Por Nelson Guzmán|La destruida fe de los pueblos (Opinión)

Lo que está ocurriendo en Venezuela no es fortuito, forma parte del plan de los EEUU de derrocar a los gobiernos soberanos de América del Sur. La propaganda política trata de socavar todos aquellos proyectos que huelan a socialismo. La falta física de Kirchner y Chávez le ha facilitado la tarea al Imperio norteamericano en sus países respectivos. Los errores cometidos por funcionarios públicos venales han sembrado las dudas conduciéndonos a la catástrofe del voto castigo. El socialismo no puede aceptar pilluelos en sus filas y menos a un funcionarato que viola las leyes y códigos éticos con tal de obtener suculentas tajadas en el ejercicio de su cargo.

La República Bolivariana de Venezuela es un país asediado donde la oposición política no tiene proyecto de país, pero añora aquellos días de felicidad cuando Miami era un paraíso donde se dispendiaba el dinero en francachelas. Este es un momento súper interesante donde las fuerzas del pueblo, los consejos comunales, las comunidades profesorales, los médicos, los intelectuales buscan ocupar la dirección del gobierno que les habían arrebatado los enchufados.

El país siente la necesidad de despachar desde un mundo ético. El pueblo comprendió que el mensaje gubernamental llovía sobre mojado y no mediaba una instancia pragmática que atacara el desabastecimiento, la inflación y la devaluación del bolívar, lo que agravaba su situación en la vida cotidiana, por eso y manipulado por los mensajes de la derecha decide desconocer su propia ruta histórica.

La razón instrumental y sus lógicas publicitarias nos hacen renunciar de los grandes ideales de la redención, sus argumentos han dado paso en muchos casos al facilismo, al paterolismo y a la viveza criolla. Las instituciones académicas del socialismo deben tener gran majestad. Este es un esfuerzo donde el alma bella busca juntar todo lo noble, lo ético que debe poseer el socialismo, esto nos indica que la nueva sociedad se construye con el trabajo de todos y a partir de allí podremos llegar a ser potencia, fuerza creadora y fundadora de un nuevo mundo.

Ese espíritu de cuerpo que nos lleve a luchar por el gran país es lo que hay que insuflarles a las masas. Las universidades que se han creado en este proceso revolucionario son aún muy jóvenes y se les ha intentado defenestrar por todas las vías, en nuestras universidades hay enemigos del proceso, conspiradores, cuerdas flojas, sin embargo hay que seguir insistiendo para que sean fuertes en su pluralidad de saberes y en su radicalismo epistemológico. La Universidad debe ser emancipadora, empeñada en servir de manera masiva al país, sin ellas el futuro se hace difícil. Nuestro esfuerzo debe sembrar el petróleo y preparar un escenario plausible que nos permita ser una potencia en lo económico, en lo social y en lo cultural. Nuestra tarea generacional es romper la dependencia cultural.

El voto comprometido, plenamente consciente reclama de nosotros la obligación con los grandes ideales humanos. El pueblo sabe que la nueva ética ha sido herida de muerte por sus enemigos sempiternos: la corrupción y el pragmatismo. Se ha impuesto el individualismo. No podemos seguir confiando en una razón de matarifes que han devastado a los pueblos con sus lógicas y misiles en occidente.

guznelson@yahoo.es