El presidente y fundador del grupo ambientalista Sea Shepherd, Paul Watson, anunció este martes que renunció a su cargo pese a estar en desarrollo en el oceáno Antártico una campaña liderada por esa organización ecologista para interferir la caza de ballenas.
A lo largo de nueve temporadas, incluida la corriente, Sea Shepherd se ha encargado de dificultar las faenas de los balleneros nipones e incluso ha utilizado métodos violentos con tal de evitar la captura de los cetáceos.
Según se rumora, la dimisión de Watson se derivó de un mandato judicial emitido el pasado 17 de diciembre por un tribunal estadounidense, en el cual se ordena al grupo ambientalista abandonar sus objetivos.
La opinión pública se mantenía a la expectativa por un posible encontronazo entre una escuadra japonesa y otra de la entidad ecologista.
Cuatro naves, incluida la insigna Nissjin Maru, forman parte de la flota nipona que partió hacia el gélido océano con el objetivo de capturar unos mil cetáceos, a contrapelo de los reclamos de ambientalistas del mismo Japón y de otros países.
En declaraciones difundidas por un sitio digital, Watson había asegurado que estaban dispuestos a todo con tal de salvar a esos animales y que habría tolerancia cero para la caza.
Para la temporada en curso, Sea Shepherd dispone de cuatro embarcaciones, un helicóptero, tres aviones no tripulados y centenares de tripulantes.
Watson recordó que en las anteriores ocho campañas contra la pesca de los gigantes marinos, se salvaron más de tres mil 500 de las manos de los marineros japoneses.
Según Sea Shepperd y la organización ecologista Greenpeace, el mercado ballenero en el país del Sol Naciente tiende a la desaparición y sólo sobrevive por los subsidios estatales.
A la flota ballenera japonesa la acompañan efectivos armados para garantizar su seguridad, habida cuenta de la agresividad de los ambientalistas que van hasta el abordaje de las embarcaciones.