La cultura del miedo ha constituido un elemento fundamental de la política de Estados Unidos, fungiendo como una importante herramienta para justificar la toma de polémicas decisiones por parte de los gobiernos de esa nación.
Esa cultura, a la que se refiere Chomsky, funciona como una forma de control de la sociedad que saca provecho de una población desconfiada y recíprocamente atemorizada.
En ese sentido, los supuestos atentados recientemente ocurridos en ese país, con la presencia de alegados terroristas en vuelos comerciales, deben verse y analizarse al detalle.
Estos presuntos atentados, “casualmente” se producen en el momento en que, según todas las encuestas, el respaldo al presidente Obama se encuentra en su nivel más bajo.
Además, ocurren cuando llega al máximo el reclamo nacional e internacional por la decisión de enviar miles soldados estadounidenses adicionales a continuar la agresión militar contra Afganistán.
Adicionalmente, estos supuestos atentados se producen cuando la Administración Obama, requería con urgencia de un argumento sólido y contundente para justificar ante su pueblo y el mundo, el incumplimiento de su “decisión” de cerrar la cárcel de Guantánamo, así como para pasar la página de la irresponsable y arrogante conducta asumida durante la Cumbre de Copenhague, que derivó en la falta de un acuerdo vinculante para detener la destrucción del planeta.
Por todas estas razones, los supuestos atentados recientemente ocurridos parecen copia al carbón de aquellos famosos montajes realizados por los servicios de inteligencia y propaganda estadounidenses, en procura de rédito político que brinda la cultura del miedo en esa sociedad.
Ante este nuevo episodio, surge lo que considero el verdadero enigma sobre Obama: ¿Podrá ser peor que Bush?
T/ Larry Devoe