Por Emilio Hernández|La derecha le pone el ojo a la Locti (Temática)

La derecha venezolana enfila ahora sus cañones hacia la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación vigente (Locti), en especial hacia el fondo que, según esta ley, debe recibir un pequeño porcentaje de la facturación de todas las empresas grandes del país.

Los representantes de la burguesía venezolana en la Asamblea Nacional (AN) ahora proponen la creación de un Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología en Innovación (Conaciti) junto con un fideicomiso al que irían los fondos, seguramente con reducción sustancial de los aportes de los empresarios y aumento del aporte del sector público. Por supuesto, el fideicomiso estaría controlado por el sector privado.

Tenemos que puntualizar algunas cosas. La burguesía venezolana nunca ha creído en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Van a las universidades a contratar servicios de laboratorio o a contratar profesores para que los asesoren en la búsqueda de soluciones a problemas específicos. Les encanta contratar pasantes porque cobran poquísimo y se parten el lomo trabajando para poderse graduar.

El empresariado venezolano solo compra soluciones “llave en mano”, por lo general soluciones extranjeras. Para ejemplo un botón: Empresas Polar no quiso desarrollar ninguna tecnología nacional de producción de yogures, se asoció con la española Leche Pascual para aprender a hacer el remedo de yogur que ahora comercializan. La misma empresa se llena la boca diciendo que “inventó la harina de maíz precocido” y lo que hizo fue robarle la idea al ingeniero Luis Caballero Mejías, quien patentó su invento pero aparentemente no recibió ni una puya por él. La inmensa mayoría de los empresarios venezolanos se comportan del mismo modo.

Después de la aprobación de la primera versión de la Locti, en la que se dio un voto de confianza al empresariado para que se involucrara en el desarrollo de la ciencia y la tecnología en Venezuela, éstos se abalanzaron sobre los recursos Locti acumulados en el Fonacit para solicitar dinero, definiendo mamarrachos de proyectos “científicos” que ocultaban el uso de los recursos para tercerizar los gastos operativos de sus empresas. No hay ley a la que la burguesía venezolana no le busque la trampa.

Tanto fue el descaro de las empresas nacionales que querían su tajada del Fondo Locti para costear gastos operativos camuflados como “proyectos científicos”, que hubo que hacer una reforma de la Locti y dar mas poder de decisión al Fonacit para otorgar los fondos a proyectos que mínimamente cumplan con el requisito de ser proyectos de investigación, desarrollo o innovación.

Evidentemente la bancada parlamentaria de la derecha está metiendo mano en la Locti para pagar favores recibidos en campaña. Es lo natural y siempre sucede, hasta el punto de que el mismísimo Donald Trump, candidato republicano en Estados Unidos (o sea, de la derecha mas dura), está haciendo esta denuncia: los candidatos a Presidente terminan endeudados con los grupos económicos que financian sus campañas electorales, deuda que pagan en el ejercicio del cargo para el que fueron electos.

Así es la derecha, concibe la política como un negocio con ganancias personales. Lo que reciben los políticos en sus campañas son préstamos que luego deben pagarle a sus financistas, si son electos. Intentaron cancelar a sus acreedores con viviendas de la Gran Misión Vivienda Venezuela, viviendas que muchos venezolanos en apuros económicos venderían a precio de gallina flaca y serían comprados por el sector que especula con la compra-venta inmobiliaria.

Ahora intentan con la Locti. Los diputados de la derecha proponen crear un fideicomiso controlado por el sector privado (Fedecámaras y compañía) para que el dinero para ciencia y tecnología sea destinado a cubrir los gastos operativos del sector privado.

El cuento de siempre: los empresarios venezolanos no aportan casi nada al bienestar del país, solo practican la exacción de la riqueza proveniente del petróleo venezolano. No lo digo yo, lo dijo el operador político de la mas rancia derecha, el periodista Rafael Poleo, en una entrevista en un canal de Miami: “…la burguesía venezolana, al contrario de la burguesía colombiana, es una burguesía extraccionista. ¡Su palabra vaya adelante!

La Locti puede ser perfectible, como toda ley, pero no se puede dejar el control de la ciencia, la tecnología y la innovación al sector empresarial, que no tiene ni la mas pálida idea de lo que es eso. La burguesía venezolana solo sabe contar dinero.

T/Emilio Hernández
emiliofhg@gmail.com
I/Edgar Vargas
Caracas