Don Tulio Febres Cordero, el patriarca de las letras merideñas

Este venezolano ejerció como escritor, historiador, profesor universitario y periodista. Realizó un aporte fundamental a la cultura venezolana mediante el estudio de la historia de Mérida

____________________________________________________________

Cuando hablamos de este merideño no solo hacemos referencia a un cronista, fue un hombre de leyes, de letras y de educación, tradicionalista y creador incansable, quien dejó una huella imborrable en la historia cultural local y nacional inmortalizado en la leyenda de las cinco águilas blancas

En el único municipio bautizado en su honor, ubicado en el eje panamericano del estado Mérida, hoy, 31 de mayo, nos regocijamos al celebrar 160 años del nacimiento, en 1860, de don Tulio Febres Cordero Troconis, uno de los hombres merideños con espíritu más curioso e interesante.

Así como el sabio Arístides Rojas cultivó las historias, leyendas y tradiciones de Caracas, Tulio Febres Cordero, su discípulo, lo hizo con su ciudad natal.

Hijo de Foción Febres Cordero y Georgina Troconis y Andrade, recibió sus primeras enseñanzas de sus padres, así como de sus tíos Favio Febres Cordero e Indalecia Almarza. Posteriormente ingresó a la Escuela de Varones de Mérida.

Febres Cordero ejerció como escritor, historiador, profesor universitario y periodista. Realizó un aporte fundamental a la cultura venezolana mediante el estudio de la historia de Mérida, de la región andina y de sus áreas de influencia, es decir, del territorio que desde principios del siglo XVII constituyó elcorregimiento de Mérida.

En el año 1871 ingresó a la Universidad de los Andes para continuar los cursos de Latinidad y Filosofía, esfuerzo por el que, pasados siete años, se titula como bachiller. Incursiona en los estudios universitarios de Derecho, carrera que culminó en 1882, y obtiene un doctorado 18 años después.

Su inquieta y curiosa personalidad le permitió que pocos oficios y pocas labores escaparan de su dominio, algunos de los cuales incluso le ayudaron en algún momento a ganarse la vida.

Se conoce que, entre los oficios aprendidos destaca el de zapatero, relojero, grabador, encuadernador, calígrafo, dibujante y pintor. Pero, además, su amor por la investigación y la redacción lo llevan a iniciar su labor como tipógrafo, cronista, historiador y periodista.

Como tipógrafo don Tulio se destacó en el desarrollo de la imagotipia y la foliografía, y se dedicó a la reproducción en papel de las hojas de las plantas endémicas de las montañas andinas. Como encuadernador se dedicó a rescatar la memoria de la entonces ya centenaria universidad, y recopi los papeles fundamentales de la vieja Casa de Estudios y los organizó y encuadernó con sus propias manos (aún hoy es posible consultar en el Archivo Histórico de la Universidad de Los Andes los añejos volúmenes preparados por él con mimo y enjundia).

Aunque su especialidad académica estaba relacionada con las leyes, fueron las letras las que acapararon su atención postuniversitaria.

Febres Cordero se desempeñó como historiador, cronista y periodista al darse a la ardua tarea de investigar y compilar una multitud de sucesos y curiosidades que transformó en inmortales leyendas propias de los Andes venezolanos, las cuales publicaba en periódicos que él mismo imprimía.

Este gran insigne merideño además se interesó por el acervo cultural de nuestros antepasados aborígenes. Ante todo puso especial énfasis en la recopilación de la tradición oral andina, un trabajo periodístico que lo inmortalizó como escritor de leyendas y lo lleva a ocupar un lugar privilegiado en la historia de la literatura venezolana.

Gracias a sus grandes virtudes, heredadas del sabio Rojas, se convirtió en profesor de la Universidad de los Andes, y fue catedrático de Historia Universal entre los años 1892 y 1924. Fue nombrado vicerrector interino en 1912 y rector honorario en 1936, por el mismo presidente de la República de Venezuela, Eleazar López Contreras, quien le asignó una pensión, aunque no elevada, bastante justa por sus labores por la nación.

Su paso por los impresos

A los 25 años crea el periódico El Lápiz, años más tarde, en 1896, funda El Centavo y en 1902 El Centauro, así fue como se dedicó a fundar, dirigir, diversos periódicos y revistas en los que escribió y colaboró bajo los seudónimos de Amaury, Roque y Pablo.

Como escritor cultivó especialmente la prosa, pero también la poesía.

Obras literarias del patriarca merideño: Don Quijote en América o la cuarta salida del ingenioso hidalgo de La Mancha (1905), La hija del cacique o la conquista de Valencia (1911), Tradiciones y leyendas (1911), Memorias de un muchacho (1924), Mitos y leyendas (1919), reedición ampliada de Tradiciones y leyendas, de 1911.

Es de destacar que don Tulio Febres Cordero con sus famosos mitos y leyendas fue célebre cultivador del relato fantástico en Venezuela. Entre sus leyendas más populares están “Las cinco águilas blancas”, “Las lágrimas de la india Carú que se murió de amor”, “La laguna de Urao”, “El jinete emparamado”, “El perro Nevado”.

A él también debemos el primer recetario de cocina venezolana, La cocina criolla o guía del ama de casa.

Gracias a sus múltiples facetas don Tulio llegó a recibir múltiples honores: fue nombrado miembro de la Academia Latina de Ciencias, Artes y Bellas Letras de París (1912), Medalla de Instrucción Pública, Orden del Libertador con el grado de Comendador Gran Cruz de Caballero Pontificio de Su Santidad León XIII.

Don Tulio Febres Cordero falleció el 3 de junio de 1938 en su Mérida natal. Años más tarde, en 1960, como homenaje al centenario de su nacimiento se publican sus Obras completas en una edición de seis tomos.

En 1978 sus familiares donaron a la nación la colección de impresos y documentos que tan riguroso historiador había reunido y clasificado, los cuales reposan en la Biblioteca Febres Cordero del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional, ubicado en el caso histórico de la ciudad de Mérida.

La alcaldía bolivariana del municipio Tulio Febres Cordero, a 160 años de su nacimiento, siente gran orgullo de llevar el nombre de este célebre venezolano que dio a sus escritos el sello peculiar de esta ciudad que una vez fue de nieves perpetuas y la impregna sensiblemente de su color inigualable.

Don Tulio es el protagonista innegable que representa ese esfuerzo genuino por construir la cultura venezolana, patriotismo que le inspira y que no debe soslayarse.

TyF/ Prensa Alcaldía Bolivariana
Tulio Febres Cordero
Mérida