Columna psique y sociedad|El derecho a la diversidad (Opinión)

“Toda persona tiene derecho a la protección y al respeto de su honor, dignidad, moral y reputación, sin distingo de su origen étnico, origen nacional o rasgos del fenotipo. Queda prohibido todo acto de discriminación racial, racismo, endorracismo y de xenofobia, que tenga por objeto limitar o menoscabar el reconocimiento, goce y ejercicio de los derechos humanos y libertades de la persona o grupos de personas”. Este es el aviso tan interesante que ahora vemos en sitios públicos desde hace algún tiempo en nuestro país, pero ¿realmente estamos respetando lo que aquí se establece?

El pasado 21 de marzo, se conmemoró el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1966. Ese mismo día, pero de 1960, la policía asesinó a 69 personas que participaban en una manifestación pacífica en Sudáfrica, para protestar contra el Apartheid. La ONU eligió esta fecha con el fin de combatir todas las formas de intolerancia que se sufren en el mundo. Nuestro país no escapa a esta cruda realidad. Vivimos aún marcados por los prejuicios de toda índole, las etiquetas están a la orden del día: “el negrito”, “el gordo”, “el pelo malo”, “el hippie”, “el indio”, “el gay”, etc., a pesar de la creación de una ley maravillosa que intenta mejorar esta problemática.

Venezuela es el país de las reinas, en el cual no puedes salirte de los esquemas de belleza impuestos por los medios de comunicación, de poca tolerancia con las diversidades y preferencias sexuales debido a una cultura de “machismo” marcado, donde debes vivir con tus gustos en resistencia. Te miran raro por llevar un tatuaje, pintarte el cabello de colores y por tu condición social.

Sin embargo, todas aquellas acciones, conductas y actitudes que tengan por objeto la discriminación, distinción, exclusión o restricción a que toda persona se desarrolle en condiciones de igualdad, es un acto de violación de los derechos fundamentales y de la dignidad humana y es nuestro deber acabar con estos estereotipos y fomentar la tolerancia, ya que esto forma parte de nuestra salud mental y social. El Estado debe defender y adoptar medidas de salvaguarda a favor de toda persona y grupos vulnerables, a fin de asegurar el bienestar de todos, garantizando el goce y ejercicio de sus derechos, así como el respeto a su integridad. ¡Esa es la tarea!

T/ Kenia Lugo de Contreras
@PsiqueyAmor