El encuentro finaliza hoy en la GAN|Docentes y bailarines debatieron sobre políticas culturales y leyes que amparen la danza

Trazar políticas que fomenten, sostengan y fortalezcan a la danza y a sus creadores fue el planteamiento de la coreógrafa y docente argentina, Luz Mariela Ruggeri, quien participa como invitada especial en el primer foro de La danza y la política, organizado por la agrupación Coreoarte a propósito de su 30° aniversario.

Durante su ponencia denominaba En contexto. El espacio de la danza, la investigadora comentó que desde siempre la danza es una disciplina “muy vulnerable” y por ende requiere de normativas y políticas culturales que amparen a sus creadores y le garanticen su seguridad social, una vez retirados.

Según Ruggeri, “las políticas culturales para la danza y para el arte deberían ser políticas de Estado, y más allá de los cambios que deben hacerse, siempre deben estar vigente y que contemplen las particularidades de los objetos estéticos”, sostuvo la coreógrafa.

Comentó que dentro de la cultura existe una diversidad de objetos estéticos como: la música, la pintura, el teatro, la danza. “Cada uno de esos objetos es particular y de todos ellos el más vulnerable es la danza”, por eso este llamado de proteger al sector.

La ponente expuso que uno de los principales problemas del sector se concentra en la vida útil de una bailarina y un bailarín, es decir ¿hasta que edad le es posible bailar? Al respecto, refirió que al darse esta limitante, quienes no tenga las condiciones físicas “simplemente se dedican a la docencia o se quedan sin trabajo. Sin tener con qué vivir y esto es una preocupación para quienes nos dedicamos a este arte”.

Apuntó que salvo a excepciones, como las bailarinas y los bailarines pertenecientes a compañías nacionales o de escuelas provinciales, “nadie puede vivir de la danza”.

DERECHO LABORAL

Ruggeri expresó que los altibajos que, lamentablemente, sufre el arte del movimiento se debe a que sus creadoras, creadores e intérpretes no son considerados trabajadores. “Cuando en realidad sí lo somos”, acotó.

La investigadora argumentó que el hecho de que una persona haga arte no la excluye ser una trabajadora o un trabajador, porque generar cultura debe reconocerse como una labor y una profesión como cualquier otra.

Precisó la docente que los derechos que deben tener los bailarines deben manejarse aparte de las políticas culturales para la promoción de la danza: “Una cosa es trabajar sobre los derechos laborales y otra cosa es trabajar sobre la política de fomento para la danza, la cual se hace con participación del Estado”.

La investigadora enfatizó que es esencial que el Estado participe en el apoyo y planteamiento de normativas que velen por la cultura. Aunque admitió que existen tales políticas que se han puesto de manifiesto en las leyes marco, como la Constitución, no cree que se cumplan los contenidos y las disposiciones de la misma.

Aclaró que el incumplimiento de las normas no depende del Estado: “los interesados directos son los que tienen que reclamar y hacer cumplir las leyes”.

A juicio Ruggeri, la apropiación de las leyes no se produce por la falta de conocimiento. “No nos estamos pensando como sujetos de derecho; no nos estamos pensando como receptores de políticas culturales que nos mejoren nuestro hacer y ese es el problema”, consideró.

Para solventar tal situación, la coreógrafa hizo un llamado al sector a participar en las mesas de negociaciones, en el caso de que se produzca la discusión de alguna política en beneficio de la danza y cualquier área de la cultura.

CONEXIÓN CON EL EXTERIOR

Por otra parte, la argentina detalló que es vital salirse del espacio específico de la creación o educación y formar un colectivo que reclame sus derechos. Reiteró: “Nos tenemos que meter en los espacios políticos, no para proclamarnos como gobernadores sino para conocer cuáles son las políticas culturales que se están aplicando y cómo se está haciendo”.

Indicó que la danza es un bien intangible de la sociedad y por tener esa condición debe ser respetado y regulado. Concluyó que es indispensable cambiar esa postura neorromántica de la danza que refiere “que vivimos del amor al arte”.

“Para nosotros como artista es peligroso desplazarnos bajo este concepto, porque el pensamiento neorromántico reafirma la idea de que vivimos del aire, pero con eso no comemos”, indicó Ruggeri

Sentenció la especialista que todas las trabajadoras y los trabajadores de esta manifestación deben comenzar a pensar que ser artistas independientes no significa estar a la vera del camino. “Ser artistas independientes significa que somos libres de crear y que nadie va a censurarnos, pero dependemos de un Estado que se hace cargo de este tipo de arte, porque en cualquier país 95% del arte es independiente”, finalizó.

T/ Patricia Pineda
F/ José Luis Díaz
Caracas