Indicó el Premio Nobel en economía, Amartya Sen|Deficiente distribución del sector privado atenta contra el abastecimiento de alimentos

La distribución constituye un proceso vital para garantizar el acceso permanente de las personas a los alimentos que necesitan para tener una vida saludable.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) plantea que para lograr la seguridad alimentaria de las naciones se requiere «fomentar el suministro suficiente de alimentos, garantizar la estabilidad en el suministro de alimentos durante todo el año, así como su acceso físico y económico».

Sin embargo, el Premio Nobel en economía, Amartya Sen, advirtió en sus estudios acerca de los efectos negativos de una ineficiente distribución de los rubros agrícolas, tanto en países en desarrollo, como en industrializados.

En su ensayo «Pobreza y hambruna», el investigador indio demostró que el hambre no es consecuencia de la falta de alimentos, sino de desigualdades en los mecanismos de distribución.

«El hambre caracteriza a personas que no tienen suficiente alimento para comer, y no a una situación en la que no hay suficiente alimento disponible», indicó.

En Venezuela, los procesos de producción, transformación y distribución de alimentos se encuentra en su gran mayoría en manos del sector privado, por lo que la falta de productos y rubros estratégicos en los anaqueles y mesas de las familias, responde a las fallas de las empresas, a lo que se suman las acciones de la guerra económica promovida por sectores de la derecha, y que incluyen acaparamiento, especulación y contrabando de extracción.

En su libro «Venezuela. ¿Hacia dónde va el modelo productivo?», el economista, Víctor Álvarez, planteó que el peso del sector privado en la economía supera el 70%.

De este modo, indicó que la participación de las empresas privadas sigue siendo mayoritaria y, por lo tanto, define la naturaleza capitalista del actual modelo productivo venezolano, pese a los esfuerzos del Gobierno Bolivariano por impulsar un modelo socialista más justo y en favor de las clases populares.

En esta investigación, destacó que antes de la revolución llegara al poder en 1999, la situación del campo venezolano era de total dominio del latifundio, que ocasionaba la baja productividad en la producción de alimentos, además de la exclusión social del campesinado.

Para ese momento el 95% de las tierras productivas estaban ociosas, pero el 5% de los propietarios concentraban 90% de las tierras.

Álvarez también se refirió a los esfuerzos del Ejecutivo por implementar políticas dirigidas a fortalecer el acceso de los alimentos a la población, en especial la más necesidad, desestimulando las exportaciones y supliendo con importaciones el déficit interno.

No obstante, el investigador del Centro Internacional Miranda (CIM) planteó que estas acciones constrastan con la lógica capitalista del sector privado nacional, en la se desconoce al ser humano como el centro y razón de ser de la actividad productiva.

Bajo este esquema, las empresas se crean con el fin de valorizar el capital a través de la ganancia; y el medio es la explotación de la naturaleza, de la fuerza de trabajo y la exacerbación del consumismo.

DAÑOS DEL OLIGOPÓLIO

Por su parte, el analista político y económico, Pedro Patiño sostiene que sector agrícola ha presentado deficiencias en sus canales de distribución, que deja a los productores en una posición débil al momento de vender sus cosechas y encarecen de manera significativa los precios al consumidor, contribuyendo con el aumento de los índices de inflación.

«Podemos decir que la ineficiencia de la distribución de rubros alimenticios en el país puede inclusive superar en negatividad al acaparamiento y a la baja productividad empresarial para fomentar el desabastecimiento, incluyendo las compras de pánico o nerviosas», señaló.

En su artículo «La Distribución tiene mucho que ver con el desabastecimiento de alimentos», Patiño sostiene que el Estado venezolano no posee el dominio la red de distribución, que se encuentra en muchos casos en manos de grupos oligopólicos.

Tal es el caso de empresas Polar que cuenta con 31 plantas y 191 agencias, sucursales y centros de distribución en todo el país.

Esta compañía privada centra su producción en harina precocida de maíz, aceite, arroz, pasta, margarina, mayonesa, salsa de tomate, atún, sardina, queso, avena, crema de arroz, helados y alimentos balanceados para animales, entre otros rubros.

Polar es una empresa que obtiene ganancias no sólo por comercializar sus productos en el país, sino también en el exterior.

De hecho, la publicación de finanzas norteamericana Forbes informó, que sólo en el año 2011 registró ganancias por el orden de los 6.500 millones de dólares, lo que le ha permitido expandir su base hasta Colombia, donde instaló una planta para producir harina maíz precocido.

A pesar de estos dividendos, esta empresa ha sido centro de denuncias de trabajadores y usuarios por reducir los niveles de producción de harina precocida, que constituye uno de los principales productos demandados por los venezolanos.

«La Empresa Polar no está produciendo al 100% de su capacidad. Saca harina solamente tres veces a la semana: lunes, martes y miércoles. El jueves paran las máquinas ocho horas y después empiezan a sacar mezcla de cachapas», denunció recientemente el presidente del Sindicato de Empresas Polar, Frank Quijada.

T/ AVN
F/ Archivo