Tal y como lo han señalado numerosas editoriales de la “gran prensa internacional”, que magnificaron las acciones y declaraciones de la casi extinta Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a fin de presentarla como una opción viable de la burguesía derechista para retomar el poder en Venezuela, la variopinta oposición atraviesa por un duro momento.
Todo apunta a la escisión de la MUD y a la aparición de una oposición fragmentada, dentro de la cual existan tendencias democráticas dispuestas al diálogo y a la participación democrática, tal y como quedó demostrado con la juramentación de los gobernadores de Nueva Esparta, Táchira, Mérida y Anzoátegui ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
Es una decisión que saluda el país, tal y como lo pone en evidencia el más reciente estudio de la encuestadora Hinterlaces, donde se revela que más del 70% de los venezolanos considera que la MUD debe aceptar los resultados de los comicios regionales del 15 de octubre y que la realización de elecciones municipales en diciembre consolidará la estabilidad política del país.
Sin embargo, los factores de ultraderecha continúan impulsando propuestas no democráticas para avivar la crisis y generar un clima de desestabilización. Así lo demostraron la mayoría de los partidos políticos que hacen vida en la casi extinta MUD, al indicar que no participarán en las elecciones de alcaldes.
Acción Democrática (AD), Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP), Alianza Bravo Pueblo (ABP), son las primeras organizaciones en manifestar que no participarán, tras haber defendido la necesidad de votar y defender el voto como arma política hace apenas un mes atrás.
Pero otros partidos más pequeños y de carácter local han manifestado su intención de participar, por tanto las organizaciones “matrices” de la alianza derechista también están a punto de perder sus “satélites” en los municipios. Es muy probable que se vean alianzas entre estos pequeños partidos y grupos progubernamentales que no estén de acuerdo con las candidaturas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Por tanto, la ultraderecha también pierde terreno desde este punto de vista.
Estas nuevas contradicciones mellan aún más la credibilidad de la dirigencia opositora, que cada día recibe mayores muestras de rechazo por parte de sus otrora seguidores.
Sin embargo, esa posición de la ultraderecha coincide con un espaldarazo que recibieron el pasado viernes desde el Parlamento Europeo.
El pueblo no, entonces ¿quién los apoya?
Y es que aunque parezca insólito, la “oposición venezolana” recibió el premio Sájarov 2017 de la instancia legislativa comunitaria, en un intento de la contrarrevolución internacional de mantener, si no unida en la práctica, por lo menos en lo mediático a una ficticia coalición de derecha.
La “oposición” venezolana , tratada como una entelequia, se “hizo meritoria” de un galardón que ha sido concedido a las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, en 1992; a los activistas anticomunistas Guillermo Fariñas, Damas de Blanco y Oswaldo Payá de Cuba, en 2005 y 2002, respectivamente, en 2011, el reconocimiento fue dado a activistas de la denominada “Primavera Árabe”, entre los seleccionados se encontraba una representante de la oposición radical en contra del gobierno del presidente sirio Bashar al-Asad.
El premio además del significado dentro de la comunidad internacional, implica una dotación de 50 mil euros que según señaló el portal Rusia Today serán entregados a la Asamblea Nacional en desacato. La ceremonia de entrega promete ser un acto de sabotaje y desprestigio contar los comicios municipales y está prevista para el 13 de diciembre.
Esta es la primera señal de la existencia de intereses extraterritoriales que se encuentran en la búsqueda de fomentar una nueva ola de violencia terrorista en el país en el contexto de las elecciones municipales, aportando respaldo político y dinero a los partidos y organizaciones que hoy declinan su participación en este proceso.
El Partido Popular Europeo (PPE, derecha) y sus socios liberales de ALDE fueron los que impulsaron este reconocimiento a la «oposición democrática de Venezuela» por la defensa de los derechos humanos y las libertades.
Hay un claro propósito de separar las siglas de la MUD del término oposición venezolana para favorecer la legitimación de la ultraderecha violenta como los únicos representantes de una verdadera “alternativa” al Gobierno Revolucionario.
En esa misma semana, el ilegal Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) apadrinado por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, emitió un pronunciamiento “ratificando” el carácter anticonstitucional de la ANC, y llamó a su disolución, así como a retomar la “resistencia pacifica”. Además solicitó la anulación de las elecciones regionales porque supuestamente la ANC “usurpó” funciones del Poder Electoral.
El supuesto TSJ respondió de esta manera a la solicitud formulada por los “dirigentes opositores” Diego Arria, María Corina Machado, AntonioLedezma y Cecilia Sosa, que encarnan los sectores que se inclinan por la tesis del no reconocimiento de las instituciones y la intervención extranjera en los asuntos internos.
De inmediato, a la comparsa se unió el denominado Grupo de Lima y el Departamento de Estado de EEUU, que aseguraban que las elecciones del 15 de octubre no fueron transparentes, mientras 4 de los 5 gobernadores opositores, aceptaban juramentarse en la ANC para poder asumir sus cargos.
Nuevos intentos de desestabilización
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró ayer que tomará medidas draconianas contra quienes pretendan sabotear las elecciones municipales convocadas para diciembre.
«Me declaro en batalla contra los que pretenden insurreccionar y enfrentar el sistema electoral venezolano. En batalla legal, constitucional, política, electoral. Que lo sepan los que tienen que saberlo», afirmó Maduro en presencia de los 22 gobernadores investidos y la gobernadora encargada del Zulia.
«Bastantes cupos en las cárceles hay para los criminales que pretenden incendiar Venezuela otra vez», indicó Maduro, mientras se comprometió a aplicar «puño de hierro ante quienes quieran romper la paz del país».
Sus declaraciones coinciden con la advertencia del jefe del Comando Estratégico de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Ceofanb), el almirante Remigio Ceballos, quien advirtió el domingo sobre la existencias de planes desestabilizadores e incluso separatistas, en el contexto de las elecciones municipales de diciembre de 2017 y presidenciales de 2018.
“La Fuerza Armada acata los resultados de las elecciones regionales del 15 de octubre, pero está lista para frenar cualquier intento separatista como la teoría de la «Media Luna», dijo Ceballos.
“Vivimos plena democracia, donde el pueblo va a votar y manifiesta su voluntad popular”, pero “son responsables los líderes políticos de las intenciones que tengan para movilizar al pueblo en una dirección u otra”, señaló.
Ceballos instó a los gobernadores opositores de Táchira y Mérida a dedicarse a trabajar y no alentar planes separatistas, pues se sabe de una tesis conocida como la Media Luna, para escindir estas regiones junto con el Zulia del resto del territorio nacional. El jefe castrense aseveró que la FANB no permitiría un atentado contra la integridad del Estado nacional.
El almirante Ceballos convocó a todos los venezolanos a profundizar la unión cívico-militar para impedir la puesta en marcha de una nueva ola de violencia terrorista en el país, que acarree más muertes y pérdidas materiales y que, al no ser respaldada por el común de las personas que ya no acata la vocería fracturada de la MUD, sea protagonizada por elementos mercenarios y paramilitares.
Mientras tanto, la pseudointelectualidad de la lumpen burguesía y la ultraderecha sigue señalando “diversos caminos posibles, complementarios y simultáneos” para salir de la “dictadura”. Entre ellos, la presión internacional a través de sanciones económicas que tanto daño han hecho a todo el pueblo venezolano, independientemente de su posición política; las protestas “pacíficas”. El exdiplomático Sadio Garavini, coloca incluso el ejemplo de la posibilidad de una guerrilla como la Contra Nicaragüense y la ANC en Sudáfrica, según sus propias palabras, y por su puesto no descartó “el apoyo discreto» a un golpe de Estado y la intervención militar directa, como en Panamá
T/ Modaira Rubio
F/ Archivo
Caracas