Por Oliver Reina|Derrotando la estrategia imperial (Opinión)

La estrategia reciente que ha tejido paciente, y por qué no maquiavélicamente, la élite imperial de Estados Unidos ha sido muy bien pensada.

Por meses y en algunas expresiones concretas hasta por años, el imperio a través de sus tentáculos ha sabido programar una estrategia soportada en las más elementales pulsiones humanas, logrando niveles de influencia programada de gran calibre y que para muchos resulta imperceptible.

El grosero Decreto suscrito por el presidente Barack Obama el pasado 9 de marzo tiene sin duda una intención principal: intimidar y en cuanto tal, generar miedo en la población, pulsión elemental tanto movilizadora como inmovilizadora.

Ese miedo que se intenta infundir es el nuevo paso ante la activación y agresión contra otras dimensiones instintivas previamente impactadas, tales como el hambre y la conservación de la vida, la primera sometida a prueba con la guerra económica y sus tácticas de acaparamiento, chantaje en lo productivo y contrabando a pequeña y gran escala, por citar solo algunos de los ataques a los que hemos estado sometido; y la segunda, impulsada por la sobreexposición de la violencia e inclusive por la posibilidad nada descartable de su siembra a través de la importación de modelos propios de otros países, de la disposición de armas, psicotrópicos y demás tácticas probadamente usadas por Estados Unidos en sus avanzadas imperiales.

El miedo, visto como fase más reciente y activadora de posibles nuevos escenarios, cala a la perfección en el manual que con fines electorales ha aplicado la derecha en otras ocasiones: crear un clima de incertidumbre tal que se influya en el electorado para inclinarse hacia la opción en la estiman se disminuya este miedo o incertidumbre.

Y dado que la derecha ha enfilado sus misiles mediáticos y la creación de opinión pública hacia responsabilizar al Gobierno Nacional de lo que se ha demostrado han sido operaciones desestabilizadoras, pudieran no ser pocos quienes erradamente vean como opción electoral el apoyo a la derecha o la abstención, bajo el artilugio de que estas opciones disminuirían la incertidumbre social previamente sembrada.

El escenario y la apuesta de la derecha están claros. Para blindar las fuerzas revolucionarias, el Estado debe pisar firme y actuar aún más contundentemente para echar por tierra las tácticas concretas implementadas contra Venezuela y al hacer esto, derrotar la estrategia imperial. ¡Conciencia y acción!

@oliv22