Nuevos documentos revelan que la constructora brasileña Odebrecht podría haber financiado la campaña electoral del presidente de México, Enrique Peña Nieto.
No es la primera vez que el Gobierno de Peña Nieto se ve salpicado por el caso de los sobornos de Odebrecht, ya que, a mediados del pasado mes de agosto, una de las personas de confianza del mandatario mexicano, el exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex) Emilio Lozoya, fue acusado por tres exdirectivos de la constructora brasileña de recibir 10 millones de dólares en sobornos.
En este contexto, el lunes se conoció que una filial de Odebrecht, Braskem, depositó 1,5 millones de dólares a una empresa ligada a Lozoya en 2012, cuando este era coordinador del área internacional de la campaña presidencial de Peña Nieto, según nuevos documentos obtenidos por el organismo ciudadano Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MMCI).
Si a esto último le sumemos las declaraciones realizadas por el entonces director de Braskem, Carlos Fadigas, en una reunión privada con inversionistas realizada en febrero de 2013, la campaña electoral de Peña Nieto queda en entredicho.
“Acompañamos de tiempo completo toda la campaña del (Partido Revolucionario Institucional) PRI, del partido PRI, y del actual presidente Enrique Peña Nieto. No solo de él, sino también de su equipo”, expresó Fadigas, hoy delator ante la Justicia brasileña para esclarecer el gigantesco caso de corrupción internacional conocido como Lava Jato.
De acuerdo con documentos del Tribunal del Distrito Occidental de Nueva York, publicados en diciembre de 2016 por el Departamento de Justicia de EE.UU., la constructora brasileña Odebrecht pagó alrededor de 788 millones de dólares en sobornos en 12 países de Latinoamérica y África, incluidos Angola, Argentina, Panamá, Brasil y Colombia, en donde habría entregado más de 11 millones de dólares entre 2009 y 2014.
Solo en Brasil, entre 2003 y 2016, la compañía desembolsó 349 millones de dólares en sobornos y logró ganancias por valor de 1900 millones.