En caso de lograr el primer ministro griego, Alexis Tsipras, la estabilidad política tras el referendo de este domingo, su país podría ser atractivo para inversiones foráneas, estimó el viceprimer ministro ruso de Desarrollo Económico, Alexei Lijachev.
Al comentar los resultados del plebiscito de esta jornada en el que más del 60 por ciento de los griegos se pronunció contra las imposiciones de la Unión Europea (UE) para resolver el problema de la deuda, Lijachev estimó que en la perspectiva se abre la citada posibilidad.
El vicetitular de Desarrollo Económico admitió que el NO en la consulta de ninguna forma significa una salida automática de Atenas de la eurozona, pues de hecho, apuntó, para mañana se esperan pláticas aún más intensas entre el ejecutivo de Tsipras y los acreedores.
De volver a su moneda nacional, Grecia deberá buscar socios fuera de la zona euro y habrá un mayor interés en los activos helénicos que se abaratarán, lo cual llevará a una situación diferente en materia de necesidades de préstamos, consideró el funcionario ruso.
Lo importante ahora es que el actual gobierno de centroizquierda griego mantenga el control de la situación socio-política, afirmó.
En ese caso, las naciones del grupo Brics (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) estarían interesados en fortalecer la cooperación con Atenas, sobre todo, en el formato bilateral, comentó.
Lijachev opinó que, en un futuro, con la creación del banco del Brics, no se excluye que Atenas pueda cooperar con esa nueva institución financiera.
Una salida de Grecia de la eurozona sería una especie de terapia de choque para la UE, afirmó el vicetitular de Desarrollo Económico, pero, auguró, aún en esa situación el euro de ninguna forma tendrá un retroceso catastrófico frente al dólar.
El viceministro ruso señaló que la economía helénica solo representa el 1,7 por ciento del Producto Interno Bruto de la eurozona y por ello habrá una variación de la cotización del euro entre 1,05 y 1,15 frente al billete verde estadounidense, opinó.
La salida de Grecia de la moneda única europea podría tener un efecto dominó para otras naciones de la región, aunque ello es menos probable, o podría fortalecer a la UE, si ésta aplica las restricciones y disciplina requeridas, comentó Lijachev.