La ministra del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Delcy Rodríguez, recordó este lunes a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la necesidad de someter este organismo a la soberanía y autodeterminación de los pueblos del mundo y el respeto al derecho internacional.
En un debate abierto sobre la Carta de la ONU, efectuado en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, la funcionaria venezolana llamó a evitar los dobles raseros y dijo que los miembros del Consejo de Seguridad son los primeros que deben dar el ejemplo y velar por el respeto del derecho internacional para el mantenimiento de la paz y seguridad mundial.
Citando al comandante Hugo Chávez, indicó: «debemos democratizar y adaptar las Naciones Unidas y sus órganos a los desafíos que están planteándose hoy», los cuales vienen por una avasallante ocupación de poderes fácticos.
“La garantía y la preservación de la paz, como un propósito, principio y derecho fundamental, harán posible el el cumplimiento no solo de las metas del milenio sino también la agenda 2030, que se trazó esta organización en su 70 aniversario”, manifestó.
Destacó la importancia básica de la igualdad soberana entre países del mundo y el cumplimiento de este principio: «el desarrollo del derecho internacional es uno de los objetivos más importantes de la ONU (…) y su respeto se constituye en el pilar sobre el cual descansa la paz y la seguridad internacional», una obligación de todos los Estados para procurar un mundo más justo y equitativo.
Afirmó que pese a los esfuerzos del organismo multinacional “el mundo vive un estado de necesidad incesante de estabilidad y paz que requiere actualizar las estructuras y el marco jurídico para atender los retos que representa la violencia extrema, el terrorismo, la intolerancia y la proliferación del odio”.
APOYO A LA CAUSA PALESTINA
En el contexto de la situación del Medio Oriente y la situación que vive el pueblo de Palestina, que «aún se mantiene irresoluto después de casi 70 años», Rodríguez ratificó que la República Bolivariana de Venezuela, inspirada en los pasos del comandante Hugo Chávez, apoya la causa de Palestina decisivamente y aboga por su reconocimiento como un Estado independiente y soberano y que tiene derecho al cese inmediato de las agresiones criminales por parte de Israel.
«El fenómeno del terrorismo, la proliferación de armas pequeñas y ligeras, los conflictos prolongados, las situaciones coloniales pendientes, la inestabilidad en el Medio Oriente y algunas regiones de África son consecuencia de enfoques contrarios a los propósitos y principios del derecho internacional y de la Carta de la ONU», aseveró.
Alertó que en este escenario «la humanidad se está enfrentando a la amenaza cierta de la guerra permanente» y el mundo hoy sigue siendo víctima de la confrontación de modelos antagónicos hegemonizados por modelos imperiales que exhaustivamente buscan apropiarse de las riquezas naturales y materias primas de países.
DESCONFIGURACIÓN DE AMÉRICA LATINA
Rodríguez denunció el sicariato económico, guerras psicológicas y no convencionales, el estrangulamiento financiero y tecnológico que impactan negativamente en la estabilidad de países: «América Latina sufre amenazas reales de desconfiguración de sus Estados nacionales e independientes».
Esta situación requiere, por su gravedad, un abordaje decidido por parte de la ONU, en particular del Consejo de Seguridad, a fin de convenir nuevos enfoques de carácter multilateral y que permitan dar respuestas enfocadas en el principio de la Carta de la ONU frente amenazas políticas a los Estados.
«Mantenemos firmemente la necesidad de reconstruir el andamiaje multilateral para imperiosamente preservar el estado de derechos y adaptarse a la regulación de los poderes fácticos que pretenden dominar violentamente al mundo con sus propias reglas dejando a un lado la gobernanza internacional», dijo.
Finalmente, Rodríguez, que presidió el debate en el seno del organismo, insistió en «la necesidad que la ONU adapte sus organismos y se someta a la soberanía general de los pueblos del mundo y que claman que su voz se escuche y sea respetada».
Texto/José M. Carrasquel
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