Al menos 500 manifestantes tomaron las calles del centro de Mineápolis el sábado pidiendo justicia para el joven afrodescendiente Amir Locke, quien fue asesinado en una redada “sin aviso” en su apartamento el miércoles.
El hombre de 22 años recibió tres balazos, dos en el pecho y uno en una muñeca. Posteriormente, fue ingresado en un hospital, donde falleció a causa de múltiples heridas de bala.
La multitud coreaba el nombre de Locke y consignas como “sin justicia, no hay paz” y “Las vidas negras importan” (Black Lives Matter), exigiendo la justicia racional y la prohibición incondicional de las órdenes de arresto, y denunciando la violencia policial contra los negros, que han sido atacados de manera desproporcionada por tácticas policiales discriminatorias.
Asimismo, pidieron la destitución y el arresto de los oficiales involucrados en el tiroteo, en específico, el oficial que disparó a Locke, identificado como Mark Hanneman.
Es más, reclamaron la renuncia del alcalde de Mineápolis, Jacob Frey, y la jefa de la Policía de la ciudad, Amelia Huffman.
Un vídeo de una cámara de seguridad muestra a policías inmovilizando boca abajo a un joven negro durante más de 30 minutos, antes de morir por asfixia.
La muerte de Amir Locke exacerbó la tensión en la ciudad donde hace casi dos años George Floyd, un hombre afroamericano desarmado, fue asesinado brutalmente por un agente blanco.
Floyd, un hombre de 46 años, murió el 25 de mayo de 2020, asfixiado después de estar al menos 10 minutos boca abajo contra el suelo, con la rodilla del policía Chauvin presionándole el cuello.
La muerte de Floyd desató manifestaciones en todo el país en denuncia de la violencia policial contra las minorías, especialmente los afroamericanos. También, varios países y organizaciones internacionales mostraron su rechazo al asesinato de Floyd y exigieron a la Casa Blanca que ponga freno al asesinato de afrodescendientes a manos de agentes policiales.
En el caso de Locke, sus padres, Andre Locke y Karen Wells, dijeron el viernes en una rueda de prensa que su hijo era un ciudadano respetuoso de la ley y respetuoso con todos, incluida la policía. Wells dijo que algunos de sus familiares estaban con las fuerzas del orden y que habían entrenado a Locke sobre cómo actuar en los encuentros con los oficiales debido al peligro para los “hombres negros desarmados”.
Por su parte, Jeff Storms, un abogado que representa a la familia de Locke, también dijo que Locke no fue nombrado sospechoso en la orden que produjo su muerte; tampoco residía en el apartamento.