Dos rusos que estimulan la práctica del piano en Venezuela

Convertir la verdad más íntima de las cosas y transformarlas en música es el perfeccionamiento que se refleja en Igor Lavrov y Goulnara Galimchina, virtuosos pianistas rusos que en el espejo de la potente ejecución que con minuciosidad de detalle, fuerza lírica y genio de su obra, transmiten el lenguaje de la alegría musical que ama la virtud por su gracia se deleita con el mundo por la luz de la belleza que resplandece y derrama sobre el universo, intérpretes que con natural versatilidad adquieren el esplendor de la voluntad que mueve al mundo visible y han proporcionado la formación de más de 100 músicos pianistas profesionales. Facultades ejecutivas y poder de creación como docentes que han ejercido en Venezuela con el mayor alcance compatible con la propia individualidad, devoción asistida con grandes aplausos, trazo bien marcado en los niños y jóvenes por la pasión y el oído educado y cultivado para la música por su ritmos y dimensión mundial.

“La música es mi vida mi todo, no tiene límites sirve para todas las edades, aprendí a no esperar la inspiración, es una disciplina estudiar y trabajar, estoy con el compositor y la pieza, es un momento sagrado íntimo. Desde el principio le transmito a mis alumnos mucho amor para que comprendan la música, que les acompañe toda la vida sin importar si serán músicos, mi deseo es que se desempeñen en cualquier nivel, no solo ejecutar la pieza sino interpretarla es otro nivel de comprensión es lo que trato de enseñar, una vinculación fuerte consciente. En Venezuela hay grandes pianistas venezolanos grandes maestros como Carlos Duarte, David Ascanio, Carlos Urbaneja y tiene el Sistema de Orquestas y Coros Simón Bolívar fundado por el maestro Abreu, el cual es un gran movimiento con 40 años de trayectoria, y es lo que ha movido la educación musical en el país, me encantaría que estuvieran pendientes de las escuelas de música del país, necesitan docentes buenos, instrumentos e instalaciones, especialistas de música en todas las disciplinas”, explicó Goulnara Galimchina, pianista rusa  graduada en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú.

Ha participado en diversos festivales mundiales y es docente en el Conservatorio de la Orquesta Simón Bolívar, en la Academia Latinoamericana de Canto Carmen Teresa Hurtado, asesora pedagógica de la Escuela de Artes Integradas Maestro Jorge Serrano del Centro Unesco, docente del Conservatorio Nacional de Música Olga López y del Colegio Emil Friedman: “Empecé a estudiar música a los cuatro años, mi mamá era profesora de piano y dirigía la escuela de música. Vivíamos en una ciudad muy pequeña, de gran trayectoria, por lo que nunca dudé en elegir mi profesión. Hace 25 años vinimos mi esposo Igor y yo invitados por el maestro Abreu para formar los nuevos talentos venezolanos y desde entonces abarcamos diferentes áreas de educación pianística».

GRAN CONCIERTO

Se debe resaltar que ambos se presentaron una mañana de enero con un recital de música clásica rusa, titulado “Bienvenido Viejo Año Nuevo” en el Centro Cultural BOD de Caracas, contando con la soprano Anna Rotinova y el barítono Johann Maldonado para celebrar el “Viejo Año Nuevo”, una fiesta que se realiza en países de tradición religiosa ortodoxa, la festividad es por el inicio del año, según el calendario juliano, que es el 14 de enero, una de las fiestas rusas más esperadas al conservar muchas tradiciones de todos los períodos de su historia.

«Fue un buen concierto, es una de las mejores salas de Caracas con ese precioso piano. Me gusta que me defina el público, hay que estar en forma, un músico siempre alimenta su repertorio con nuevas piezas; me gusta de Venezuela la naturaleza el canto de los árboles, el tono de los verdes”, destacó Galimchina, profesora de piano.

En ese sentido Igor Lavrov resaltó que “yo trabajaba en el Instituto Superior en Moscú y vino una delegación de Venezuela con el maestro Abreu, un gran amigo y ‘mi admirador’, y David Ascanio para buscar profesores porque querían establecer una educación musical, una escuela y se creó el Conservatorio Simón Bolívar y el Gobierno abrió la  Universidad Musical con pianistas, instrumentos de vientos y cuerdas, chelos, cantantes, con todas las especialidades musicales; muy pocos países de Latinoamérica tienen su universidad musical, existe en México, Panamá, Brasil, y Venezuela. Mis alumnos están conmigo, los venezolanos son supertalentosos, han ganado concursos nacionales e internacionales. Los ayudo a renovar la pasión por la música, para mí es como la sangre, es mi agua, es mi oxígeno mi vitamina; sin música no puedo vivir. ¿Qué es lo básico? Hay parámetros primarios ritmo, oído musical, ejercicios rítmicos, cantar y pensar, con su materia religiosa, espiritual, los niños responden con su talento con música profunda y genialidad como Gabriela Montero, me gustaría que hubiera más apoyo para la educación musical en Venezuela”, recalcó Igor Lavrov.

Este pianista ruso desde 1993 fue invitado a trabajar en Venezuela con el Sistema de Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, la Gran Mariscal de Ayacucho, la Filarmónica Nacional de Venezuela y Municipal de Caracas. Lavrov se desempeña en la actualidad como docente en el Sistema de Orquesta Sinfónica Juvenil  Simón Bolívar en la maestría musical de la Universidad Simón Bolívar, Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), Conservatorio de Música Simón Bolívar. En el transcurso de 40 años ha formado más de 100 músicos pianistas profesionales junto a su esposa Galimchina.

“Desde los cinco años empecé a tocar piano, porque mi abuela y mi mamá eran profesionales del Conservatorio San Petesburgo y me gusto escuchar las clases de mamá, con el oído musical repetir, y mamá se dio cuenta que tenía talento y a los 12 me toqué la primera vez un concierto con la Orquesta Sinfónica y coro para jóvenes piano y orquesta. Participé en varios conciertos con una o dos obras musicales para niños, empecé a avanzar,  y a los 17 años entré a una academia de pianistas profesionales. Mamá siempre me obligaba a practicar dos horas, las escalas y los ejercicios. Y despertó en mí el deseo de tocar conciertos y aprender repertorio internacional, yo no puedo vivir sin música», recordó este talentoso músico.

«El talento es el ritmo natural que tiene una persona, y horas horas de trabajar de practicar, a esa motivación musical me ayudó mama cuando me dijo ‘tú estás listo para un concierto’ y esa sensación cuando el público me aplaude cada vez yo espero es mi aire mi oxígeno es mi compensación, gratificación; yo trabajo y el público me responde. La música es una fiesta de mi alma, es una responsabilidad de presentar música para personas y pensar, hacerlo lo más fiel y autentico que sea parecido al compositor, ese es mi mensaje para el público, la música es arte con múltiples ingredientes filosóficos espirituales asociativo de la brisa misterioso con su propia esencia, es un sentimiento tan fino, es amor para las personas para la naturaleza y la familia, es sagrado, es un tributo a Dios es muy interno tan rico. Dios me regalo esta pasión, cada pasión llena su propio impulso para seguir la vida, la música es para siempre un ingredientes del alma, solo Dios sabe lo que me inspira, el silencio, los pájaros, el sol, ruido de los árboles, eso estimula mis fantasías y caminar. Me encanta de Venezuela, Mérida es una sinfonía de colores y tiene su  aspecto pintoresco, la montaña, cada lugar del país tiene su propio lenguaje su carácter, el clima es muy balanceado. Los compositores rusos son geniales, también me gusta Bach es un filósofo profundo, Chopin; cada época y cada país tiene su genio y responde para cada alma”, puntualizó Igor Lvrov.

T/ Redacción CO
F/ Cortesía Elizabeth García
Caracas