez lo dijo varias veces: hay que usar las matemáticas.

El problema de la basura en Caracas y otras ciudades grandes necesita una solución a una escala mucho mayor. Comprar, digamos, 20 camiones de basura, no cambia la escala de la solución. Pagarle 200 bolívares a cualquier ciudadano que lleve una bolsa grande de basura a un botadero, cambiaría la escala de la solución. Obligar por ley a las embotelladoras a recibir los envases desechables y a pagar por ellos, cambia la escala de la solución.

Lo único que hay que hacer es sacar cuentas, cálculos sencillos de volumen.

La falta de productividad necesita soluciones a una escala muy superior a las practicadas hasta ahora. Dar créditos a los productores no cambia la escala de la solución. Desviar el dañino capital del sector parasitario de la economía hacia actividades productivas cambia la escala de la solución. Esto se podría hacer limitando por ley las ganancias del parasitismo.

Simplemente calculemos cuánto dinero mueve cada sector de la economía.

El problema del dañino dólar paralelo, marcador de precios del sector parasitario de la economía, necesita una solución a otra escala. Inyectar dólares a Simadi no cambia la escala de la solución porque seguimos fomentando la apetencia por el dólar. Vender petróleo en bolívares cambia la escala de la solución, porque fomentamos la apetencia por el bolívar y tendremos muchísimos compradores internacionales de nuestra moneda, deseosos de adquirir petróleo.

¡Usemos la imaginación y las matemáticas!

T/ Emilio Hernández
emiliofhg@gmail.com