Dimas González compartirá algo de su amplia experiencia en la Juana Sujo

Con una trayectoria de unas cinco décadas en el mundo de la interpretación escénica, Dimas González es uno de los actores más aquilatados del país. De eso dan cuenta no solo el número de galardones que ha recibido sino la valía de muchos de ellos entre los que se cuentan, entre otros, el premio como mejor actor protagónico en el Festival de Cine de Milán (2009), conferido por un equipo evaluador de figuras como Christopher Nolan, el mismo realizador que recién ganó cinco premios Oscar, el reputado actor neerlandés Rutger Hauer y la primera actriz británica Miranda Richardson.

Con naturalidad, seguridad y desprovisto de falsas modestias, Dimas González reconoce que ha labrado una carrera brillante, no tanto por su talento natural, como por la rigurosa dedicación, un empeño que implica estudio e investigación constante sobre todo lo relacionado con el trabajo creativo del actor, sumado a un incansable entrenamiento permanente.

Su pasión por la actuación comenzó desde niño, cuando quería ser cantante popular, pero el miedo escénico no se lo permitía. En ese entonces, en una calle del estado Lara, pasó por un lugar donde dos personas estaban actuando y se dio cuenta que necesitaba aprender a actuar, para poder conectarse mejor con los demás, para vencer el miedo y para poder enamorar a la chica que todos los demás enamoraban y a la que él no se atrevía ni a hablarle.

Para Dimas González, una condición fundamental del actor es la timidez, ese monstruo no tan imaginario que hace a los actores preguntarse, al comienzo de cada interpretación “¿Quién coño me mandó a mi a meterme en este peo?”, para luego dominarlo y disparar así la dosis estimulante de adrenalina que libera las mariposas del estómago.

En su memoria almacena una considerable suma de textos teatrales, clásicos y contemporáneos, que puede interpretar de forma instantánea, como si los hubiera preparado para una audición.

“Un cantante profesional puede memorizar unas 300 canciones y lo sé, porque lo he preguntado. Un bailarín seguro sabe un buen número de coreografías. Igualmente un actor debe estar entrenando constantemente”, recomienda.

El artista, natural de la localidad de Barbacoa en el estado Lara, reconoce en su insaciable sed de conocimiento y el amor por la actuación su vocación de docente, que asume como una necesidad, una vertiente de su carrera en la cual también ha construido una prolífica trayectoria que se traduce en el éxito de muchos de sus pupilos dentro y fuera del país.

“Todo aquel que siente la necesidad de enseñar, en el fondo lo que tiene es una gran necesidad de aprender”, argumentó en conversación con el Correo del Orinoco.

Justo ahora, recién llega al país después de siete años de ausencia y una de las primeras actividades de su agenda, después de pasar un tiempo con su familia en Lara, es ofrecer el taller Monstruos y miedos en escena, una propuesta que se desarrollará en la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo y para la cual estarán abiertas las inscripciones, para el público en general, hasta el 15 de mayo.

También durante su ausencia, además de trabajar como actor en películas, series y espectáculos escénicos en Estados Unidos, México y España, se dedicó a la enseñanza y al coaching, disciplina que se puede aplicar a diversas áreas como la gerencia empresarial, al deporte e incluso al plano personal.

“Yo me he dedicado durante muchos años a la docencia y a hacer investigaciones sobre el proceso creativo del actor y  además estudié en el Instituto Latino Americano de Coaching y Terapia (Ilacot). Empecé a trabajar sobre el proceso de excelencia y comunicación asertiva”, de manera que conjuga las diversas técnicas y principios de la actuación con los elementos propios de coaching, para aplicar lo que el director del Ilacot llamo “Coacharte”

Específicamente, para talleres como el que dictará Dimas González en la Juana Sujo, combina técnicas como la programación neurolingüística, de la gestalt, la comunicación asertiva e incluso la interpretación de los sueños de Freud con la metodología del trabajo del actor creadas por Stanislavski, Brecht, Artaud, Grotowski, entre otros, para configurar lo que el director, actor y docente denomina el método “dimasiano”.

Así creé mi propio método particular, sobre la base del trabajo del actor, que he probado con éxito, primero sobre mí, que soy el conejillo de indias”, pero además con alumnos  a los que le ha ido muy bien en su carrera.

En el caso específico de  los Miedos y monstruos en escena, se abordan los diversos temores que emergen durante la exposiciṕn escénica, (que no es exclusivo del trabajo actoral) incluyendo el miedo escénico y  la agorafobia que se produce cuando el intérprete se enfrenta a ese monstruo de múltiples cabezas que representa el público.

El taller también considera a esos monstruos, que muchos son creados, producidos a veces por creencias en malas praxis o metodologías actorales obsoletas, que si bien Dimas González no considera malas, tampoco han evolucionado.

“El mundo de la actuación es como la tecnología celular que año a año cambia, se actualiza. Creo que nosotros en muchas ocasiones seguimos utilizando herramientas y metodologías que de alguna manera se han quedado atrás. Creo que hay que renovarse. Antes se hacía una actuación mucho más representacional.  En las actuaciones contemporáneas se hacen presentaciones, se produce una transformación desde adentro que le permite una actuación mucho más auténtica y mucho más verdadera con el espectador”, considera el docente.

A su juicio, las herramientas y habilidades que se pretenden transmitir con este taller no solamente sirven al momento de actuar, sino también para la vida en general. “Tenemos miedo a lo desconocido y una vez que empezamos a conocerlo (lo desconocido) pues ya empezamos a perder el miedo”.

Lo importante para lograr esa seguridad, dice Dimas González, es saber dónde estamos parados y hacia dónde quieres ir, por eso, al principio, el taller consiste en una breve intervención del participante.

“Porque  todos estos talleres son extraordinariamente prácticos, tengo que verte (al participante) actuar, tengo que saber cómo te mueves, percibir tus emociones porque si me voy a meter con tus emociones tengo que saber cuáles son las que tienes, cuáles te limitan y cuáles te ayudan. Si voy a trabajar sobre tu cuerpo o tengo que ver cómo te mueves, cuánto pesas, cómo ha sido tu vida desde la infancia, si has hecho deporte. Es necesario identificar qué limitaciones tienes en tu cabeza, cuáles son tus potencialidades”, explicó.

Luego de ese diagnóstico para determinar cuáles son las fortalezas y las debilidades del participante, se adapta a cada uno una metodología “que te permite acercarte al mundo del arte con seguridad, con confianza, con buen humor”,

La idea es transitar, facilitador y participante en un proceso de aprendizaje para indagar  y explorar en función de seleccionar los elementos que pueden ayudar a enfrentar los temores en escena.

“Pero no solamente en el escenario, sino que esas herramientas las pueden poner en práctica a diario para que cuando llegues al escenario surjan de una manera espontánea pero consciente, porque el trabajo del actor es algo permanente y totalmente consciente”, aseguró el multipremiado actor.

T/Luis Jesús González Cova
F/Cortesía L. E. S.