Si revisamos la historia contemporánea de Venezuela en los últimos 50 años encontraremos dos momentos, repito solo dos momentos, cuando un presidente convoca a los factores políticos confrontados al diálogo: la primera, después del golpe de abril de 2002 con el comandante Hugo Chávez y, la segunda, la del jueves 10 de abril de 2014 con el presidente Nicolás Maduro.
Dos tiempos para dos visiones que desde hace muchos años la sociedad mundial viene discutiendo, la visión capitalista y la visión socialista.
De manera que estamos en el momento histórico crucial y Venezuela es el escenario del debate mundial, aunque lo ocurrido el jueves pasado fuera un debate nacional por neutralizar a la violencia, debate en el que la oposición lleva las de perder y cuya táctica es no perder más, favor que le hace el bolivarianismo a la oposición, es la verdad que el mismo Henry Ramos Allup reconoce.
Hay que revisar la hemeroteca de la Biblioteca Nacional; hay que encontrar la historia reciente, tal y como lo expreso el canciller Elías Jaua; hay que leer la revista Memorias de Venezuela; hay que revisar el debate porque la verdad es una cosa, es la realidad, y otra la demagogia barata como la que practica Andrés Velásquez.
Cuando un grupo de mujeres y hombre en los años 60 y 70 decidieron irse las montañas lo hicieron con la Patria como bandera de lucha, y cuando algunos de ellas o ellos fueron capturados y sometidos a salvajez torturas y tormentos -luego a penas de prisión- pagaron su detención con dignidad porque su discurso contenía una enorme carga ética y moral. Otros sin ser guerrilleros pagaron penas por injusticias sin nombre, solo por defender sus ideas socialistas.
El día 23 de abril la Cámara Municipal de Caracas hará honor a uno de ellos, Salom Meza Espinoza, un hombre de combate. Lo mismo hará su pueblo en San José de Guaribe el día 26 de abril, porque como muchos nunca pidió clemencia sino justicia que es el legado más preciado de todo revolucionario.