Earle Herrera: La literatura es más ingrata que la política

Homenajeado en la edición XVI de la Filven, el autor atribuye con cierta ironía al horóscopo su dedicación a las letras. Ceśar Vallejo y Julio Cortázar figuran entre sus autores preferidos, a los que siempre vuelve. Por la Covid, el presidente Maduro le repartió pañuelos a todo el mundo. “El rostro grave es un recurso humorístico. Sí, sé bailar, pero no al son que me toquen”, dice al responder un cuestionario enviado por el Correo del Orinoco

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-¿Por fin, dónde nació Earle Herrera? ¿En El Tigre o San José de Guanipa , anteriormente conocida como El Tigrito?

-Nací en San José de Guanipa, o sea, en El Tigrito.

-Usted le contó a Ernesto Villegas que era hijo de una enfermera y que ella deseaba que fuera médico, sin embargo, usted se hizo escritor. Eso nos indica que no es tan cierto el dicho de tal palo tal astilla ¿Será que la escritura es parte de una espiritualidad y su madre se la transmitió? ¿Qué explicación tiene usted? ¿De dónde viene esa viruta?

-Es una cuestión astrológica. Nací un 23 de abril, día de los funerales de Shakespeare y  Cervantes; también fallece ese día Teresa de la Parra. El horóscopo lo cuadró todo.

-Earle Herrera nació en una zona llanera y petrolera, sin embargo ese ambiente y esa condición no predominan en su obra. ¿Es cierto, estamos equivocados o lo ignoramos?

-Mis primeros cuentos, «Sábado que nunca llega» y «Cerote», tienen un escenario petrolero, en la Mesa de Guanipa escribí un poemario sobre la vida en un pueblo petrolero que me pareció tan malo que lo incineré. Hice un mechurrio donde lavé ese pecado literario.

-Usted nació en una época de transición entre una Venezuela rural y la petrolera, entre el rock and roll, Billo’s y el viaje a la luna, entre Rómulo Betancourt y Chávez, entre la Cuarta República y una revolución, en la cual en cierta forma usted milita y defiende. ¿Qué puede decir al respecto?

-Nací en 1949, después que el perezjimenismo derrocó a los adecos con Gallegos, luego que los adecos con los perezjimenistas habían derrocado a Medina Angarita. Crecí durante la llamada democracia representativa y ya pensaba que moriría bajo el eterno Pacto de Punto Fijo cuando apareció el comandante Chávez y mandó a parar. Me enrolé en la Revolución Bolivariana y la patria sigue.

-¿A quiénes podría nombrar como pertenecientes a su altar literario, tanto criollos como extranjeros?

-De aquí: Aquiles Nazoa, Luis Britto García y Gustavo Pereira. De allá, Julio Cortázar, Pablo Neruda y Gabriel García Márquez.

-Ernest Hemingway dijo una vez que la condición esencial para un escritor era tener un detector de mierda innato y a prueba de golpes. ¿Qué tanto de cierto tiene esa apreciación? ¿Esa cosa se puede medir?

-No sé qué quiso decir Ernest Hemingway con esa frase. De todas maneras, por su bella prosa como narrador y como corresponsal de guerra, al maestro le funcionó.

-¿Guarda usted un libro, un poema, un escritor a los que acude de cuando en cuando?

-Guardo y acudo a Rayuela, de Julio Cortázar, y a Los heraldos negros, de César Vallejo. También a Marcial Lafuente Estefanía.

-¿En el caso de la Covid-19 se podría afirmar que nos pasó como a Maisanta cuando lo pusieron preso: nos agarró el catarro sin pañuelo?

-Cuando el catarro -o la Covid 19- amenazó con llegar, el presidente Maduro le repartió pañuelos a todo el mundo. Tuvimos, en este sentido, más suerte que Maisanta.

-Earle Herrera tiene un rostro grave y su personalidad infunde respeto, sin embargo cultiva el humor. Perdone la curiosidad, pero, ¿sabe usted bailar?

-No he conocido a ningún humorista con rostro risueño: Job Pim, Kotepa Delgado, Leoncio Martínez (Leo), Aquiles y Aníbal Nazoa, Zapata, Jaime Ballesta (Otrova Gomas), Luis Britto García, ni siquiera Roberto Malaver. El rostro grave es un recurso humorístico. Sí sé bailar, pero no al son que me toquen.

-El humor y la ironía son atributos de la inteligencia. ¿Es así como dicen?

-Hay personas inteligentes que no tienen humor ni son irónicos. Pero no son posibles el humor y la ironía sin la inteligencia.

-¿Cómo se conjuga la política con la literatura? ¿Cómo se inserta un escritor en este ingrato mundo?

– Fácil, la literatura es más ingrata que la política.

-Don Earle, ¿qué nos jugamos el 6 de diciembre?

-No le diré que el 6 de diciembre nos jugamos la patria o el socialismo. Nos jugamos la Asamblea Nacional, el poder que hace las leyes, controla al Ejecutivo y designa a los otros tres. Ni más. Ni menos.


Ciudadano inquisitivo

En la reciente edición de Monte Avila de Sábado que nunca llega, conjunto de relatos lanzado con motivo de la XVI Feria Internacional del Libro de Venezuela, se afirma que Venezuela entera conoce la trayectoria de Earle Herrera. “Un inquisitivo ciudadano movido y tocado por lo que acontece a su alrededor. Hombre de este tiempo y a quien ‘nada humano le es ajeno’. Y esta frase tan escuchada y repetida podemos verla cumplirse línea a línea lo largo de sus obra”.

De Sábado que nunca llega, publicado inicialmente en 1980, se detalla su “lenguaje ágil, directo (precisa coloquialidad no exenta de belleza)”. Earle construye o talla microuniversos, en los que los personajes que lo habitan (los hambrientos, los comunes, los olvidados, los anónimos, los que a nadie interesan) parecen ir deshaciéndose, abandonando fatalmente “su vida invivible como un hilo frágil que duele en todos los nervios”.

Periodista, profesor universitario, parlamentario, Earle acumula una solvente obra como poeta, narrador, ensayista, cronista, articulista.

“La Leona es un campo de la compañía del petróleo, con una sola calle como de ciento y pico de metros, un pueblo prefabricado que enclavaron un día cualquiera en medio de la Mesa de Guanipa, donde la vida pasa con una cronométrica rutina que sólo no aburre a Caregato. Caregato ha enterrado sus raíces en La Leona como un palo de yuca y es capaz de secarse si lo arrancan de su medio”, escribe Earle en “Caregato”, uno de sus relatos.


T/ Manuel Abrizo
F/ Archivo CO, reproducción Luis Franco
Caracas