Por Emilio Hernández|Currículum opositor (Opinión)

Ya fijada la fecha de las elecciones parlamentarias, la oposición puede comenzar a diseñar su propaganda para convencer a los votantes de que son la opción más seria. Sugiero este currículum, que describe parte de las peripecias opositoras.

En la campaña electoral de 1998 hicieron de todo para que no ganara el comandante Hugo Chávez, como multiplicar por cinco el salario mínimo hambreador de la época, separar las elecciones presidenciales de las parlamentarias, que iban juntas, y sacar del camino al candidato de Acción Democrática sin preguntarle, para producir una unidad forzada, al mejor estilo fascista. El pueblo no se tragó las fintas.

Ya en la oposición se negaron a aprobar la Constitución de 1999, Carta Magna por la que ahora vierten lágrimas de cocodrilo. La oposición se consolida como una coalición de todas las fuerzas que tenían algún rol en la IV República, incluyendo partidos que se adversaban antes, Fedecámaras y la CTV, que también se adversaban, la Iglesia y las universidades, que en cierto modo también se adversaban. Decidieron ser amiguitos todos.

Poco después organizan un golpe de Estado que les produjo una efímera alegría de 47 horas. Como les importaba un pito disimular, pusieron de presidente al jefe de Fedecámaras. Las carreras que pegaron para salir por la puerta trasera de Miraflores son dignas de comedia de la época del cine en blanco y negro.

Urden luego un paro patronal, con apoyo de la alta gerencia de Pdvsa. El acto de los tres chiflados, a saber, el presidente de Fedecámaras, un supuesto líder obrero y el presidente de Pdvsa, era consuetudinario. El mayor esfuerzo lo hacían expresando alegría por televisión, vitoreando a cualquier empresa o sector de Pdvsa que se uniera al paro. Produjeron una escasez mucho más severa que la que están produciendo ahora, solo que la de ahora la critican con fachada circunspecta.

Vinieron luego las guarimbas, moderna forma de protesta de los sifrinos que se sienten oprimidos. Una guarimba es una curiosa forma de lucha que consiste en autoinfligirse grandes privaciones y sufrimientos, creyendo que con eso cae el Gobierno. Solo lograron exportar la palabra infantil “guarimba” al mundo hispanohablante.

Organizan una recolección de firmas fraudulentas para un referéndum revocatorio y finalmente Chávez los complace con el revocatorio, cuyas firmas no supieron ni recolectar. Pierden el referéndum y arman un zafarrancho apoyado en un estudio probabilístico dizque académico, mediocre a más no poder, llamado “el cisne negro”.

Acto seguido se lanzan la parada de retirarse de las parlamentarias, una jugada planificada por los medios de comunicación. Los políticos se pusieron en manos de los dueños de los medios, quienes aseguraban que lograrían con esta acción calificar al Gobierno de dictadura que controla los poderes y quizás una invasión militar extranjera. Se quedaron con los crespos hechos esperando los F-16.

Ya casi entregados, resucitan con el anuncio que hizo el comandante Chávez sobre su enfermedad. Se activan de nuevo y eligen a un candidato con shows de televisión que se copiaron del American Idol. Se aseguraron de que no compitiera por ese honor ningún pobre, poniendo un monto de inscripción solo pagable por los oligarcas. Eligen al más limitado intelectualmente de los candidatos. Chávez lo llamó “la nada”.

Después de la partida del Comandante, deciden retomar la vía de la violencia. El candidato una vez apodado “la nada” pierde con Nicolás Maduro y llama a incendiar las calles. Fracasa una vez más, no sin antes llevarse unas cuantas vidas. Poco después pierden las elecciones municipales por 10 puntos y sale otro impresentable líder opositor a tomar las banderas de la violencia en la calle y de la muerte de inocentes. Termina preso y con su esposa viajando alrededor del mundo, reuniéndose con lo más granado de la derecha mundial.

De cara a las elecciones parlamentarias del 2015 organizan unas “primarias” para elegir un porcentaje minoritario de sus candidatos. También aplican el filtro anti-pobres, cobrando una generosa suma por ser precandidato. Pasan más de un mes sin decir quiénes ganaron las primarias. Todos piensan que en las negociaciones para elegir candidatos a dedo influyeron los resultados de las chucutas primarias.

Finalmente eligen a los candidatos. La lista parece una enumeración de especies extintas del periodo jurásico de la política. Como si no hubieran roto un plato, pedirán que voten por ellos. Son lo mejor de cada casa.

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