Por José M. Rodríguez R.|La democracia (Opinión)

En algún momento Marx afirmó que el asunto fundamental del socialismo no era la liquidación del mercado sino la sustitución del valor de cambio de las mercancías, por un valor de uso. Este empeño lleva al socialismo mucho más allá de la economía; sin embargo, la ortodoxia marxista lo centró solo en las relaciones de producción.

Marx sabía que esa esencialidad no económica, en la que la lucha contra la libre voluntad de los individuos cobra preeminencia, le daría organicidad a las fuerzas colectivas de la nueva sociedad. Ese es el escenario intermedio de la sociedad socialista: el tránsito a la democracia del bien común. Es bueno llamarla así luego de los tristes bandazos socialistas. Y más aún en estos tiempos de epidemia economicista, de buitres financieros, de bachaqueo global y corrupción corporativa.

Por todo ello hay que gritar que el asunto fundamental de las sociedades sencillas es la democracia, no la economía. La democracia es el horizonte, la economía el remo. En nuestro socialismo la democracia tendrá una adjetivación comunal, no somos potencia obligada a adjetivar el socialismo con el mercado.

Ahora bien, al hablar de sociedad marcamos radical diferencia con lo que entiende el pensamiento burgués: el conjunto de individuos con intereses individuales que, construyendo su espacio individual, entran en competencia entre sí. Estamos con Marx que, al vislumbrar la convergencia de la sociedad y la política, emplea esta frase: “…que la sociedad civil penetre, en masa, y si es posible íntegramente, en el Poder Legislativo. El que la verdadera sociedad civil real quiera sustituir a la sociedad civil ficticia del Poder Legislativo, no es más que la tendencia de la sociedad civil a darse a sí misma una existencia política o hacer de la existencia política su existencia real…”.

Sobre este andamiaje, tal vez precariamente descrito por mi, es que hay que entender y asumir que el bien común está en el Poder Comunal. La democracia comunal sería la verdadera democracia protagónica ejercida por ciudadanos deliberantes sobre un territorio productivo.

T/José M. Rodríguez R.
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