Defender a Siria es la paz del mundo ahora

POR: GERMÁN SALTRÓN N.

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Han pasado ocho años del proceso llamado “Primavera Árabe” surgido en 2010, iniciado por las protestas de algunos de los Estados del mundo árabe azotado por corrupción política y miseria en Túnez, Yemen o Egipto, cuyos pueblos consiguieron, de forma más o menos pacífica, el derrumbe de sus “establishment” pero con el apoyo de EE.UU. La intervención militar evidente fue en Irak con la muerte de Sadam Husein y en Libia con Gadafi y ahora en Siria con Assad.

“La situación en el mundo se está volviendo cada vez más caótica. Esperemos que impere el sentido común y las relaciones internacionales entren en un cauce constructivo”, dijo Putin al recibir las credenciales de varios embajadores, que ha tachado de “inadmisibles” las acusaciones de que el régimen sirio de Bashar al Asad esté detrás de un supuesto ataque químico contra la población civil en la ciudad de Duma. Putin, a quien Trump le ha pedido dejar de apoyar a Al Asad -al que describió como “un animal que mata con gas a su gente”, no dudó en calificar el bombardeo estadounidense de “agresión”. Las amenazas de Trump han tenido una respuesta de Rusia, que espera un inminente ataque contra el país árabe, aunque el Kremlin insistió en que “no participa en la diplomacia del Twitter” y prefiere “posturas serias”. “Confiamos en que todas las partes eviten dar pasos que de hecho no han sido provocados por nadie y que pueden desestabilizar seriamente la ya de por sí frágil situación en la región”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Siria llevaba gobernada desde los años 70 por una sucesión de regímenes militares. La familia Asad pertenece a la rama islámica alauí, esto significa que son musulmanes chiíes. En Siria el 85% de la población musulmana es sunita mientras que solo el 15% restante es chiita. Cuando Hafez al-Asad llega al poder los chiíes se convierten progresivamente en una minoría privilegiada. Este hecho trae constantes problemas al régimen en su política interna sino que también va a marcar las relaciones y los apoyos internacionales de los que goza el mismo.

La causa principal de esta situación es la situación geopolítica de Siria. Asad es el principal aliado de Irán en la zona. Siria es un país limítrofe al espacio OTAN (Turquía), que mantiene una relación abiertamente hostil con otra de las potencias regionales (Israel) y que sigue interviniendo en los conflictos de la zona (Líbano y Kurdistán), tenemos los ingredientes necesarios para tomar muy en serio su conflicto interno y las posibles influencias exteriores del mismo.

El Gobierno sirio se ha mostrado como único aliado árabe que Moscú ha mantenido después del fin de la Guerra Fría. En Siria es donde la Armada rusa sigue manteniendo su única base naval en el mar Mediterráneo, localizada en Tartus, y que es una base de suministros fundamental para la flota del Mar Negro. El apoyo chino es igual de importante, por haber estrechado sus relaciones con Rusia, Pekín pretende no solo afianzar su presencia en el Golfo Pérsico sino reforzar su presencia en el Mediterráneo, para lo cual contar con Siria como socio en la zona es fundamental. El conflicto se encuentra controlado por Rusia y sus aliados. Está comprobado que una resolución del conflicto por la vía diplomática en el Consejo de Seguridad de la ONU es prácticamente imposible al no ceder una de las partes en su exigencia principal: mantenimiento de Bashar al Asad en el poder.

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Caracas