La presidenta de la República Federativa del Brasil, Dilma Roussef, afirmó este viernes que llegó la hora de que su nación construya su prosperidad de la mano con todos los países de la región, ya que a su juicio “juntos seremos más fuertes, juntos podemos crecer de forma solidaria para el bien de todos”.
Tales aseveraciones las realizó la jefa de estado brasileña durante su derecho de palabra en la primera sesión presidencial de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Roussef manifestó su profunda preocupación por la posibilidad de una recesión global, producto de la grave crisis económica que sufren las actuales potencias del mundo y aseguró que uno de los principales objetivos del nuevo bloque regional es combatir las amenazas de los problemas económicos de los países capitalistas.
Destacó que la cooperación comercial integracionista y solidaria será la única vía para continuar con el crecimiento financiero que registran los países de América Latina y el Caribe.
“Nosotros debemos responder a esta crisis con un nuevo paradigma, un paradigma que nos plantee dos retos, el reto de mantener el crecimiento en nuestros países con el aspecto de inclusión social, justicia social y compromiso con la creación de empleos de calidad”, dijo.
Enfatizó que es necesario convertir a América Latina no nada más en una proveedora de materia prima, sino que también muestre su vocación para generar conocimientos, para entrar en la economía por la vía de la educación, así como de la ciencia, tecnología y las artes.
TENDREMOS OTROS 100 AÑOS DE INTEGRACIÓN
La mandataria de Brasil aseveró que en América Latina y El Caribe “tendremos otros 100 años de integración”, por la necesidad en la región de que los países crezcan complementariamente y apoyándose unos a otros.
En este sentido, urgió la necesidad de promover un crecimiento solidario “donde la prosperidad de uno produce la prosperidad de todos”. Para ello pidió fortalecer el comercio interregional y crear mayor integración productiva. “Queremos que la Celac ayude a alimentar un círculo vicioso que tenemos que concebir y que tiene beneficios para todos”.
Sin embargo, afirmó que “la integración que queremos es una integración que no sea aquella que beneficie nada más a algunos países, que sea una integración donde no nada más las economías más desarrolladas tengan sus beneficios (…) Estoy hablando de un nuevo paradigma, porque esas naciones más desarrolladas de nuestro continente, no pueden absorber, subordinar, ni tampoco tutelar a sus vecinos”, aclaró.
Destacó que América Latina y El Caribe podrán avanzar en procesos integracionistas, porque a diferencia de otras regiones del mundo “somos una zona de paz libre de armas” que cultiva la solución de conflictos por la vía del diálogo.
Por último, promovió que la Universidad Federal de Integración Latino-Americana sea un brazo de estudios para los países miembros del organismo naciente.