Por Ana Cristina Bracho|Los derechos de la prensa (Opinión)

Pocas cosas son más protagonistas de los recuerdos que los folios de periódico que ocupan las esquinas. Desde la mecedora de la abuela hasta la tableta de hoy, nuestra vida viene marcada por los mensajes y las lecturas de una serie de personas, casi siempre un tanto anónimas que nos dirigen el pensar. Los medios, en su más amplio espectro han sabido ir ganándose no solo ese espacio sino unas halagadoras consideraciones que les declaran incluso “guardianes de la democracia”.

Como tal, se supone que estos son los medios permanentes de la denuncia. Una que en la mayor parte de los espacios y de las veces, queda sin retorno, por lo que hasta en las condiciones “normales” de la democracia representativa capitalista se han evidenciado algunos problemas, tales como lo relativa que es en realidad la libertad que en realidad tiene los periodistas para hablar y la transformación del esmerado trabajo de estudiar para contar la realidad, en el arte de la pantalla y hoy, de decir sin mas soportes que lo dicho por plataformas sociales.

Con este problema vemos este año algunos hechos puntuales casi caricaturescos, la situación con CNN y la cobertura de los actos racistas de la policía estadounidense y el despido de las grandes compañías mundiales de quienes contaban lo que veían tanto en Gaza como del lado israelí en los peores días de la arremetida genocida.

Así la prensa no es ningún perro de guardia de la democracia sino del sistema económico y de dominio; así, las cosas que se dicen no son información todas las veces y lo son cada vez menos.

Para los días de la enfermedad del Comandante nos habíamos pronunciado en este sentido recordando que el derecho a la información, la licencia de los medios para hablar mediante el deber de respetar el honor y la intimidad incluso de las personas mas públicas, como lo ha dicho hasta la Corte Europea cuando protege a las princesas. Para hoy, nuestra reflexión va en la relación entre los medios y la responsabilidad por sus mentiras.

Enseña el Código Civil que las personas naturales o jurídicas son sujetos de derechos, lo que es lo mismo a considerarlas titulares de derechos y de obligaciones. Es decir, nadie, delante o detrás de una cámara o de una misiva es irresponsable y desprendido de las prohibiciones de perturbar la paz o atentar contra la República.

Por el caso del Hospital Central de Maracay que es otra aplicación de la receta mediática que se usó con las guarimbas, el mismo deber para el Ministerio Público de aplicar las normas penales y constitucionales.

@anicrisbracho