A 23 años del fallecimiento|Disertaron sobre ideario del filósofo Ludovico Silva

A 23 años del fallecimiento del filósofo y escritor caraqueño Ludovico Silva, cumplidos el pasado 4 de diciembre, en la Casa de Nuestra América José Martí se realizó ayer en la tarde un homenaje en el que se disertó sobre la vigencia del pensamiento de este venezolano.

La actividad fue organizada por la Cátedra Ludovico Silva, perteneciente a la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, y la Casa José Martí. Participaron el director del citado programa académico, Luis Felipe Bellorín y los poetas Rosa Trujillo, Juan Chávez López y Wilfredo Velásquez.

Bellorín sostuvo que hay que estudiar la obra de Silva porque “él nos ayuda a quitarnos la alienación, nos da luces para dejar de ser esclavos del consumismo, de una televisión que nos condiciona”.

Además de ser un estudioso de la obra de Carlos Marx, Silva también fue poeta. En ese sentido, Velásquez dijo que “él hizo de la poesía una actividad militante en la que siempre abordó lo femenino; algo novedoso para su tiempo”.

“Cómics” e ideología AUTOR: LUDOVICO SILVA (Extracto)

1.- En el subdesarrollo latinoamericano, si hacemos excepción de dibujantes como Quino, el argentino creador de Mafalda, o como Rius, el mexicano creador de Los supermachos, todo el inmenso resto de los cómics de que disfruta el lector no son otra cosa que un sutil modo de gravitación ideológica de los Estados Unidos sobre nuestros países.

2.- Hay ideología en la presentación diaria del modo norteamericano de vida como el mejor; hay ideología en la difusión del racismo, en la presentación constante del negro y el amarillo como seres malignos e inferiores, fuerzas del mal; hay ideología en la difusión del sentimiento colonialista y neocolonialista que hace de Tarzán y El Fantasma los grandes dioses del subdesarrollo africano, y que hace de los países de Latinoamérica una tierra de nadie, paradero de toda clase de tahúres y bandoleros, pueblos climáticamente hundidos en el sopor tropical y envilecidos por el alcohol y la “inevitable” miseria; hay ideología en la presentación de los niños como verdaderos negociantes o mercaderes, que todo lo transforman en mercancías; hay ideología en todos esos agentes de la CIA disfrazados de magos (Mandrake), profesores universitarios (Kirby), pugilistas (Ben Bolt), viajeros espaciales (Roldán), grandes gurúes blancos (El Fantasma), o simplemente disfrazados de monos (Tarzán); hay ideología en los cómics, y es una ideología específicamente imperialista.

3.- Su forma ideológica es el “mensaje oculto”. Esta expresión la ideó Adorno para la TV, pero es extensible a todos los medios masivos. En el cómic norteamericano ésa ha sido casi su forma única, específica, al menos hasta hace poco. Ese mensaje consiste en los supuestos sobre los cuales se desarrolla la historieta. Si las historietas aparecen siempre los chinos (y en otro tiempo, japoneses y alemanes) como los elementos del mal, los delincuentes, y a su vez los norteamericanos como los elementos del bien (¡los policías!), se da por supuesto que el chino, mientras sea comunista, será malo; y el norteamericano, salvo que sea comunista, será bueno. Otro supuesto: el sistema capitalista es el ideal. Otro supuesto, patente en Tarzán y El Fantasma: la raza blanca occidental es la “mejor”, la buena, la civilizadora. Otro supuesto: que el american way of life es el mejor de todos (…) Y así, supuesto tras supuesto, se crea una gigantesca red oculta, como una malla interna que constituye el cuadro ideológico sugerido o “supuesto” por los cómics. No queda otro remedio, para detectar esa ideología, que practicar la nietzscheana “sicología del desenmascaramiento”.

Fuente/Ciudad CCS