La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, celebra este miércoles 1 de enero de 2014 los primeros tres años de su mandato con una firme postura ante la corrupción en su gestión de Gobierno.
La mayoría de los expertos sostienen que la mandataria brasileña ha obtenido altos índices de popularidad gracias a su gestión política, mientras que la tarea pendiente se ubica en el sector económico, ya que en esta materia los ciudadanos califican que ha tenido una gestión «regular».
Rousseff asumió la presidencia en enero de 2011, tras ganar las que fueron las primeras elecciones en las que compitió en durante su carrera política. En 2011, la entonces candidata presidencial fue apoyada por su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
Durante su gobierno, el crecimiento económico brasileño fue de 2,7 por ciento en 2011 y de 1,0 por ciento en 2012. Los expertos calculan que este año este índice puede ubicarse en 2,3 por ciento y que esa tasa se repetirá en el año 2014.
Por otra parte, la inflación en el gigante suramericano en los últimos tres años se ha mantenido en torno al 5 por ciento.
La economista tiene como uno de los retos previstos para este año combatir los elevados intereses, que en 2011 se ubicaron 11,25 por ciento, y luego se redujo en 2012 al 7,25 por ciento y los que concluyen 2013 en 10 por ciento. Durante este año, el incremento de los intereses fue calificado por la mandataria en varias ocasiones de «inadmisibles».
En el aspecto política, la jefa de Estado exhibió un pulso firme. En su primer año en el Gobierno destituyó a siete ministros salpicados por denuncias de corrupción.
Posteriormente, en junio de 2013 se enfrentó durante 15 días a millones de personas ocuparon las calles para protestar por la calidad de los servicios públicos. Como respuesta a estas multitudinarias muestras de descontento, Rousseff asumió las quejas de la sociedad e instó a «escuchar la voz de las calles».
También demostró firmeza en su imagen política exterior, tras actuar con esta característica ante Estados Unidos luego de conocer los documentos filtrados por el exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por su sigla en inglés) Edward Snowden que revelaron que ella misma había sido víctima del espionaje estadounidense.
Para el momento, la dignataria canceló una visita de Estado que tenía previsto hacer a Washington (capital estadounidense) y exigió «explicaciones» a la Casa Blanca al tiempo que propuso en la Organización de Naciones Unidas (ONU) una resolución contra el espionaje a través de internet que fue respaldada por la comunidad internacional y aprobada por unanimidad.
La mandataria se perfila como favorita para ganar las elecciones presidenciales a celebrarse este 2014 en el país suramericano, según una encuesta divulgada el pasado 30 de noviembre por la firma Datafolha.
Los registros de la encuesta señala que Rousseff tiene una intención de voto del 41 y 47 pr ciento para ser reelegida en los comicios que tendrán lugar en el mes de octubre.
Rousseff ganaría con una intención de voto del 41 por ciento, frente al 24 por ciento de Marina Silva y el 19 por ciento de José Serra.
El sondeo planteó dos posibles escenarios para las elecciones, ya que aún no ha sido oficializada ninguna candidatura, incluida la de la propia Rousseff.