Por Kenny García O.|Desencolados (Opinión)

Vivimos en una sociedad de consumo en la que el consumo se ha convertido en un fin en sí mismo, por lo que la dinámica de la guerra económica en nuestro país tiene como táctica perturbar la cotidianidad del venezolano en la compra y acceso a bienes y servicios.

Aún con una economía “normal”, usuarios o consumidores deben hacer colas en diferentes circunstancias o espacios: en el banco, al abordar un avión, al comprar entrada en el cine, al esperar turno en una institución para ser atendido, etc. La línea de espera surge como respuesta civilizada de organización entre individuos que acceden a algo. Como todos no pueden satisfacer su necesidad al mismo tiempo, pues se hace un acuerdo implícito que se rige por la atención en función del orden de llegada.

Como es un acuerdo mutuo de respeto y organización entre ciudadanos que persiguen temporalmente un mismo fin, no existe mayor resistencia y surge espontáneamente la colaboración.

El problema que vivimos actualmente con las colas no se da en el hecho de que existan sino que el peso del malestar e incomodidad recae en la larga espera, muchas veces las mismas se llevan a cabo a la intemperie y durante la dinámica se rompen las reglas implícitas que deberían respetarse: coleados, personas que guardan puestos de otros compradores, personas que hacen uso de privilegios y compran sin hacer cola, malos tratos, amedrentamiento, etc.

En una cadena de suministro la cola se manifiesta en el último eslabón, en el detallista, principalmente como consecuencia del desabastecimiento o el acaparamiento, junto a una atención al usuario inexistente que perjudica la experiencia de la compra.

El origen de estos fenómenos lo encontramos en: producción intermitente, producción irregular que no satisface la gama o presentaciones de un mismo producto, irregulares órdenes de despacho, irregular proceso de distribución, tiempo y lugar de despacho o descarga de mercancía inconveniente, ineficiente o inexistente reposición de inventarios, engorroso proceso de pago, ventas condicionadas, mayoría de cajas registradoras no operativas, discriminación en el uso de cajas según producto regulado, procesos ilógicos de cancelación de productos, cajas registradoras obsoletas, fallas en métodos de pago, fallas en capta huellas, negativa a entregar bolsas para productos regulados, etc.

Largas e interminables colas es una táctica de la guerra económica para afectar al pueblo. ¿Es posible optimizar el proceso de compra para que los venezolanos no sufran? ¡Claro que sí, con decisión político-técnica se puede avanzar en ello!

@CyberRevol