La decisión se veía venir desde diciembre: «Ozzie» tiró la toalla con sus queridos Tiburones

Muchos afirmaban sobre la continuidad de Oswaldo Guillén en Tiburones de La Guaira. Que seguir o no dependía del exgrandeligas y uno de los íconos de todos los tiempos en la hoy tropa salada. Pues Ozzie habló, perdón twiteo, que no continuará como estratega de los guaireños para la zafra 2019-2020 de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP).

«Primero que todo fue un honor ser mánager de mi equipo querido de los Tiburones. Un equipo donde crecí y debo tantos lindos momentos. Lamentable para mi no seguiré en la temporada 2019-2020 con mis amados Tiburones», escribió elegantemente a través su cuenta @OzzieGuillen en el pajarito.

En otro mensaje, el criollo explicó que está dispuesto a seguir como dirigente en Venezuela o cualquier otro país del Caribe: Pero mi carrera como nager en Venezuela y el Caribe seguirá mientras alguien me de la oportunidad de nuevo. Mi meta sigue siendo ser campeón”.

Estas palabras suenan a que otro(s) equipo(s) en Venezuela se acercaron al siempre polémico Guillén. O dicho en términos coloquiales, “alguien le estaba soplando el bistec” a La Guaira.

Guillén se encargó de La Guaira en la campaña 2016-2017 con grandes expectativas y objetivo de poner fin a la larga sequía sin un título de la franquicia, que en enero se extendió a 33 años. Pero desde esa zafra, los escualos se combinaron para un registro de 82-105, el peor de la LVBP.

En esa tres zafras, los guairistas sólo clasificó en la primera zafra y con balance de 30-33, pero se despidió en semifinales contra Cardenales de Lara.

LO OBVIO

Sin embargo, la decisión de “Ozzie” la veníamos venir desde comienzos de diciembre, cuando los escualos estaban en el sexto lugar de la clasificación con juego y medio de ventaja sobre Caribes de Anzoátegui y las prácticamente desplumadas Águilas del Zulia. Luego vino una caída monumental que catapultó a los orientales a la postemporada y volvió a llenar de dolor a la fanaticada litoralense.

Y no fue toda la culpa de Guillén en esta deblacle. Este equipo ya cojeaba desde principio de temporada en varios aspectos. Nunca tuvieron importados de posición contundentes y menos en el pitcheo abridor. Un club que dependió del conocido y lamentablemente quemado Andrew Larew como principal abridor, ya anunciaba una segura tormenta perfecta durante la ronda regular. Y ni hablar de los relevistas foráneos o nativos, que en general recibieron más palo y botaron unos cuantos juegos que se ganaban hasta con ventajas de tres o más rayitas.

Si jugaron criollos de renombre con Tiburones y pudimos ver al “Cafecito” Martínez y Miguel Rojas, por citar dos uniformados… pero no por mucho tiempo algunos y casi nunca estuvieron juntos a la hora de confeccionar el roster semanal.

El resto de los criollos del club, esos que son clave a la hora de impulsar a una novena, porque no son grandeligas establecidos, están en ascenso o son veteranos todavía con veneno en sus brazos de lanzar o en los bates, no fueron de la categoría de otras novenas que saltaron al terreno. Asi de sencillo.

Se veía que todos se fajaban en el terreno de juego para ayudar al equipo. Sin embargo, le ponían tanto que cometían errores básicos al correr las bases, como intentar anotar con un hit corto desde la intermedia, cuando todo recomendaba que te quedaras en la esquina caliente. O querían convertir hits en dobles o tubeyes en triples, pero eran out y hasta cómodos en muchas oportunidades. Otros salían al robo sin ton ni son, no siendo correcaminos ni buenos tomando el paso preciso para salir al intento.

Y a la defensiva uno no podía creer que jardineros o jugadores del cuadro tiraran a una base sin chance de reventar a un rival, permitiendo así que otros avanzaran otra almohadilla innecesariamente…. Y veíamos el yerro, pero también volteábamos al dogout a ver el rostro de rabia contenida de Guillén.
También debió influir la familia, a la cual ama y siempre escucha, especialmente a su esposa Ibis. Imaginamos que le dirían que él no estaba para pasar esas rabietas y sinsabores.

Además, para ser claros y raspados, Tiburones de La Guaira es un equipo en reconstrucción que necesita un estratega que pueda aconsejar y hasta moldearle un estilo de juego que se adapte a sus necesidades.

En cambio Guillén fue un mánager ganador por varios años en las mayores, incluida una Serie Mundial en 2005, con un estilo de juego agresivo donde la ofensiva y el correr las bases siempre son su marca de fábrica. Con los actuales escualos esto no es posible.

Creemos que las ofertas y chances de trabajo para “Ozzie” vendrán más desde el resto del Caribe que en Venezuela. Aunque fuentes cercanas nos indicaron que Magallanes tocaría (¿o ya tocó?) esa puerta. Inclusive hasta Caribes (dependiendo como estén las relaciones actuales de Guillén con el dueño Magglio Ordóñez) podría ser una opción real.

En cuanto a los escualos, cuya directiva ya vislumbraba esta decisión según otras fuentes, señalan como posible sucesor a Buddy Bailey, quien ya dirigió y hasta clasificó al club una vez. De paso, afirman que ya había sido contactado. Otros hablan de los experimentados Omar Malavé, Alfredo Pedrique y hasta Luis Dorante, que suenan como opciones más reales. También se habla de una “raspazón” también en la oficina, afirmando varias personas ligadas al conjunto que Luis Blasini no continuará como gerente.

Esperemos que el sucesor como estratega vuelva a llevar a “¡Tiburones pa’encima!”, aunque sea para la venidera postemporada de la 2019-2020, tarea que todavía parece cuesta arriba.

T/Eduardo Chapellín
F/Archivo CO