Ediles bolivarianos del Concejo del Municipio Libertador trabajan en la adaptación y actualización de las ordenanzas relacionadas con el fenómeno sismológico en Venezuela y su prevención ante efectos contra la población. Las normas en cuestión estarán orientadas a estimular la formación del personal en las instituciones del Estado, en cuanto a la prevención de riesgos.
“Queremos remozar las ordenanzas que se tienen, robustecerlas y enriquecerlas para nuevamente aprobarlas, con el fin de que cada institución se haga responsable de cumplir con lo establecido en cuanto a la adecuación de las escaleras de emergencia, instalación de lamparas de emergencia y la realización periódica de simulacros de desalojo en las edificaciones”, explicó el concejal.
La información fue divulgada durante la realización de IV Simposio Caracas una Ciudad en Riesgo, organizado por el Concejo Municipal de Caracas en el auditorio del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces).
POCA CULTURA PREVENTIVA
El concejal advirtió sobre la poca cultura preventiva en las entidades del Estado. Al respecto, previno acerca de las deficiencias en cuanto al “desalojo efectivo, eficiente” de las edificaciones en caso de terremoto. Anunció, sin dar mayores datos, que en pocos días se efectuará un ejercicio de desalojo en la sede del Concejo del Municipio Libertador, que luego será replicado en otras instituciones.
Graterol indicó que en el seno del concejo se realiza un trabajo conjunto con la comisión de urbanismo e infraestructura a cargo del concejal William Contreras y con la colaboración de técnicos de la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis).
A pocos meses para que se cumplan cincuenta años del terremoto registrado en Caracas el 29 de julio de 1967, y el cual cobró la vida de al menos 250 personas, el concejo municipal intenta “generar la cultura preventiva ante un sismo, trabajando con organismos especializados como Protección Civil y bomberos del Distrito Capital”.
EN LAS COMUNIDADES
En relación al trabajo en las comunidades, Graterol indicó que como parte de un programa diseñado para formar a la población en esta materia, un equipo multidisciplinario tiene previsto visitar las escuelas públicas y las comunidades del Municipio Libertador. Señaló que en la actualidad se ejecutan tres proyectos pilotos en las parroquias El Valles, Coche y el 23 de Enero.
“Se quiere llegar a todas la parroquias para entrenar a los habitantes de los sectores populares, en acciones preventivas que ayuden a aminorar las consecuencia de un sismo”, comentó Graterol.
Los sismos son el producto del movimiento de las placas tectónicas que se encuentran debajo de la corteza terrestre, y en el caso del territorio venezolano, este se encuentra situado sobre las placas Caribe y Suramericana. “El movimiento de la placa Caribe hacia el este con respecto a la Suramericana produce una actividad sísmica significativa” (http://www.funvisis.gob.ve/objetosa/temblortierra/sismosvenezuela.html).
CARACAS, UNA CIUDAD EN RIESGO
Carlos Padrón, director de Gestión de riesgos del Instituto Municipal de Gestión de Riego y Administración de Desastre (Ingrad), organismos adscrito a la alcaldía del Municipio Liberador, fue uno de los ponentes en el simposio, el cual contó con la presencia de estudiantes de la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada (Unefa), de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES) y de voceras y voceros de comunidades.
Durante su disertación, Padrón explicó que por su topografía, Caracas es sensible fenómenos naturales como terremotos, vaguadas, inundaciones y derrumbes. Sostuvo que parte de su vulnerabilidad se debe a la falta de planificación en su crecimiento, por lo que se han tomado medidas a corto plazo “para saldar esta deuda social”.
En este sentido, se refirió al trabajo que realizan en el diseño de los mapas de vulnerabilidad y de riesgos de la ciudad, así como, de la labor que llevan a cabo junto a otras instituciones para “incentivar el conocimiento del riesgo entre sus trabajadores”. Igualmente, se refirió al trabajo formativo en las comunidades, con el propósito de que estas se “apropien del conocimiento preventivo”.
Señaló que además de los problemas coyunturales que puedan afectar a la ciudad, los acontecimientos productos de los fenómenos naturales, “nunca van a dejar de ocurrir”, de allí la necesidad de promover talleres, simposios y charlas con el propósito de formar a la ciudadanía en materia de prevención de riesgos.