«Dinero contra la vida y la salud»: disputa por el plan de Japón de verter agua radiactiva al océano

Desde Japón afirman que el país está a punto de verter gradualmente agua radiactiva de la central de Fukushima en el Pacífico, y destacan que esto supondrá un peligro mínimo y los niveles de radiación estarán en una cifra segura. No obstante, el tema causó preocupación entre los países vecinos de Tokio y muchas naciones insulares del Pacífico.

El 11 de marzo de 2011, varios reactores de la central nuclear de Fukushima, operada por la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO), explotaron al quedar fuera de servicio el sistema de refrigeración debido a un terremoto de magnitud 9,0 y un tsunami. Toneladas de agua que se usaron para enfriar los reactores se almacenan actualmente en unos 1.000 tanques gigantescos de la planta.

La empresa finalizó en abril de 2023 la construcción de un túnel submarino para verter agua débilmente radiactiva, purificada de casi todos los radionucleidos, excepto el tritio, en el océano Pacífico a un kilómetro de la central. Desde Japón afirman que el agua vertida tendrá un nivel de radiactividad por debajo del umbral fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y por lo tanto no supondría un peligro para la salud humana ni para el entorno.

Pekín critica la iniciativa de Tokio y veta la importación de productos desde Japón

China se ha convertido en uno de los países más críticos con el plan y, en su respuesta al informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), afirmó que «no reflejaba plenamente las opiniones de los expertos» que participaron en la revisión. El experto chino del grupo de trabajo técnico de la agencia, Senlin Liu, declaró a Global Times que el grupo estaba decepcionado con el «precipitado» informe y que la aportación de los expertos era limitada.

En este contexto, desde la Cancillería china declararon que Japón optó por reducir costos y trasladar las consecuencias al mundo en lugar de considerar otras opciones viables y más seguras.

«Japón se ha centrado más en ahorrar costos que en salvaguardar el medio marino y proteger la vida y la salud de las personas. En cuanto a la eliminación del agua contaminada por la energía nuclear, hay opciones que incluyen el almacenamiento a largo plazo, la liberación de hidrógeno, la inyección en la geosfera, el enterramiento subterráneo y la liberación de vapores», proclamó el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Wang Wenbing.

El vocero subrayó que Japón ha elegido el plan de vertido «con un costo mínimo entre todas las opciones, trasladando los riesgos de contaminación nuclear al resto del mundo y la comunidad internacional se opondrá a este acto de anteponer el dinero a la vida y la salud de las personas».

En respuesta a los planes japoneses, desde la Administración General de Aduanas de China vetaron la importación de productos desde varias regiones.

«Para impedir la entrada en China desde Japón de alimentos contaminados con radiación y garantizarle al consumidor nacional la seguridad de los productos importados, Aduanas prohíbe la importación de alimentos de 10 prefecturas de Japón, incluida Fukushima», publicó la autoridad en la red social WeChat.

En lo que respecta a los alimentos procedentes de otras regiones del país, ante todo los productos acuáticos, se reforzará el control de los documentos adjuntos y se realizará una inspección exhaustiva de todos las partidas sin excepción para verificar que no contienen sustancias radiactivas. China continental sigue siendo el mayor comprador de marisco japonés, con cerca del 23% de las exportaciones del país.

Las autoridades de Corea del Sur respaldan la decisión de Tokio mientras sus ciudadanos protestan

Unos días después de que el OIEA calificara el plan japonés como «seguro», el Gobierno de Corea del Sur publicó su propio informe de su grupo de expertos en el que se indica que esta iniciativa respetaría los estándares internacionales si se ejecuta tal y como ha sido estructurado.

«Hemos confirmado que la concentración de material radiactivo cumple los estándares para vertidos al océano (…) y, por tanto, el plan cumple las normas internacionales, incluidas las del OIEA», declaró el ministro surcoreano de la Oficina de Coordinación de Políticas Gubernamentales, Bang Moon-kyu, en una reunión informativa.

El informe también subraya que las corrientes dispersarán el agua contaminada hasta tal punto que no se detectará material radiactivo cuando el líquido llegue a las costas de Corea del Sur.

No obstante, la población protestaba enérgicamente contra esta iniciativa. En la primera mitad de junio de 2023, los residentes de la isla surcoreana de Jeju celebraron una manifestación. Varios barcos pesqueros salieron al mar con pancartas contra el vertido de agua radiactiva. Los carteles decían: «Si el mar muere, Jeju también», «Todos los coreanos están en desacuerdo», «Protejamos las aguas de Jeju» y

«Los océanos no son vertederos de residuos radiactivos japoneses». Los manifestantes calificaron la acción de Tokio de «acto terrorista», ya que destruiría los negocios locales de pesca y turismo.

Los resultados de una encuesta publicada en el mismo mes por la Federación Coreana de Movimientos Medioambientales (KFEM) indicaron que el 73% de los encuestados se oponía «firmemente» al vertido de agua contaminada, mientras que el 12,4% se oponía «en general». En total, el 85,4% estaba en contra.

«No hay mejor opción»

Pero pese a las enérgicas protestas dentro y fuera de Japón, los planes de Tokio recibieron la aprobación del OIEA.

«El plan de Japón (…) es seguro y no hay mejor opción para lidiar con la enorme acumulación de aguas residuales recolectadas después del desastre nuclear de Fukushima en 2011», afirmó el director general de la organización, Rafael Grossi, en una entrevista concedida a la cadena CNN.

El director del OIEA informó que la entidad lleva más de dos años evaluando el vertido de agua de acuerdo con los estándares más estrictos y confía en el esquema propuesto para hacerlo. Desde el organismo agregaron que Japón diluiría el agua antes de verterla para reducir el nivel por debajo de las normas reglamentarias, y añadieron que sus expertos estarían estacionados en Fukushima para cualquier vertido, que se espera dure décadas.

«Si detectamos algún problema, alertaremos a las autoridades japonesas que serán las que tendrán que actuar», concluyó Grossi durante una rueda de prensa en Tokio al término de su visita a Japón.

Un problema de larga historia

Esta propuesta causó preocupación no solo entre los países vecinos de Japón, sino también entre muchas naciones insulares del Pacífico. Gran parte de las perturbaciones se centra en los riesgos potenciales del isótopo radiactivo tritio, que es difícil de eliminar del agua. Esta inquietud ha suscitado protestas del Gobiernos de China, algunos Estados insulares del Pacífico y grupos ecologistas internacionales como Greenpeace, que declaran que la iniciativa de Japón vulnera el Derecho internacional.

«El Gobierno japonés ha vuelto a fallarle al pueblo de Fukushima al tomar la decisión totalmente injustificada de contaminar deliberadamente el océano Pacífico con desechos radiactivos. Ha descartado los riesgos de la radiación (…) han optado por la opción más barata, vertiendo el agua en el océano Pacífico», denunciaron desde Greenpeace en abril de 2021.

En el propio Japón también estallaron protestas a raíz de la decisión del Gobierno. En mayo de 2023, cientos de japoneses se manifestaron en diferentes lugares de Tokio para protestar contra el plan gubernamental al demandar la suspensión inmediata de dicha iniciativa.

«¡No arrojen el agua contaminada al mar!», gritaron los manifestantes ante la sede de la compañía TEPCO en Tokio con lemas como: «detengan el agua contaminada» y «no contaminen el océano».

F/Sputnik
F/AP