El realizador argentino está entre los mejores directores de Latinoamerica|La desconocida obra cinematográfica de Leonardo Favio se convirtió en película

Muchas y muchos desconocen que el cantautor argentino Leonardo Favio, una figura fundamental de la balada latinoamericana, dedicó su vida a un oficio en el que fundió de una manera muy poética vida y obra: el cine.

La mañana de ayer, la sala Margot Benacerraf de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte) fue el escenario para que estudiantes y curiosos se aproximaran a la propuestas cinematográficas de este creador argentino, quien es considerado en Latinoamerica como un director de culto. En el contexto festivo del Día del Cine, la Fundación Villa del Cine programó la proyección del documental Leonardo Favio y la estética de la ternura, actividad que contó con la participación de sus dos directores, los hermanos Luis y Andrés Rodríguez.

“El cine de Favio estuvo profundamente conectado con lo que él vivió, con lo que es él. Esa coincidencia, esa unión entre vida y obra es patente en su obra. Fue un hombre de una profunda sensibilidad, bastante complejo. De alguna manera fue un atrevimiento hacer un documental sobre un personaje tan complejo. Sin embargo, lo hicimos con humildad y con mucha admiración”, explicó Luis Rodríguez.

Crónica de un niño solo (1965) fue la primera película del director y cantante argentino, la cual es calificada por ambos directores como “una de las obras cinematográficas más importantes del cine universal” y una de las mejores del cine argentino. “Esta obra rompe con los paradigmas que había inclusive en el cine mundial. Es una joya”, declaró Luis Rodríguez.

El documental de los Rodríguez, presenta un conjunto de entrevistas realizadas a personas del medio cinematográfico que trabajaron con Favio en sus películas. En el mismo, cada entrevistado expone las peculiaridades estéticas de la propuesta audiovisual del creador, anécdotas y opiniones sobre su quehacer como realizador y ser humano.

La producción audiovisual deja entrever la relación existente entre la impronta de la infancia de Favio -sufrida y perdida-, con su obra cinematográfica. Las entrevistadas y los entrevistados del documental coincidieron en esta relación como un asunto no resuelto a nivel afectivo por Favio.

Los hermanos Rodríguez, quienes dirigieron Brecha en el silencio en el año 2012, recordaron la primera vez que entraron en contacto con la obra del cineasta argentino. Fue con una retrospectiva de su obra proyectada en la Cinemateca Nacional, con la que ambos directores quedaron anclados en las imágenes poéticas de sus películas, una “estética de la ternura” de la cual quedaron prendados hasta hoy. Para entonces el nombre de Favio solo les remitía a algunas canciones populares de la época, no obstante fue el punto de partida y la gestación de este documental que tardó en nacer más de diez años.

La propuesta de los Rodríguez integra de forma armoniosa, material cinematográfico del propio Favio, con material grabado especialmente para el documental, evocando así atmósferas que le dan continuidad a la poética de Favio.

RIGOR Y RIESGO

Los hermanos Rodríguez se refirieron al creador argentino como un cineasta absolutamente “riguroso”. Entre las características de su propuesta estética, los cineastas destacaron: el “poder sugerente” de las imágenes ideadas por Favio; la originalidad de los planos; el tratamiento psicológico de las y los personajes que alcanzan niveles de profundidad inusitados; y planos secuencia bastante expresivos.

Uno de los elementos más importantes de Favio como realizador, según los directores, es la asunción de verdaderos riesgos en la creación cinematográfica, el alejamiento de los lugares comunes y de los lenguajes convencionales para narrar una historia. Favio introdujo “una estética nueva, la forma de utilizar los planos siempre buscando una manera nueva de gustar, de acercarse a un personaje o a una situación”, expresó Andrés Rodríguez.

T/ Diana Moncada
F/ Miguel Romero
Caracas