Christian Salas, Henry Pillajo y Jorge Puente, miembros de la corresponsalía de Telesur en Quito|“Cumplimos con nuestro trabajo y con la democracia en Ecuador”

Telesur, en la voz de Christian Salas y las imágenes de la cámara de Henry Pillajo, llevó a América Latina y parte del mundo la realidad del golpe de Estado

Un grupo minoritario de uniformados de la Policía Nacional de Ecuador salió a la calle para reclamar derechos laborales que el gobierno estaba cercenando con una ley que para ese momento no había sido sancionada. Esa matriz noticiosa recorrió el planeta a través de las grandes emporios de la comunicación de la derecha mediática internacional. Luego de varios horas de transmisión por la cadenas televisivas del norte, nunca asomaron en sus partes informativas el golpe de Estado que estaba en proceso en ese momento en Ecuador.

Sin embargo, la verdad de lo que estaba ocurriendo en la nación andina pudo colarse a través de la muralla desinformativa eregida por la canalla mediática internacional. Telesur, en la voz de Christian Salas y las imágenes de la cámara de Henry Pillajo, llevó a América Latina y parte del mundo la realidad del golpe de Estado contra un presidente electo democraticamente y con una índice de popularidad sin precedentes en Ecuador.

La pantallla de los pueblos del sur presentó las tomas de la primera acción de los policías sublevados: la toma del aeropuerto de Quito, del Regimiento N° 1 y la sede del Parlamento. Posteriormente, un grupo de encapuchados atacó la sede del canal público de televisión Ecuador TV. Periodistas de la estación identificaron al abogado del Lucio Gutiérrez como uno de los líderes de la arremetida.

Al principio comenzó como una manifestación. Era una protesta de un grupo minúsculo de la Policía de Ecuador, quienes estaban reclamando unos derechos laborales que suspuestamente estaban siendo cercenados por el presidente Correa. Poco a poco, al pasar de la horas, nos dimos cuenta que esto iba más allá. La gente también se dio cuenta que el presidente Correa estaba siendo sitiado y fue secuestrado por elementos policiales”, aseveró Christian Salas, periodista ecuatoriano de 32 años de edad, quien lleva tres años al frente de la corresponsalía de Telesur en Quito.

Acotó que también presenció la violencia cuando fue derrocado el hoy golpista Lucio Gutiérrez. “Es la primera vez que me estoy en una situación así. Estuve en el derrocamiento de Lucio Gutiérrez, donde hubo actos de violencia sin embargo fue una insurgencia popular diferente a ésta. El nivel de violencia fue mayor en esta situación. Hubo mayor cruce de balas”, preciso el periodista.

Destacó que la gente respondió inmediatamente cuando el Mandatario ecuatoriano fue secuestrado y ya se tenía la certeza del golpe de Estado. “La gente fue al palacio de Gobierno, salió a la calle. Luego se trasladaron al hospital de la policía. La gente de las provincias aledañas a Quito también estuvieron presentes. La meta era proteger y resguardar al hombre que ellos eligieron, a su presidente”, explicó. “También había gente con banderas de otros países en las manifestaciones de apoyo al presidente Correa”, agregó.

La tensión y la incertidumbre reinó por diez horas en Quito. La gente en la calle y los uniformados insurrectos atacándolos. Venezuela, América Latina y parte del mundo estuvo en vilo, esperando el desenlace. Christian Salas no dejó de informar. Henry Pillajo no dejó de tomar imágenes y Jorge Puente de asistirlo.

Todos esos discursos mal intencionados de la oposición de gente interesada en conspirar, en desestabilizar se quedaron sin piso en el momento que se presentan elementos concretos para decir que si hubo un intento golpe de estado”, recalcó.

Nosotros tuvimos desde el principio en el regimiento. En la parte trasera de este regimiento está el hospital donde posteriormente llegó el presidente Correa. Por allí iba salir el Correa. No podía salir por la entrada principal del regimiento porque los policías se lo impedían y hasta lo agredieron. Eso lo obligó salir por la parte de atrás donde está el hospital. Hizo que lo atendieran sintió un fuerte dolor en la rodilla que había sido intervenida quirúrgicamente después del forcejeo y la violencia. Allí permaneció. Los funcionarios insubordinados armaron un cordón y secuestraron al presidente”, detalló.

El equipo de Telesur integrado por Christian Salas, Henry Pillajo y Jorge Puente estuvo de las 8:00 am hasta más de la media noche en plena acción. Aunque cada quien por su lado.

Con Henry (camarógrafo) estuve hasta que se pudo. Las circunstancias nos separaron. Estuvimos dispersos, cada quien por su lado. El haciendo las imágenes. Estábamos, informado. Jorge se quedó en la sede de la corresponsalía proporcionándonos apoyo, llamándonos y calmando a nuestros familiares, quienes telefoneaban constantemente para ver cómo estábamos. Trabajamos en equipo”, explicó Salas.

Salas contó que los periodistas fueron agredidos por los insubordinados. “Al principio los policías atacaban a todos los medios sin discriminación. No querían ser identificados. Ellos querían proteger su identidad y ocultaban su rostro. Nuestro camarógrafo (Henry Pillajo) estuvo secuestrado por la policía por varias horas y en la tarde nos quitaron la cámara. Gracias al pueblo ecuatoriano pudimos recuperar todo”, subrayó Christian Salas.

EL RESCATE: 9:30 P.M:

Los sonidos de la lluvia de balas, gritos y la incertidumbre se observaron en la pantalla de Telesur. Quienes estaban en las inmediaciones del hospital de la Policía de Ecuador corrían el riego de morir, mientras quienes estábamos frente al televisor respirábamos un aire de rabia y frustración. La vida del presidente de Ecuador, Rafael Correa, estaba en peligro. Fueron minutos de alta tensión. Christian Salas, a través de su teléfono celular, no dejó de informar. Las imágenes en vivo y directo eran transmitidas por Telesur.

Tropas militares leales enfrentaron los embates de los uniformados rebeldes, procurando dominarlos para entrar al hospital y rescatar a Correa.

Esto como todos conocen desencadenó en un enfrentamiento armado entre las fuerzas policiales insurrectas, los militares y la población civil. La experiencia fue una mezcla de sentimientos muy fuertes. En mi caso sentí impotencia de estar con el pueblo desarmado sin poder ayudar”, expresó Salas. No obstante reconoció que tenía en su poder las armas más poderosas: la comunicación y la información. “Es una herramienta fundamental”, enfatizó.

Nosotros temíamos por la vida del presidente Correa, pero también por la vida del pueblo ecuatoriano en la calle. Porque si eso sucedía todas la ciudadanía estaba en riesgo. La gente quería a su presidente vivo o esta dispuesta a morir en el intento por rescatarlo. Era lo que me decían cuando los entrevistaba”, destacó.

Este martes la Agencia Pública de Noticias Andes divulgó grabaciones en las cuales se evidencia las intenciones magnicidas de los policías insurrectos ese jueves 30 de septiembre. Los uniformados intercambiaron mensajes explícitos llamando al homicidio de Correa y la masacre de civiles: “Maten al presidente”, “Maten a Correa”, “El man no sale hoy”, “Matenlo”, “Boten bala”, “No dejen salir a ese maldito”, “Maten al hi…pu… de Correa”. Las grabaciones quedaron en el registro de la Central Radio Patrulla de la Policía Nacional.

Nosotros permanentemente estuvimos muy cerca de la entrada del hospital de la policía. Estábamos a unos 15 metros del ingreso principal y a 8 metros del cordón policial que atacaba a la ciudadanía. En el momento que rescatan al presidente, lo que presenciamos fue el incremento de la intensidad de las ráfagas de balas. Nunca había sentido tanta adrenalina. En ese momento no llegué a medir las consecuencias”, explicó.

Salas indicó que luego del rescate de Correa los enfrentamientos siguieron, generando confusión en la población. “La incertidumbre bajó cuando el presidente Correa llegó al Palacio de Carondelet y dio su discurso al pueblo que siempre estuvo con él”, aseveró Salas.

Salas y Pillajo aseguraron que nunca sintieron miedo. “Como te dije anteriormente el nivel de adrenalina era muy alto. No sentí miedo pero si la euforia de informar. Cuando todo pasa es cuando comienzo a tener conciencia del riesgo que corrí. Lo primero que pensé fue en mi familia. Sabía que mi familia me estaba escuchando por televisión pero no tenía comunicación con ellos porque siempre estuve enlazado con Telesur, informado lo que estaba pasando en Ecuador”, refirió Salas.

Salas admitió que no estaba consciente, hasta ahora, de la importancia para el mundo, del trabajo que había hecho ese 30 de septiembre. “Ahora es que lo estoy dimensionando. Leyendo los cables me di cuenta que citaban a Telesur. En ese momento sólo pensaba en mi familia que me estaban escuchando pero no sabían en que situación me encontraba. Estábamos en medio de las balas”, precisó.

Salas, Pillajo y Puente lamentaron la falta de ética de los medios de comunicación de la derecha, su complicidad con la mentira y la conspiración; y la mala imagen de la policía que quedó sembrada en el pueblo ecuatoriano. “La credibilidad es algo que les va costar recuperar”. El equipo de la corresponsalía de Telesur hasta ahora no han dirigido su aporte a la historia y a la construcción de un nuevo orden comunicacional. “Cumplimos con nuestro trabajo que es informar y defendimos los intereses de todos los ecuatorianos, de nuestra democracia”, enfatizaron.

T/Wiston Márquez-López
F/Avelino Rodrigues y AFP