Una evidente tensión, sobre todo provocada por las persistentes dificultades económicas y el descontento de la población, marcó este lunes en Francia la conferencia social que reunió al gobierno, los empresarios y los sindicatos.
El encuentro tuvo lugar a pocos días de conocerse que la aerolínea Air France, en la que el Estado galo posee el 17,6 por ciento del capital, anunció que podría recortar dos mil 900 empleos entre 2016 y 2017.
El anuncio coincidió con una jornada de huelga convocada por los sindicatos que degeneró en incidentes violentos y en la posterior suspensión de cinco empleados que serán juzgados en diciembre próximo a causa de esos sucesos.
Unido a ello, el gobierno tiene bajos niveles de popularidad cuando restan menos de dos meses para las elecciones regionales, los últimos comicios a nivel nacional antes de las presidenciales de 2017 y en los que se avizora un nuevo revés para el Ejecutivo.
Mientras, la población sigue en espera de ver descender la tasa de paro, ubicada en torno al 10 por ciento, situación que constituye una de las principales preocupaciones de las personas.
El presidente francés, François Hollande, expresó el intervenir en la conferencia que la modificación del código laboral preservará principios como la duración legal del trabajo, el salario mínimo o los contratos.
Apuntó que ese código va a simplificarse para que resulte más fácil a empresarios y trabajadores, y adelantó la mejora de un plan de formación prioritaria destinado a 150 mil parados el año que viene, especialmente aquellos de larga duración, de mayor edad y jóvenes.
Otro de los temas tratados en el encuentro fueron la transición energética y el impacto de la transformación digital en el mercado.
La Central General del Trabajo (CGT), el principal sindicato del país, no participó en el evento.
«Hollande y sus ministros no se dan cuenta que Francia está viviendo un clima social explosivo, que puede estallar en cualquier momento», expresó recientemente Philippe Martinez, secretario general de la CGT.
El gobierno aboga por recuperar el diálogo social, algo que lo que muchas sindicalistas dejaron de creer por considerar que les proponen un «simulacro de diálogo».
Para nosotros, una sociedad moderna es una sociedad que va en el sentido del progreso social, afirmó Martínez.