Por Orángel Rivas|Desafíos del Gobierno Bolivariano (Opinión)

A partir del año 1999 en el país comienzan a ocurrir cambios significativos en la política económica que dan nacimiento a otro paradigma de economía política, en el que destaca la independencia de los organismos financieros internacionales (FMI, Banco Mundial).

Un modelo de política social inclusivo, en el que la política alimentaria, con el subsidio al consumidor, tiene un rol relevante.

En lo productivo lo relevante es la satisfacción de las necesidades sociales.

Los excedentes exportables con base en la cadena de valor de los hidrocarburos y la industria metalmecánica, derivada de la industria del hierro y aluminio, es la ventaja que tenemos hoy en día, y es incipiente su utilización.

Desde el punto de vista macroeconómico persiste una dependencia, especialmente de las importaciones de bienes de consumo final, entre las que actualmente destacan los alimentos.

Ello no es parte del nuevo paradigma, sino más bien resultado de una estrategia defensiva, iniciada en 2003, que ha perdurado, que si bien ha favorecido la soberanía alimentaria, contribuye al saldo negativo en la balanza comercial.

Las medidas contra la especulación aún no han incidido en los rubros de consumo cruciales, que tienen una ponderación significativa en el consumo, tales como alimentos, restaurantes, transporte.

En cuanto a las nuevas relaciones sociales de producción se avanza con el Sistema Económico Comunal.

Sin embargo, dichas relaciones están lejos del socialismo, dado que prevalecen relaciones sociales sobre la base del capital y no en el trabajo.

En las empresas públicas no es lo característico una relación de trabajo como trabajadores libres asociados, sino como asalariados subordinados.