La abogada y escritora estadounidense Eva Golinger aseguró que el gobierno norteamericano tuvo una fuerte influencia en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, perpetrado contra el proceso revolucionario que lideraba el presidente Hugo Chávez en Venezuela.
Entrevistada por el Correo del Orinoco, la investigadora reveló que en diciembre 2001 el gobierno estadounidense había escogido a Pedro Carmona Estanga, titular de Fedecámaras para ese entonces y Presidente de la República autodenominado después del golpe, como el “hombre correcto para el momento correcto” en Venezuela.
“Así lo calificaron en un informe desclasificado del Departamento de Estado cuando lo enviaron a Washington para reunirse con altos representantes del gobierno de George W. Bush para preparar los planes del golpe”, asintió.
Adicionalmente, EE.UU envió a Venezuela a principios del 2002 al embajador Charles Shapiro, quien había estado en Chile durante el golpe contra Salvador Allende y en Centro América durante las guerras sucias en los años ochenta, relató.
“Shapiro era un experto en la desestabilización y venía a Venezuela a cumplir ese objetivo. Shapiro coordinaba los diferentes sectores venezolanos con sus contrapartes estadounidenses para planificar y luego ejecutar el golpe”, apuntó.
Además de la asesoría, la administración Bush también suministró dinero a la derecha golpista para concretar su plan. Golinger reseña que hubo un financiamiento multimillonario a través de varias agencias estadounidenses como la National Endowment for Democracy (NED), el Instituto Republicano Internacional (IRI), el Instituto Demócrata Nacional (NDI), la Federación Sindicalista AFL-CIO, y el Centro Internacional para la Empresa Privada (CIPE), entre otras.
“Estas agencias canalizaron más de 3 millones de dólares en los meses antes del golpe de abril a grupos de la oposición, para ayudarlos organizarse y preparar el escenario político, social y mediático para el golpe”, precisó la investigadora en entrevista con el Correo del Orinoco.
Mencionó entre estos grupos a las opositoras Fedecámaras y la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), así como a las ONG’s Liderazgo y Visión, Momento de Gente, Gente de Petróleo, Consorcio Justicia, Asamblea de Educación, además de partidos como Acción Democrática (AD), Copei, Primero Justicia (PJ) y Un Nuevo Tiempo (UNT).
EL PENTÁGONO TAMBIÉN COLABORÓ
Afirmó la abogada que el Pentágono también estuvo íntimamente involucrado en el golpe de Estado, pues habían captado varios altos oficiales venezolanos y coordinado con ellos la ejecución del golpe y el secuestro del presidente Chávez. “Días previos al golpe, los estadounidenses enviaron un submarino, buques y helicópteros de guerra que fueron ubicados cerca de la costa venezolana con la intención de intervenir militarmente si fuese necesario”, relató.
Golinger argumentó que, de acuerdo a los documentos parcialmente desclasificados que obtuvo por medio de sus investigaciones, La Agencia Central de Inteligencia (CIA) tenía en sus manos los planes detallados del golpe de Estado contra el Presidente Chávez, por lo menos seis días antes de que el mismo fuera ejecutado.
“Según sus propios documentos, sabían quiénes lo iban a ejecutar – sociedad civil, militares disidentes, iglesia católica y medios de comunicación; cómo lo iban a ejecutar – a través de una marcha desde PDVSA que luego sería atacada por francotiradores y violencia”, precisó. Además señaló que habían previsto detener al Presidente junto a varios de los integrantes de su gabinete.
La ejecución de este plan, según estos documentos desclasificados, se llevaría a cabo “en la calle y en el Palacio de Miraflores” durante las primeras semanas de abril 2002, pormenorizó. “Sin duda, ese conocimiento tan profundo de esos sucesos era porque la CIA estaba directamente involucrada en los planes del golpe”, reiteró.
UN OBSTÁCULO PARA EL IMPERIO
Hay indicios que hacen pensar que desde el mismo momento en que Hugo Chávez lazó su candidatura para las elecciones presidenciales en 1998, se convirtió en un obstáculo para el gobierno del norte.
Destaca Golinger que para esa fecha le fue negada una visa que había solicitado para asistir a una entrevista que le realizarían en los Estados Unidos, “porque según Washington, él estaba en una lista de ‘terroristas’ por su papel en la rebelión militar en 1992”.
La investigadora insiste en que aún cuando “siempre lo subestimaban, de igual manera no lo querían en el poder”, pero cuando se dieron cuenta que no era una persona a la que podían comprar, comenzaron los planes para socavar su mandato.
No obstante, resalta que no es sino hasta el año 2000, cuando Chávez comenzó a cumplir con el mandato de la nueva Constitución, con las nuevas leyes habilitantes y el comienzo de la reestructuración de la industria petrolera, que los poderosos intereses comenzaron a actuar para planificar su derrocamiento.
En opinión de la experta, “Washington sabía que actuar rápido para sacar a Chávez del poder”, pues precisamente en ese período Venezuela asumió la presidencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) e impulsó el alza en el precio del barril de crudo. Luego Chávez rechaza la propuesta del Área de Libre Comercio (ALCA) planteada por el presidente Bush en una Cumbre de las Américas celebrada en Quebec, durante el año 2001, y ofrece unas fuertes declaraciones en contra del bombardeo estadounidense contra Afganistán.
LA INJERENCIA NO CESA
Eva Golinger considera que aún después de la desaparición física del líder revolucionario, sigue existiendo la amenaza estadounidense contra la soberanía venezolana. “Mientras haya un gobierno y un pueblo que defienda su soberanía, su independencia y su dignidad propia, Washington estará buscando la forma de socavarlo”, advirtió.
Recordó que Venezuela tiene las reservas petroleras más grandes del mundo y por esa razón el país siempre va a ser blanco de los más poderosos intereses del mundo. “Un gobierno que no entrega sus recursos petroleros a las grandes potencias, sino que más bien los utiliza para el beneficio de su propio pueblo y de manera soberana, siempre estará amenazado por esos intereses foráneos” sentenció.
De hecho, confirmó que el presupuesto del Departamento de Estado para el 2013 incluye más de 4.1 millones de dólares en financiamiento para los grupos venezolanos de derecha, lo que quiere decir que “este año hay más dinero canalizado a grupos opositores en Venezuela a través de Usaid, NED y la CIA”.
La abogada acentúa que no se olvidar que desde 2006 Washington maneja una misión especial de inteligencia para Venezuela que tiene recursos sin límites y reconoce que sus acciones contra Venezuela son completamente secretas y encubiertas.
Por si fuera poco, añade, “siguen las mismas declaraciones agresivas de voceros del gobierno de Obama, poniendo en duda la democracia venezolana y la legitimidad del gobierno”. Concluyó la analista que mediante ese discurso el gobierno norteamericano “siempre busca justificar cualquier acción en contra del gobierno venezolano”.