Por Pablo Fernández B|DDHH y enfoque crítico (Opinión)

El debate en torno a los derechos humanos (DDHH), su comprensión histórica y la presencia que estos tienen en los diversos conflictos humanos que afectan al planeta, es materia indiscutida de todos los días. Si bien el concepto de “derechos” se origina como tal desde la visión eurocéntrica que acompañó la expansión del Estado liberal y el capitalismo occidental, su desarrollo no hubiese sido posible sin los invalorables aportes que las distintas culturas que conforman la humanidad dieron en sus luchas ancestrales demandando autonomía y dignidad.

En el escenario internacional la idea misma de derechos humanos ha sido prostituida en tal dimensión que hoy sirve a cualquier intento de los poderes hegemónicos para justificar evaluaciones discrecionales sobre gobiernos y naciones, impulsar invasiones o intervenciones externas y posicionar el pensamiento único que surge desde los grandes centros del poder mundial.

La propia interpretación y difusión de la historia se ve sometida a una profunda censura cuando de DDHH se trata.

Así, las relaciones de dominación capitalista, las luchas de liberación de los pueblos, las reivindicaciones sociales, son sistemáticamente silenciadas o minusvaloradas. Incluso las propias víctimas directas de las violaciones de DDHH son clasificadas y en grandes dimensiones descartadas de la escena cuando no responden al interés subalterno que mueve esa concepción predominante que se vale de los DDHH para defender intereses muy alejados de los de las verdaderas víctimas.

Cobra especial relevancia lo que expresara el reconocido filósofo español Joaquín Herrera Flores al decir: “… Al presentarse como postulados generalizables a toda la humanidad, los DDHH han sido el campo de batalla donde los intereses de poder se ha enfrentado unos a otros para lograr institucionalizar universalmente sus puntos de vista sobre los medios y los fines para conseguir. Por ello, toda clase social en ascenso formula sus pretensiones en nombre de la humanidad; toda ideología hegemónica pretende justificar los intereses que le subyacen bajo la forma de lo universal; y toda cultura dominante exige la aceptación general de sus presupuestos básicos”.

Las lecturas ingenuas en torno a ese tema deben ir dando paso progresivamente a un análisis axiológico más profundo, crítico, dialéctico y que comience a deslastrarse de las posiciones hegemónicas que vaciaron de contenido, esencia y sentido una idea tan elementalmente ligada a la dignidad humana.

pabloefb@yahoo.com